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¿Me lanzo o no me lanzo a hacer un máster cumplidos los 40?
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Sonia Franco

Pase sin Llamar

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Sonia Franco

¿Me lanzo o no me lanzo a hacer un máster cumplidos los 40?

En diez días tengo que tomar una decisión y estoy hecha un lío. Tengo fichado un programa de posgrado que representaría un complemento interesante a mi

En diez días tengo que tomar una decisión y estoy hecha un lío. Tengo fichado un programa de posgrado que representaría un complemento interesante a mi formación/trayectoria, pero que supondría una inversión en tiempo (sacrificar los fines de semana) y dinero (tocar los ahorrillos en tiempos como los que corren asusta).

Aún indecisa, hago la entrevista con la escuela de negocios (una de las más prestigiosas de España) y me admiten. Todavía en un mar de dudas, pido beca y me la dan. Llegados a este punto, sólo me queda comprometerme y pagar. ¿Qué hago?

Agradezco la literatura sobre la materia que en las últimas semanas, por ser el principio de curso, se agolpa en los periódicos. Veamos.

Del "Extra de Formación y Empleo" de El País, mi intuición inicial de apuntarme al programa sale reforzada.  El título importa: “Se acabó la idea de que una persona se forma, busca un trabajo y se acabó. La renovación de la formación es fundamental para mantenerse en el mercado laboral”. Todos los expertos recomiendan invertir en formación. “Hoy en día ni siquiera se concibe que un profesional se estanque en su formación universitaria inicial, como no se entiende que no sepa idiomas o que no se sienta cómodo con la innovación, las nuevas tecnologías y las redes sociales”.

Muy pocos programas garantizan un empleo en tiempos de crisis, pero sí aumentan la empleabilidad

Vale, vale, lo pillo. Voy a mi currículum a comprobar la última vez que hice un posgrado. Ups, el año 2000. Ya es hora.

El "Especial Formación de Directivos" de Expansión me asegura que la mejor defensa contra la recesión es un máster. Y añade que, precisamente este curso, las escuelas de negocios apuestan por programas con calendarios más cortos (el mío es de seis meses), precios que se mantienen (doy fe) y materias a la carta en función de las necesidades del alumno y la empresa (en el caso de mi programa, se inició hace tan sólo dos años debido a una demanda de las propias compañías). Así que me lo creo.

Y el suplemento de "Emprendedores" y "Empleo" de El Mundo me obliga a hacerme las preguntas clave. ¿Soy una de esas personas que busca simplemente un aumento de sueldo o un adorno en el currículum? Noooooo. ¿Mi motivación es profundizar conocimientos y/o desarrollar nuevas habilidades? Sí. ¿Realmente me hace falta? Pues ahí está la clave. Pero ellos mismos lo contestan: “Para alumnos más senior (qué le vamos a hacer…) con carreras más consolidadas el objetivo es buscar conocimientos para desempeñar mejor su labor y contactos para potenciar su rendimiento profesional”. ¡Exacto!

A lo largo de mis lecturas, aparecen otras conclusiones interesantes: los profesionales con estudios de posgrado alcanzan responsabilidades y retribuciones mayores; a partir de los 50 quiénes tienen un máster pueden llegar a ganar 2,4 veces más; muy pocos programas garantizan un empleo en tiempos de crisis, pero aumentan la empleabilidad…

Aparco los periódicos. Estoy decidida en un 80% a matricularme. Entonces, empieza a preocuparme la edad. Pasados los 40, ¿será demasiado tarde? Aparto esta idea de inmediato: me queda más de la mitad de mi vida profesional y, por mucho que el mercado prefiera en muchos casos a los de 30, los demás no podemos rendirnos. Y seguir formándonos es una forma de demostrarlo.

Esta reflexión me hace sentirme convencida al 90%. Claro que, si me apunto, tendré que desatender a mi familia, mi nuevo proyecto de novela, este blog… Tampoco es tan grave y, al fin y al cabo, son sólo tres meses.

Ya estoy en el 97%. Con el teléfono en la mano para llamar a la escuela, me entra una última duda, que esta vez formulo en voz alta delante de mi chico:

­­—¿Y si al final no me gusta el programa y me decepciona?

—Pues habrás perdido algo de tiempo y algo de dinero. ¿Y qué?

Él siempre tan sensato.

Así que ya sólo me queda hacer la transferencia… Preparados, listos, ¿ya?

En diez días tengo que tomar una decisión y estoy hecha un lío. Tengo fichado un programa de posgrado que representaría un complemento interesante a mi formación/trayectoria, pero que supondría una inversión en tiempo (sacrificar los fines de semana) y dinero (tocar los ahorrillos en tiempos como los que corren asusta).