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¿Hasta dónde debo controlar lo que mi hijo hace en las redes sociales?
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David Pulido

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¿Hasta dónde debo controlar lo que mi hijo hace en las redes sociales?

Son muchos los padres que nos preguntan en consulta acerca del uso que sus hijos adolescentes hacen de las redes sociales. Asumido ya que internet es

Son muchos los padres que nos preguntan en consulta acerca del uso que sus hijos adolescentes hacen de las redes sociales. Asumido ya que internet es la vía más frecuente de comunicación entre los adolescentes, los padres se preguntan cuál debe ser el papel que ellos desempeñen. ¿Deben imponer algún tipo de vigilancia sobre sus relaciones sociales en el mundo virtual o deben darles total autonomía?

La pregunta es tramposa como casi siempre que planteamos las cosas en términos de todo o nada. Tratar de controlar cada interacción que se produzca en la red, llegando incluso a prohibir una actividad tan popular, sólo consigue crear conflictos y que no hagan suya la norma: acabarán abriéndose otro perfil secreto o modulando la privacidad para que no puedan ser controlados.

La clave es entender el espacio virtual como un espacio real de interacción entre los adolescentes

También perderemos una oportunidad de ayudar a nuestro hijo en su proceso de socialización, puesto que un buen uso de las redes es positivo para que el adolescente adquiera habilidades sociales, desarrolle aficiones y consolide su grupo de amigos. El prohibir y el espiar no permitirá que ese control sea una ayuda para nuestro hijo. Recordemos que para el adolescente es vital sentirse con la confianza de los padres a la hora de ir estableciendo su propio entorno.

¿Una sociedad sin adultos?

La opción de dejarles totalmente a su aire, sin esa guía, tampoco es adecuada. No saber quiénes son los amigos de nuestros hijos, qué hacen, qué les preocupa, nos distancia de ellos. Y sin estar pendientes de su vida virtual hoy en día no podemos conocer su vida social ni quién es nuestro hijo. Las redes sociales no pueden ser como la isla de la novela de Golding El señor de las moscas, una sociedad sin adultos, con adolescentes imponiendo sus propias normas sobre otros. En las redes sociales donde sólo entran menores, la gramática no existe, las relaciones son muy superficiales y las interacciones en muchos casos son inadecuadas. Sin poner límites, sin ser referencia para ellos, tampoco les ayudamos a crecer.

¿Cómo deben entonces ejercer control los padres sobre un mundo que hace diez años no existía y donde los hijos les dan mil vueltas?

La clave es entender el espacio virtual como un espacio real de interacción entre los adolescentes. Imaginando que cada vez que se conectan lo que están haciendo es abriendo su habitación para que su grupo de amigos entre a pasar el rato, a hablar, a ponerse música y a compartir experiencias.

Tienen que saber que la confianza se gana y que si son responsables tendrán más autonomía

Con esta comparación es mucho más fácil guiarnos por el sentido común a la hora de pautar sus relaciones. Así, por ejemplo, si no dejamos que nuestros hijos queden con sus amigos a la una de la mañana, no debemos dejar que usen las redes sociales de madrugada. Si cuando salen no les espiamos pero demandamos saber con quiénes van ¿por qué no saber quiénes son los contactos que tienen en sus perfiles?

Pautas de actuación

Obviamente, el mundo virtual no tiene las mismas condiciones que las conductas sociales reales: la inmediatez de respuesta, la multidifusión y permanencia en internet de sus interacciones y, sobre todo, la enorme accesibilidad que tienen desde cualquier parte a través del móvil a esa “habitación”, supone nuevas dificultades a la hora de poder controlar, pero si partimos de este símil podemos aplicar las mismas pautas que en el resto de sus relaciones.

- ¿Qué debo ver y qué no de su muro? La privacidad depende de la edad del adolescente. Así como entendemos que con un chaval de dieciocho años no debemos estar presentes en sus conversaciones en el entorno real, no podemos pedirles que nos lean sus muros o sus mensajes en la red, pero sí preguntar quiénes son sus contactos o su actividad más general. En cambio, si tiene catorce, al igual que entramos de vez en cuando en el cuarto a ver qué hace, también podemos entrar con ellos en su perfil o preguntarles con más detalle. Deben entender que la confianza se gana y que además de la edad será la responsabilidad de sus acciones pasadas las que determinen que tengan mayor o menor autonomía. En situaciones de riesgo, tener total acceso a su perfil puede ser vital para solucionar un problema complicado.

- ¿Cuándo deben usarlo? Hay que poner horarios y restricciones al uso de las redes sociales, no cayendo en la trampa de que "sólo es un segundo" o que lo hacen desde el mismo móvil. Las redes sociales no deben usarse en tiempos destinados al estudio o al descanso. Tampoco si estamos estableciendo comunicación con ellos o están en algún momento de reunión familiar, como las comidas. Hay que enseñarles que durante una actividad social en el mundo real no se debe estar usando a la vez las redes sociales, que siempre será de menor enriquecimiento para el menor.

- ¿Cómo debo ver su perfil? Depende, de nuevo, de la edad del menor y de la relación previa que tengamos con él. Hacerse un perfil propio y ser contacto de nuestros hijos es muy útil, sobre todo si el adolescente nos invita voluntariamente, como cada vez es más habitual en redes sociales donde adultos y adolescentes coexisten. Otra forma es entrar con ellos directamente, sentándonos a su lado mientras las usan como hacemos cuando decidimos participar de alguna actividad de nuestro hijo y sus amigos. Otra vía útil es pedirles ver fotos o vídeos que quieran enseñarnos y aprovechar para hacer alguna pregunta concreta que queramos saber.

- ¿Qué debo comentar del uso que hacen? Igual que en la vida real debemos intervenir preguntando, corrigiendo o reforzando aquello que nos gusta que digan y hagan. Con mano izquierda y sin emitir juicios, podemos comentar qué nos han parecido algunas cosas que hemos leído o recomendar y compartir otras con ellos.

Nunca podemos dejar de estar pendientes, de hablar con nuestros hijos, de conocerlos… Estamos en la era de la revolución de la comunicación, no perdamos la más importante de todas ellas en los albores del mundo virtual: la que debemos tener con nuestros hijos.

Son muchos los padres que nos preguntan en consulta acerca del uso que sus hijos adolescentes hacen de las redes sociales. Asumido ya que internet es la vía más frecuente de comunicación entre los adolescentes, los padres se preguntan cuál debe ser el papel que ellos desempeñen. ¿Deben imponer algún tipo de vigilancia sobre sus relaciones sociales en el mundo virtual o deben darles total autonomía?