Si puede Supernanny, ¿cómo no va a poder tu empresa?

¿Recordáis que hace unas semanas decíamos en este blog que la reforma laboral no sería realmente revolucionaria sin un cambio cultural que pusiese fin a muchos de los usos y costumbres del mundo corporativo español? Muchos estuvisteis de acuerdo y me animasteis a profundizar en el asunto, así que lo hice. Y, teoría tras teoría, uno acaba topándose siempre con la misma cuestión: ¿Cómo se consigue modificar esos hábitos tan arraigados que frenan nuestra productividad? ¿Cómo se tunea la cultura de una empresa? ¿Cómo se logra vencer la resistencia natural del ser humano al cambio para mejorar nuestra competitividad?

En realidad, estas preguntas nos llevan de golpe y porrazo a la puerta de cualquier empresa que alguna vez se haya planteado que necesita incidir en la actuación de sus empleados para lograr mejorar sus resultados, su servicio a los clientes o sobrevivir a una fusión. Pero también a la misma esencia del cerebro humano. De ahí que se hayan puesto en marcha diferentes iniciativas para aplicar las teorías de la neurociencia en el ámbito empresarial. Os cuento.