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Las cualidades definitivas para ser un buen jefe en 2013
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Iván Gil

Empecemos por los principios

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Iván Gil

Las cualidades definitivas para ser un buen jefe en 2013

Las nuevas dinámicas del mercado laboral no sólo obligan a los trabajadores a desarrollar nuevas competencias, sino también a los jefes y directivos

Foto: Los jefes deben desarrollar una comunicación positiva con sus subordinados para motivarlos y mejorar su rendimiento. (Corbis)
Los jefes deben desarrollar una comunicación positiva con sus subordinados para motivarlos y mejorar su rendimiento. (Corbis)

Las nuevas dinámicas del mercado laboral, debidas al actual contexto de crisis y de adaptación a los cambios del entorno (tecnológico y de consumo), ha provocado que las empresas demanden también nuevas competencias y aptitudes a sus trabajadores. Una necesaria evolución que deben asumir igualmente los empresarios y demás cuadros directivos, aunque en otros términos, según defiende el profesor y actual director del instituto suizo Essential Management, Xavier Camby, en su último libro titulado 48 claves para una gestión sostenible (48 clés pour un management durable, editado por Yves Briend).

Después de haber analizado las prácticas y técnicas de gestión de más de 8.000 directivos desde el inicio de la crisis, Camby ha llegado a la conclusión de que “el mánager nunca fue tan crucial y necesario para la buena marcha de una organización empresarial en momentos de dificultades, al tiempo que nunca antes hubo que adaptarse tan rápido a los nuevos requisitos”. Una situación que se debe a la aceleración de los cambios globales, el clima laboral y económico general y la rápida rotación de los equipos que hace difícil identificar con el suficiente tiempo de antelación a los trabajadores que escalarán en la jerarquía laboral.

El ‘jefe-planificador’, una figura en extinción

La concepción tradicional de los jefes como las personas encargadas de organizar o, incluso de controlar, ha perdido casi todo su sentido en la actualidad. Para los expertos en sociología de las organizaciones empresariales, los superiores deben abandonar su rol de planificadores, ya que es menos necesario debido a las nuevas cualidades requeridas a los trabajadores y al entorno laboral generado por la potenciación del trabajo en equipo.

Este cambio se debe también a que la información de las funciones y objetivos de cada trabajador deben ser conocidos y compartidos por toda la plantilla. Un reto que va en contra de la falta de transparencia y la ocultación de información que puede ser del interés de los trabajadores para el correcto desempeño de sus labores. Por tanto, se han impuesto una serie de nuevas competencias que cualquier dirigente debería asumir y que se resumen en cuatro características concretas que el consultor en liderazgo cita en su último libro.

Saber transmitir los conocimientos necesarios y el know-how. Para poder delegar funciones en los trabajadores, es preciso ser generosos con ellos a nivel de transmisión de conocimientos y ayudarlos para que sepan desenvolverse solos y de la mejor forma posible cuanto antes. “Si trasmitimos todo lo que sabemos saldremos ganando”, asegura el consultor. Sin embargo, el autor reconoce que no siempre es fácil asumir esta máxima porque está demasiado extendida la idea de que si les enseño todo lo que sé a mis los trabajadores que están por debajo de mi escala podrán llegar a superarme. Un “miedo irracional” del que nos debemos liberar.

Humildad y cooperación. Para poder delegar hay que saber valorar a los subordinados, como comentábamos en el primer punto, algo que nunca se conseguirá si no tenemos la suficiente humildad como para depositar un voto de confianza en los demás. Hoy en día, y sobre todo cuando la empresa pasa por una situación difícil, la humildad es una herramienta mucho más fructífera que el férreo control de mando para que el equipo al que dirige un jefe crea en éste, se involucre y sea más cooperativo.  

La autoridad no se gana automáticamente detentando poder, sino mediante el reconocimiento de los subordinados. Un aprecio que sólo se conseguirá ejerciendo una influencia positiva en ellos a partir del desarrollo de las cualidades anteriormente citadas. Una cuestión clave debido a que el deterioro del mercado laboral por las dificultades económicas impuestas por la crisis está siendo acompañado de una deterioro de la imagen de los jefes y cuadros superiores, según han ratificado la mayoría de encuestas. En este contexto, lo que marca la diferencia para que todos los integrantes de una empresa aumenten sus esfuerzos y logren sacarla adelante son las cualidades personales de sus dirigentes. 

Las nuevas dinámicas del mercado laboral, debidas al actual contexto de crisis y de adaptación a los cambios del entorno (tecnológico y de consumo), ha provocado que las empresas demanden también nuevas competencias y aptitudes a sus trabajadores. Una necesaria evolución que deben asumir igualmente los empresarios y demás cuadros directivos, aunque en otros términos, según defiende el profesor y actual director del instituto suizo Essential Management, Xavier Camby, en su último libro titulado 48 claves para una gestión sostenible (48 clés pour un management durable, editado por Yves Briend).

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