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Una guía realista para triunfar en la gran empresa contemporánea
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Esteban Hernández

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Una guía realista para triunfar en la gran empresa contemporánea

Lo primero que hay que saber es que la imagen es más importante que el producto y la apariencia más que la calidad del trabajo. A partir de ahí se abren un montón de posibilidades de éxito

Foto: Un 'slim fit': guapo, confiado, exitoso y, seguramente, cachas. (iStock)
Un 'slim fit': guapo, confiado, exitoso y, seguramente, cachas. (iStock)

Siempre has pensado que la esencia de una carrera profesional exitosa es realizar un buen trabajo, sacar partido a tus conocimientos y cumplir con brillantez tu cometido. Olvídate, eso no te va a llevar a ningún lado. Como deberías saber a estas alturas, el triunfo en la gran empresa contemporánea tiene que ver mucho más con parecer que con ser. Así lo explica en 'The triumph of emptiness' (Oxford University Press) Mats Alvesson, profesor de la School of Economics and Management de la universidad de Lund (Suecia), quien insiste en que la marca termina siendo más importante que el producto, la apariencia más que la sustancia, la actitud más que la calidad del trabajo y la imagen más que la profesionalidad. El foco está puesto en la superficie, de modo que más vale que aprendas a jugar el juego, y rápido. Aquí tienes unos cuantos consejos:

Cuida tu cuerpo

El deporte tiene un efecto positivo para tu marca personal porque genera un 'efecto halo', asegura André Spicer, profesor de la City University de Londres: “La tendencia a asociar rasgos o cualidades morales al aspecto físico está muy presente, de modo que perciben a las personas delgadas como cualificadas y disciplinadas y a las gordas como perezosas y desmotivadas. También creen que a los fumadores les falta fuerza de voluntad”.

Daban la sensación de ser guerreros corporativos, gente con la ambición y energía suficientes para hacer lo que fuera por la empresa

El físico, además de generar un juicio inmediato sobre tus cualidades personales, también subraya tu actitud en el trabajo. Como me contaba un expatriado español que fue destinado a una 'joint venture' internacional, en su nueva oficina se encontró con unos especímenes que denominaba los 'slim fit': eran esbeltos y formales, con un ligero tono moreno en la cara “sin llegar al de la gente de campo”, y lucían barba cuidada; vestían ropa moderna que les quedaba como un guante y que dejaba apreciar su forma atlética y su torso musculoso; tenían andares decididos y caminaban con las piernas un poco arqueadas, “como si acabaran de descender del caballo”; y su forma de presentarse denotaba decisión y seguridad en sí mismos. El expatriado se reía mucho de su aspecto, pero eran ellos los que acababan triunfando, porque daban la sensación de ser guerreros corporativos, gente con la ambición y la energía suficientes para hacer lo que sea por la empresa, y eso suele funcionar muy bien.

Si no eres joven, tienes que cuidar aún más tu cuerpo, porque como las señales de la edad empiecen a notarse en demasía, pensarán que eres viejo, y que por tanto te has quedado obsoleto, también para tu trabajo. A nadie le gusta tener al lado a alguien que parece viejo, y a la alta dirección menos.

Te gusta correr maratones

Cuentan las malas lenguas que un directivo de una gran empresa española, tras ser despedido con una pensión estratosférica, de esas que te permiten vivir durante varias generaciones, celebraba la situación diciendo que “me voy a casa, pero no tendré que aguantar al CEO y además os voy a sacar quince minutos en la próxima maratón”. Más allá de la veracidad de la anécdota, probablemente cierta, ese es un tipo de actitud que refleja con precisión la obsesión por la competición en zapatillas de deporte que se vive en la gran empresa contemporánea. Los maratones y el triatlón están muy de moda. Según Spicer, “el número de directores generales que mencionan en su CV que corren maratones aumentó en un 85% entre 2001 y 2011”.

¿Inconveniente? Que son deportes a los que hay que dedicar mucho tiempo. Si pasas bastantes horas en el trabajo, tienes familia y te gusta disfrutar de algo de tiempo libre, el día no te llegará. Uno tiene la sospecha de que cuando corres maratones y tienes buenas marcas es porque trabajas poco, pero vamos, es sólo una sospecha, ningún estudio lo demuestra. En todo caso, el running y el triatlón son muy populares entre quienes toman las decisiones sobre tu futuro, y siempre es bueno que vean que formas parte de la familia corredora.

Aprende a emplear los términos adecuados

Tendrás que acostumbrarte a utilizar en tus conversaciones palabras que no quieren decir nada en sí mismas o que cada cual entiende según su conveniencia, pero que suenan bien. Han estado de moda, y lo siguen estando, términos como 'valor añadido', 'calidad', 'excelencia', 'responsabilidad' o 'liderazgo', pero quizá el más interesante hoy sea 'estrategia'. Si la alta dirección dice que algo es estratégico, lo que quiere decir es que hay que hacerlo a toda costa, por lo que el concepto siempre está cargado de peso. Es verdad que si lo dices tú (o cualquier cargo intermedio) no tendrá el mismo efecto, pero es el tipo de vocablo que suele dejarte en buen lugar. Ten en cuenta que las personas que emplean estos términos difunden una imagen atractiva de sí mismos y nos hacen creer que están en plena sintonía con los tiempos. Si además eres capaz de mencionar alguna nueva tendencia del management, perfecto.

Eres un innovador. A muerte

Y si no lo eres, da igual. Aprende de los consultores. Ellos no suelen tener grandes ideas, simplemente, como afirma Andrew Sturdy, profesor de Comportamiento Organizacional de la Universidad de Bristol, son brokers del conocimiento, que “utilizan, crean, proporcionan y transforman ideas con el fin de obtener ganancias. Actúan como intermediarios, también a la hora de proporcionar legitimación”. Es decir, cogen ideas y experiencias ya existentes, las visten con grandes promesas, las empaquetan y las venden. Tú puedes hacer lo mismo: copia lo que hacen otros, lo llevas a tu terreno, y dices que es una gran novedad en el sector. Tampoco te harán caso, pero parecerás alguien alineado con la innovación, y eso siempre cotiza.

Hay que estar al tanto de los móviles de los demás y si lucen alguno nuevo, no dudes en comprártelo: la inversión merecerá la pena

Abraza la emoción

Recuérdalo bien, la intuición y lo emocional son el 'new normal'. Nada de razón, nada de argumentos, eso es viejo, pesado y lento. Como dice Matti Hemmi, “perdemos las posibilidades que tenemos por no seguir nuestra intuición. No es que lo emocional asegure los resultados, pero sí cuenta con un porcentaje más alto de aciertos que lo racional. Estamos entrenados para hacer aquello que no nos asusta y no nos atrevemos a profundizar en lo intuitivo. Nos asalta una idea y al segundo siguiente ya estamos tratando de hacer juicios de valor, buscando la forma de protegernos. Pero no deberíamos. No brillamos porque nos da miedo”. Pues eso, como tú crees en ti mismo y sabes que puedes llegar lejos, y en tu corazón anida el deseo de conocer tu verdadero yo, tendrás que actuar en consecuencia, cerrar los ojos y dejarte arrastrar hasta donde tu instinto te lleve. Si fracasas no importa, porque siempre puedes decir que el fracaso es bueno.

Esencial: amas las nuevas tecnologías

Sí, sé que a muchas personas entre la alta dirección le dan lo mismo y se manejan pobremente con ellas, pero a estas alturas ya serás consciente de que nadie lo reconoce. Las nuevas tecnologías son increíbles y tienen soluciones espléndidas para todo. No te asustes, porque lo único que esto suele exigir es comprarte el último iPhone, aprender a manejarlo y a enseñárselo con soltura a los demás, y alabar sus fantásticas funcionalidades. Eso sí, hay que estar al tanto, y si alguien de tu entorno luce algún aparato nuevo, no dudes en comprártelo. La inversión merecerá la pena.

Siempre has pensado que la esencia de una carrera profesional exitosa es realizar un buen trabajo, sacar partido a tus conocimientos y cumplir con brillantez tu cometido. Olvídate, eso no te va a llevar a ningún lado. Como deberías saber a estas alturas, el triunfo en la gran empresa contemporánea tiene que ver mucho más con parecer que con ser. Así lo explica en 'The triumph of emptiness' (Oxford University Press) Mats Alvesson, profesor de la School of Economics and Management de la universidad de Lund (Suecia), quien insiste en que la marca termina siendo más importante que el producto, la apariencia más que la sustancia, la actitud más que la calidad del trabajo y la imagen más que la profesionalidad. El foco está puesto en la superficie, de modo que más vale que aprendas a jugar el juego, y rápido. Aquí tienes unos cuantos consejos:

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