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Hay que dar prioridad a la salud pública y a la seguridad alimentaria en la UE
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Hay que dar prioridad a la salud pública y a la seguridad alimentaria en la UE

Hoy es el Día Mundial de la Salud, lo que lleva al comisario de la Unión Europea a reflexionar sobre la importancia de la salud y la alimentación y a explicar sus objetivos para el próximo lustro

Foto: El comisario europeo de Salud y Seguridad Alimentaria, Vytenis Andriukaitis
El comisario europeo de Salud y Seguridad Alimentaria, Vytenis Andriukaitis

Durante mis 23 años como cirujano cardíaco los pacientes solían preguntarme si su enfermedad podría haberse evitado. Mi respuesta respondía a la sabiduría médica convencional: muchas enfermedades crónicas están vinculadas a los estilos de vida y pueden evitarse o retrasarse con una alimentación sana y ejercicio, y con la supresión de los factores de riesgo, incluido el tabaco. Hoy ya no tengo pacientes, tengo 500 millones de ciudadanos de 28 países europeos, a los que, junto con las autoridades nacionales, debo garantizarles que disponen de la mejor salud posible y los alimentos más seguros.

El Día Mundial de la Salud de este año, mi primer año como comisario de Salud y Seguridad Alimentaria de la UE, es una buena oportunidad para que todos reflexionemos sobre la importancia de la salud y los alimentos en nuestra vida cotidiana. Asimismo, quisiera aprovechar esta oportunidad para presentar mis reflexiones sobre mis prioridades para los próximos cinco años, que se centran en tres principios fundamentales: prevención, promoción y protección. Cuanto más focalicemos ahora nuestros sistemas sanitarios en la prevención, menos pagaremos en tratamientos en el futuro. Promover las opciones más saludables significa unos ciudadanos más sanos. Y debemos proteger mejor a los ciudadanos de cualquier crisis alimentaria o sanitaria que pueda surgir.

El abuso y el uso incorrecto de los antibióticos, tanto en humanos como en animales, son responsables de la muerte de 25. 000 pacientes cada año

La seguridad alimentaria, el tema del Día Mundial de la Salud de este año, es el primer factor que contribuye a una sociedad sana. Para mí, una prioridad clave es la protección frente a las crisis alimentarias que potencialmente tienen un gran impacto en la salud pública y la economía. A lo largo de los años hemos construido un sólido acervo legislativo europeo del que podemos estar orgullosos, pero, a partir de ahora, he de concentrarme en garantizar que sigue ajustándose a su objetivo y proporcionando un entorno en el que entre los consumidores europeos reine la confianza en la seguridad de los alimentos y las empresas alimentarias puedan prosperar.

Dos de los más importantes retos que se plantean son cómo afrontar la creciente resistencia a los antibióticos y luchar contra la perturbación de los sistemas endocrinos. La lucha contra la resistencia a los antimicrobianos es una de las mayores amenazas para la salud pública a las que se enfrenta el mundo hoy en día. El abuso y el uso incorrecto de los antibióticos, tanto en humanos como el mundo de los animales, son responsables de la muerte de 25.000 pacientes cada año en la UE. Los gastos efectuados por infecciones resistentes a los medicamentos se calcula ascienden a alrededor de 1.500 millones de euros al año, debido al aumento de los costes de los gastos sanitarios y las pérdidas de productividad. Hemos propuesto legislación y se ha puesto en marcha un plan de acción que estudia formas eficaces de prevenir la propagación de infecciones microbianas y de desarrollar antimicrobianos modernos y seguimos evaluando qué otras medidas deberían adoptarse.

Sobre los alteradores endocrinos, la atención del mundo está puesta en cómo Europa asume el liderazgo en este asunto. Existen opiniones divergentes entre los científicos y reguladores al nivel mundial sobre este relativamente reciente modo de estudiar la toxicidad de las sustancias químicas. Esta es la razón por la que quiero debatir abiertamente esta cuestión con todas las partes interesadas y evaluar cuidadosamente el impacto potencial, antes de llegar a una decisión política.

Otros grandes retos de mi cartera se refieren al logro del justo equilibrio entre la información y la capacidad de elección del consumidor –tomando en consideración las preocupaciones en materia de bienestar animal– y el mantenimiento de un entorno competitivo para que las empresas comercien.

Una producción de alimentos responsable no puede disociarse de unos requisitos económicos y de salud pública. La promoción de la seguridad alimentaria, junto con la dieta saludable y sostenible, puede contribuir a la mejora de la salud de la población, así como a una considerable reducción de los residuos alimentarios.

Durante los próximos cinco años trabajaré para que los ciudadanos de la UE tengan acceso a una asistencia sanitaria asequible y de alta calidad

En lo que respecta a la salud pública, tengo la intención de presentar una herramienta que los países de la UE puedan utilizar para abordar sus respectivos retos, tanto en la promoción de la salud como en la prestación de servicios de asistencia sanitaria. Trabajaré estrechamente con ellos para identificar las áreas en las que pueden introducirse mejoras para reforzar sus sistemas sanitarios. Quiero promover un enfoque político más coherente para las enfermedades crónicas, que representan el 63 % de las muertes en todo el mundo y más del 70 % de los costes de la atención sanitaria en la UE.

Me esforzaré por que se invierta en la prevención de las amenazas transfronterizas graves para la salud, como la gripe pandémica o enfermedades transmitidas por los alimentos (p. ej., la E. coli), garantizando que las herramientas disponibles en la legislación se ajustan a su objetivo y que nuestros ciudadanos están bien protegidos.

Con un desfase de 8,4 años en esperanza de vida entre los países europeos e importantes discrepancias sanitarias entre los niveles de educación, creo que debemos seguir trabajando para reducir las desigualdades en materia de salud y de acceso a la asistencia sanitaria que existen en Europa en la actualidad.

La salud y la seguridad alimentaria están intrínsecamente ligadas a nuestra propia existencia. Durante los próximos cinco años trabajaré para que los ciudadanos de la UE tengan acceso a una asistencia sanitaria asequible y de alta calidad, dispongan de los medios necesarios para poder tener capacidad de decisión real sobre los alimentos que consumen y estén protegidos de las crisis alimentarias y otras amenazas para la salud. Pero un comisario europeo no puede hacerlo solo. En última instancia, únicamente podemos lograr nuestro objetivo de una Unión más sana mediante actuaciones sobre el terreno junto con las autoridades nacionales y todas las partes interesadas.

*Vytenis Andriukaitis es comisario de Salud y Seguridad Alimentaria de la Unión Europea.

Durante mis 23 años como cirujano cardíaco los pacientes solían preguntarme si su enfermedad podría haberse evitado. Mi respuesta respondía a la sabiduría médica convencional: muchas enfermedades crónicas están vinculadas a los estilos de vida y pueden evitarse o retrasarse con una alimentación sana y ejercicio, y con la supresión de los factores de riesgo, incluido el tabaco. Hoy ya no tengo pacientes, tengo 500 millones de ciudadanos de 28 países europeos, a los que, junto con las autoridades nacionales, debo garantizarles que disponen de la mejor salud posible y los alimentos más seguros.

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