"Nada de educación sexual en la escuela; si quieren aprender, que lean literatura rusa"

“Estoy totalmente en contra de cualquier tipo de educación sexual en las escuelas porque es inaceptable permitir los contenidos que corrompen a los niños”. Así de tajante se mostró el Defensor del Menor en Rusia, Pavel Astakhov, en una reciente entrevista televisiva en la que declarósu propósito de impulsar una ley preventiva para garantizar que a ningún profesor se le ocurra la idea de “colar” la educación sexual en las aulas.

En un ejercicio de inocencia calculada, el político ultraortodoxo animó a los docentes y padres a recurrir a los clásicos de la literatura rusa como alternativa, pues en sus obras se encuentra “la mejor educación sexual que se pueda dar” a los escolares. Esta no es la única polémica protagonizada por Astakhov, que en los últimos meses ha ganado varios galones en el Kremlin por su férrea defensa de la polémica ley antigay. Y no por su capacidad para ofrecer sesudos argumentos, sino por sus airados insultos públicos hacia las personas homosexuales.

La última provocativa ocurrencia del Defensor del Menor ruso tampoco denota en él un conocimiento demasiado profundo de obras como Lolita de Nabokov, Annna Karenina de Tolstoy, Eugenio Oneguin de Pushkin o Las tres hermanas de Chéjov. Al menos si se le exculpa del maquiavelismo tan incrustado en la sociedad en tiempos de vacas flacas y competitividad fratricida, pues el violento triunfo del thanatos sobre el eros no parece “la mejor educación que se pueda dar” a un menor. Esto en lo que a la inteligencia emocional sobre las relaciones se refiere, pues nada que decir de los métodos anticonceptivos, por mucho que hayan repuntado los casos de VIH entre la población rusa.

Elogio de la castidad

A pesar de las desgarradoras historias narradas en estas obras maestras Astakhov no dudó en convencer a la audiencia de que “se debe educar a los niños en la castidad y en los valores de la familia”. Estas competencias, y todo lo que se necesita saber sobre el amor y las relaciones de pareja, insiste, “está ahí, en la literatura”.

Esta peculiar forma de defender los derechos de los niños se suma a otras no menos obsesivas. Hace apenas dos meses, el parlamento ruso aprobó una ley para proteger a los menores de la propaganda gay, entendiendo esta última como cualquier contenido informativo que pueda llevarles a relacionar la homosexualidad con una tendencia sexual normal o aceptada socialmente. Visto esto, nada que objetar sobre la encolerizada campaña de Astakhov contra la adopción de niños rusos huérfanos por parte de ciudadanos estadounidenses (y es que en EEUU campan a sus anchas los mensajes progays…).

El elogio de la castidad va a necesitar algo más que la prohibición y la censura para convencer a una juventud no poco promiscua. Según refleja Focus-Media, la gran mayoría de las encuestas muestran que el 90% de los menores de 17 años ya han mantenido relaciones sexuales. Una realidad que, sin la información sexual adecuada, puede tener consecuencias desastrosas, ya no solo en forma de embarazos indeseados, sino en la propagación incontrolada del VIH, que ya afecta a más de un millón de rusos, de los cuales el 50% lo contrajeron por mantener relaciones sexuales sin protección.