Es noticia
Es fácil, barato y tiene muchos efectos: sé agradecido
  1. Alma, Corazón, Vida
  2. Psicólogos 4YOU
Daniel Peña

Psicólogos 4YOU

Por

Es fácil, barato y tiene muchos efectos: sé agradecido

La gratitud nos hace más felices. Es probablemente la forma más barata y eficiente de generar felicidad y positividad a nuestro alrededor. Además, como veremos, cuesta

Todo empieza con un simple gesto, alguien hace algo que nos gusta o nos sorprende y entonces nos sentimos agradecidos. La gratitud trae de la mano la primera descarga de felicidad. Las personas que se sienten agradecidas con más frecuencia son más felices que el resto. Así de sencillo. Además, cuando nos sentimos felices estamos más atentos a los gestos positivos de los demás, creando así una espiral de felicidad y agradecimiento muy recomendable. Investigaciones llevadas a cabo por el equipo de doctor Robert Emmons en la Universidad de California han dejado claro este efecto desde hace años.

Cuando damos las gracias a alguien, le hacemos sentir una persona más valiosa

Después viene la decisión más importante. No siempre que nos sentimos agradecidos damos las gracias. Esta decisión debería ser fácil. Decir “gracias” cansa muy poco, extremadamente poco. Cuando hablamos consumimos unas 70 calorías por hora. Decir “gracias”, si lo decimos despacio y concienzudamente, no nos llevará más de 1 segundo, lo que significa 0,02 calorías por agradecimiento. Cansa más inclinar el teléfono para mirar la pantalla y ¡lo hacemos más de 100 veces al día!

La rentabilidad de la gratitud

Además este sencillo gesto multiplica el valor de la gratitud. Quien recibe el agradecimiento experimenta algo muy especial. Se siente bien, se siente más cerca de nosotros, probablemente sonría o quizá trate de ocultarlo, pero, créanme, se ha sentido genial. Además, durante algún tiempo sentirá unas renovadas ganas de hacer algo por los demás, y si tiene la oportunidad, lo hará.  Al darle las gracias hemos mejorado la percepción de su valor social, le hemos hecho sentir una persona más valiosa, al menos durante unos instantes.

Nos equivocamos cuando pensamos que los demás tienen la obligación de hacer lo que deseamos

La rentabilidad de la gratitud es increíble. Pocas cosas cuestan tan poco y tienen tantos efectos positivos. ¿Por qué no lo hacemos más? ¿Por qué no nos pasamos todo el día dando las gracias? Uno de los principales obstáculos es nuestra tendencia a dar por hecho que los demás deben actuar de acuerdo con nuestros deseos. Así cuando alguien hace algo bueno por nosotros, en la mayor parte de los casos tendemos a pensar que sencillamente hacía lo que debía, lo normal o lo correcto. Sólo cuando algo nos resulta excepcional, cuando alguien nos sorprende dándonos más de lo que esperábamos, solo entonces, damos las gracias. Qué pena ¿no? ¡Cuántas oportunidades desperdiciadas para sentirnos bien!

Personas que pueden elegir

Lo peor es que nos equivocamos. La gente no tiene ninguna obligación de hacer lo que nosotros deseamos. La gente tiene todo el derecho del mundo a no darse cuenta de lo que necesitamos, a no tener ni idea de lo que nos gusta. No pueden leernos el pensamiento y nosotros no siempre somos claros expresando nuestras necesidades y preferencias. Incluso cuando por alguna extraña razón hubieran detectado nuestros deseos, tienen todo el derecho del mundo a no tener ni idea de cómo hacer para satisfacernos. Pero es que, incluso conociendo nuestros deseos y como satisfacerlos, están en su derecho de no querer hacerlo, o no estar dispuestos a hacerlo justo cuando a nosotros nos apetece. Si tenemos esto en cuenta, es probable que haya mucho más que agradecer en nuestro día a día de lo que hasta ahora pensábamos.

Sé que nadie va a pagarte un euro por el tiempo invertido en leer estas líneas, así que muchas gracias

Permítanos una sugerencia. En los próximos días preste atención a las personas con las que se relaciona, familiares, amigos, compañeros de trabajo, las personas que le atienden en el banco, las tiendas o una cafetería. Durante unos días, trate de verles como personas que pueden elegir, como personas que no han firmado ningún contrato con usted para hacerle la vida más fácil. Recuerde que están programados genéticamente para pensar primero en sí mismos y sólo de vez en cuando en los demás. Recuerde que no pueden leerle el pensamiento ni anticiparse a sus necesidades, no es que no quieran, es que no pueden. Viva durante unos días con esta actitud, déjese sorprender por los pequeños gestos, observe a su pareja o amigos. Obsérveles con detalle, intente “pillarles” cada vez que hagan algo bueno por usted. Déjese sorprender por ese momento, podrían haber hecho cualquier cosa y han hecho justo aquello que a usted le gusta, o sencillamente aquello que creen que no va a molestarle. ¿No es para estar agradecido?

El epicentro de la energía

Viva unos días así y observe los resultados. Compruebe los efectos que tiene sobre la calidad de sus relaciones, sobre su felicidad y sobre la de las personas de su alrededor. Es posible que la gratitud genere una onda expansiva de felicidad y motivación a su alrededor y usted tiene la oportunidad cada día de ser el epicentro de esa energía, ¡al bajo coste de 0,02 calorías!.

Ah! por cierto, no podría terminar sin darle las gracias. Gracias por su tiempo. Se perfectamente que tenía un millón de cosas por hacer, probablemente mucho más interesantes que leerme. Gracias también por su atención. Sé perfectamente que junto con este artículo se habrán publicado hoy miles de posts y artículos tremendamente interesantes. Gracias por su interés. Sé perfectamente que nadie va a pagarte un euro por los minutos que ha invertido en leer estas líneas, así que de corazón, muchas, muchísimas gracias.

Todo empieza con un simple gesto, alguien hace algo que nos gusta o nos sorprende y entonces nos sentimos agradecidos. La gratitud trae de la mano la primera descarga de felicidad. Las personas que se sienten agradecidas con más frecuencia son más felices que el resto. Así de sencillo. Además, cuando nos sentimos felices estamos más atentos a los gestos positivos de los demás, creando así una espiral de felicidad y agradecimiento muy recomendable. Investigaciones llevadas a cabo por el equipo de doctor Robert Emmons en la Universidad de California han dejado claro este efecto desde hace años.