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Hypatia, la oradora legendaria que luchó contra la oscuridad
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Álvaro Van den Brule

Empecemos por los principios

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Álvaro Van den Brule

Hypatia, la oradora legendaria que luchó contra la oscuridad

"Comprender las cosas que nos rodean es la mejor preparación para comprender las cosas que hay más allá". (Hypatia)Mientras los visigodos cruzaban el Danubio por el

Foto: Hypatia, la oradora legendaria que luchó contra la oscuridad
Hypatia, la oradora legendaria que luchó contra la oscuridad

"Comprender las cosas que nos rodean es la mejor preparación para comprender las cosas que hay más allá". (Hypatia)

Mientras los visigodos cruzaban el Danubio por el norte en dirección a Roma en el siglo IV y se adentraban profundamente en el otrora más potente imperio de la antigüedad conocida, navegantes polinesios navegaban hacia el este conjurando la incertidumbre de un océano inabarcable. En Egipto se vivía un esplendor crepuscular durante la égida de los Tolomeos y los avances culturales se consolidaban a través de la estabilidad dada por estos faraones de corte griego, herederos del gran Alejandro.

Maneton legó a Heródoto y este a la posteridad lo que hoy entendemos como una unidad histórica a los más de cuatro mil años de este no suficientemente conocido imperio llamado Egipto. Alejandría albergaba e integraba en aquella época todas las corrientes que la fueron fortaleciendo y ellas le aportaron su esplendor en una evolución sin precedentes.

Por el decreto grabado en la piedra Rosetta a instancias de Tolomeo V, escrito tambien en griego, se ve la paulatina helenización de este longevo imperio. Por aquel entonces una mujer con luz propia brillaría de manera singular.

Una mujer en el olvido

La ley del silencio que injustamente sepultó a Hypatia en los bucles del olvido ha permitido con el paso de los siglos desvelar la grandeza de un personaje esencial, sin el que la historia no sería la misma. Esta astrónoma, filósofa y humanista de las que pensaba que el bien común debería de ser una consecuencia de un sentimiento más amplio de universalidad; es probablemente el más famoso matemático de la época greco-romana.

Una afición compartida entre padre e hija; la redacción conjunta de las once observaciones hechas al mítico Almagesto, conjunto de libros escritos por Ptolomeo del cual lamentablemente solo queda un ejemplar -el III-, que reposa en Florencia en la galería de los Médicis, provocó una vocación inapelable en su hija.

Un modelo muy mejorado de astrolabio y un hidrómetro fueron parte de sus grandes aportaciones

En el famoso Serapeum (templo de bellísima factura que albergaba la sincrética apuesta de fusión entre las culturas helénica y egipcia) impartía clases de filosofía neoplatónica y de entre sus centenares de alumnos destacaban el que sería gobernador de Alejandría, Orestes, y Cirilo el que más tarde fue el obispo y presumible mano instigadora del que sería uno de los crímenes más famosos de la antigüedad. Al parecer un intento de aproximación sentimental por parte de Cirilo fue discretamente rechazado por Hypatia. Esta "afrenta" no caería en saco roto, y más cuando Orestes era cada día más candidato al corazón de la filosofa.

Un modelo muy mejorado de astrolabio (aparato de uso frecuente entre la marinería de la época que permitía averiguar la latitud y por ende la hora o viceversa) y un hidrómetro (un diseño temprano de medidor de la densidad de los líquidos) fueron una parte de sus grandes aportaciones.

Theón el filósofo fue el padre de Hypatia (en griego, "la más grande"). Hombre de esmerada educación, políglota, de aristocracia añeja y humanista multidisciplinar, proyectó y cultivó en su hija todo aquello que naciera de su inquietud exploradora, impulsó este, frecuente en la joven y la supervisó de manera estricta y al tiempo generosa en su camino hacia el conocimiento.
 
La academia de Atenas la distinguió con la corona de laureles, distinción esta que nunca había sido otorgada a una mujer hasta entonces y su cartografía de los cuerpos celestes fue la mas avanzada jamás conocida hasta entonces.

Heredera de la escuela neoplatónica de Plotino (inspirador por antonomasia de Hypatia), convocaba a las puertas de su casa sin pretenderlo a docenas de curiosos a diario pues tenia legión de seguidores entregados. Su fama como oradora era legendaria y además, era una maestra carismática.

Su avanzada amplitud de miras creó enojo en las filas de los que siempre han preferido que se vea la existencia por una mirilla y a ser posible a distancia de ella. Era una época en la que el cristianismo temprano ya apuntaba maneras y templaba armas contra el poder civil. Las cosas se precipitaron durante uno de esos momentos irrepetibles de la historia y en un ambiente poco propicio para el ejercicio de la ciencia y su natural inercia como elemento de creación. Alguien pensó en que esto no se debía de permitir y con una visión algo estrábica alimentó un mito para la posteridad.

El final de una leyenda

Hypatia era cristiana en esencia aunque disidente militante y su escuela Neoplatónica en Alejandría estaba abierta para quien quisiera debatir fuera del credo que fuera. Las fuerzas vivas del cristianismo -desde el 391, religión oficial y única del Imperio Romano–, entendían que todo aquello que supusiera una desviación del pensamiento único, conocimiento científico incluido, podría ser susceptible de albergar motivo de sospecha y se le auguraba un destino de futuro incierto.

Innumerables obras de valor incalculable se volatilizaron

Las cosas empezaron a complicarse en los tiempos de Teófilo de Alejandría, clérigo de mayor rango en la ciudad y muy influyente en la aristocracia local. Este "hombre de Dios" fue autorizado por el propio emperador Teodosio a demoler todos los recintos paganos de Alejandría, entre los que se encontraban el Serapeum y gran parte de la famosa Biblioteca, lo que provocó sangrientos enfrentamientos entre paganos y cristianos. En lugar del Serapeum se construyó una iglesia en honor a San Juan Bautista con las mismas piedras del templo derruido. Innumerables obras de valor incalculable procedentes del acumulado de conocimientos humanos y respetados durante siglos se volatilizaron al amparo de la noche oscura.

Las conversiones al cristianismo comenzaron a tener un ritmo inusual dadas las circunstancias, mas Hypatia y su cultivado pensamiento se abstuvieron de claudicar. La afortunada intervención del gobernador romano Orestes la salvó en más de una ocasión de ser pasto de la turba. Pero tenía un radical adversario y ex pretendiente algo rencoroso en el obispo Cirilo que alimentó contra ella toda clase de bulos e infamias.

En el mes de octubre del año 412 ocurre algo que cambiaría el equilibrio de poder tan escrupulosamente observado hasta ese momento: Es elegido obispo de Alejandría Cirilo, sobrino de Teófilo, hombre de carácter impetuoso violento. Se trata de una elección conflictiva, que enfrenta a dos facciones eclesiásticas. Una parte del clero prefiere a Timoteo, mano derecha del fallecido Teofilo y hombre conciliatorio, que además cuenta con el apoyo del comandante militar en jefe como representante del poder imperial.

Su trágica muerte a manos de una horda de creyentes marcó un punto de inflexión

Finalmente vence Cirilo, que buscará y conseguirá una ampliación gradual, pero importante, de competencia eclesiástica en asuntos civiles. En este escenario promueve una cruzada por la pureza de la fe y expulsa a los herejes y a los judíos fuera de la ciudad. El caso es que de la noche a la mañana a Hypatia la convirtieron por arte de magia en hechicera. El amor por la erudición y sabiduría le crearon envidias incurables en mentes acomplejadas y sin más destino que el de la obediencia sin razonamiento.

Su trágica muerte a manos de una horda de creyentes en la tolerancia cero marcó un punto de inflexión entre la fe que surge de la convicción y la que aparece de manera más espontánea cuando el miedo llama a tus puertas. Hypatia dividió la sociedad de su época entre los que la veían como un oráculo de luz y los que la percibían como una embajadora de las tinieblas". Su crimen alimento una fuga de cerebros sin precedentes y a falta de debate, la decadencia intelectual se apoderó de la ciudad.

Un manto de silencio cubrió la historia

El concilio de Nicea en el 325 de nuestra era y la aplicación de sus conclusiones en todo el imperio supuso el fin del arrianismo y de cualquier otro atisbo de disidencia –con ligeras excepciones– durante más de mil quinientos años.

Veinte siglos más tarde aquel emergente grupo que pretendía ser el adalid de una doctrina presidida por el amor universal se ha convertido en un influyente grupo de presión que ha dilapidado el elevado prestigio moral de quien fue su inspirador.

Hypatia sigue vigente. El valor que nos transmite está impreso en su testimonio de dignidad y valor ante las fuerzas de lo irracional. Durante su existencia se fertilizaron los campos del conocimiento con su clarividente mirada hacia lo ignoto y su sabiduría conquistó las mentes de sus admiradores entonces y en la posteridad.

"Comprender las cosas que nos rodean es la mejor preparación para comprender las cosas que hay más allá". (Hypatia)