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Crímenes en serie: ¿realidad o ficción?
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Aloña Fernández Larrechi

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Aloña Fernández Larrechi

Crímenes en serie: ¿realidad o ficción?

Un seminario en Toledo aborda la sociología penal utilizando las series de televisión más populares

Foto: Imagen de la serie 'Los Soprano'.
Imagen de la serie 'Los Soprano'.

Si las cadenas de televisión se hubiesen atrevido a programar series sobre un profesor de química de Albuquerque o un italo-americano de Nueva Jersey que se dedica al reciclaje de basuras, es poco probable que los espectadores se hubiesen sentado frente al televisor para ver la evolución de un personaje que quizá se parece demasiado a ellos. Afortunadamente, los creadores suelen decantarse por historias de personajes excepcionales con vidas atractivas y para muchos, buena parte de ese encanto reside en la cantidad de ingredientes criminales que aderecen la producción, ya sean sus protagonistas policías, traficantes de drogas o matones de medio pelo. Pero ¿cuánto se acerca la imagen que ofrece la cultura popular a través de las series de televisión a la criminología y la sociología aplicadas?

Para resolver esa y otras preguntas sobre el trasfondo de algunas de las series más relevantes, a partir de este viernes se celebrará en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de Toledo, el seminario Crímenes en serie: Criminología y sociología penal a través de series de televisión, en el que los participantes se acercarán a los problemas fundamentales de la criminología y la sociología penal. “Tiene mucho de divertimento, pero también de cuestionar las ficciones que damos por reales y las realidades que damos por ficciones, tanto en la televisión como en la vida”, comenta el ideólogo y responsable del seminario de investigación, Manuel Maroto, profesor ayudante de Derecho Penal en la Universidad de Castilla-La Mancha.

“Series como 'Los Soprano', 'The Wire', 'True Detective' o 'Breaking Bad' han acercado al público la importancia de conocer la psicología de los asesinos”

Para Maroto, “la gran mayoría de las series sobre temática criminal ajusta la realidad a sus necesidades narrativas y refuerza o crea estereotipos, aportando poco al problema social del delito”. Sin embargo, para el profesor, esto no es algo que sólo pase en la ficción televisiva: “Los medios también tienden a construir la cuestión penal como una narración generadora de audiencia.”

El rostro del crimen: Walter White y Tony Soprano

El curso analizaráel trasfondo de dos de los personajes más temidos y admirados de los últimos tiempos, Walter White y Tony Soprano. “Series como Los Soprano, The Wire, The Corner, True Detective o Breaking Bad,” señala la penalista y ponente en el seminarioRosario de Vicente, “han acercado al público la criminología y la importancia de conocer la psicología de los asesinos”. Y añade que “la mayoría de las series, con sus actividades ilícitas y conductas desviadas, sirven para entender mejor los fenómenos y situaciones que analiza e investiga la criminología o la sociología penal.”

Sobre la atracción que los personajes malvados ejercen en el público, Manuel Maroto comenta que “hay muchas explicaciones todo tipo, pero quizás los sociólogos funcionalistas (Durkheim, Merton) lo explicaron de la forma más descarnada: para reafirmar valores se necesitan ejemplos de transgresión de los mismos que poder condenar y castigar desde un plano moral. También para crear valores nuevos hace falta quien innove desviándose de los viejos.”

Marginalidad y drogas en The Wire y The Corner

Uno de los creadores que siempre está presente cuando se trata de unir ficción y disciplinas sociales y jurídicas es David Simon. Reportero en The Baltimore Sun durante en los años 80 y 90, el guionista y director alcanzó la fama mundial cuando ya llevábamos unos años en el siglo XXI y el boca-oreja convirtió los DVD de The Wire en algo que ver y de lo que presumir. En su obra maestra, Simon comienza retratando a los traficantes y policías de la ciudad de Baltimore, completando seis años después un complejo fresco en el que se muestra la cara más realista de las instituciones públicas, los sindicatos, la educación o el periodismo.

Pero si se hace un análisis más profundo, las tramas de la serie de HBO pueden ayudar a ilustrar conceptos de las ciencias sociales que para los no expertos pueden resultar un tanto abstractos. O al menos esa es la premisa fundamental de la ponencia del sociólogo Ignacio González Sánchez, que llevará por título The Wire. Castigando a los pobres: Baltimore desde la sociología de Loïc Wacquant.

Para González, “The Wireejemplifica muy bien, al menos, tres de los procesos que estudia Wacquant:la marginalidad avanzada, su segregación en espacios concretos de la ciudady el empleo del sistema penal para gestionar las consecuencias de la pobreza.” A su juicio, la serie conecta con las teorías del sociólogo francés que “señalan cómola aplicación de políticas neoliberales ha provocado un paso del Estado Social al Estado Penal.”

Pero The Wire no es la única producción de Simon en el seminario, ya que el epidemiólogo y profesor de la Universidad Complutense Luis Sordo trabajará sobre The Corner. La serie se centra en una familia de clase media de Baltimore que termina destrozada por las drogas en un barrio en plena degradación. “El mensaje fundamental es enfatizar hasta qué punto el entorno determina las cartas con las que uno sale. El fenómeno de la drogodependencia está determinado por decisiones individuales pero obviamente las cartas que te tocan hace que la probabilidad de que uno decida una cosa u otra cambie”.

La percepción que el espectador tiene de la criminalidad está determinada por el cine o la televisión, y no a través de la experiencia directa

El investigador también destaca la importancia de la espiral de ilegalidad en la que se ven envueltos los protagonistas "la droga es ilegal y convierte en ilegal el entorno en el que se vende, por lo que el precio de las viviendas desciende y el lugar termina convirtiéndose en un gueto para personas menos favorecidas. Y quizá estas personas no habrían tenido ningún contacto con las drogas, pero la pobreza las ha situado en la puerta de su casa".

Tecnología y desarrollo social en ‘Black Mirror’

Pero también hay quienes se acercan a la sociología y la criminología desde un punto de vista más tecnológico. Muestra de ello es Black Mirror, que desde 2011 ha planteado al espectador historias independientes y distópicas que indagan en las consecuencias que tienen en la sociedad las tecnologías y sus avances. Pero la propuesta de Charlie Brooker no es nueva y en ello incidirá el psicólogo y ciberantropólogo Alex Segura Vázquez con su ponencia Black Mirror: el auge de la vigilancia y control en las sociedades postindustriales. En ella tratará de identificar las ideas reflejadas en la serie “desde el concepto de la sociedad de control, al de la sociedad del espectáculo que plantea Guy Debord: cómo la realidad y la representación de la misma se funden, sin permitir distinguir qué es real y qué es un reflejo en la pantalla, algo que al fin y al cabo es la idea básica de la serie y que le da título.”

Para Segura Black Mirror “es una serie que reflexiona sobre la realidad de nuestro tiempo, en la que estamos sufriendo una serie de cambios vertiginosos provocados por el desarrollo tecnológico, que repercuten en prácticas sociales o políticas.” “Estas transformaciones” añade “vienen de la mano de un discurso ingenuo que celebra la tecnología como la solución a todos los problemas. Pero esa idea de progreso también tiene contraindicaciones. Lo que hace Black Mirror es proporcionarnos un espacio de reflexión, para pensar en la tecnología y verla con un sentido crítico.”

La percepción que el espectador tiene de la criminalidad está determinada por la criminología aprendida en el cine o la televisión, y no a través de la experiencia directa ni el análisis académico. A pesar de los riesgos que entrañan las licencias creativas, queda patente con este seminario que son muchas las series de ficción que se han preocupado por evidenciar aspectos importantes de la sociedad, que quizá no son suficientemente relevantes para los medios. Como espectadores, tal y como señala Ignacio González, nuestro trabajo es “entrenar la mirada. Las series no le pueden dar o quitar la razón a una teoría, pero al menos pueden ayudar a entenderlas, y eso no es poco”

Si las cadenas de televisión se hubiesen atrevido a programar series sobre un profesor de química de Albuquerque o un italo-americano de Nueva Jersey que se dedica al reciclaje de basuras, es poco probable que los espectadores se hubiesen sentado frente al televisor para ver la evolución de un personaje que quizá se parece demasiado a ellos. Afortunadamente, los creadores suelen decantarse por historias de personajes excepcionales con vidas atractivas y para muchos, buena parte de ese encanto reside en la cantidad de ingredientes criminales que aderecen la producción, ya sean sus protagonistas policías, traficantes de drogas o matones de medio pelo. Pero ¿cuánto se acerca la imagen que ofrece la cultura popular a través de las series de televisión a la criminología y la sociología aplicadas?