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Las sencillas perversiones sexuales de Roman Polanski
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Carlos Prieto

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Las sencillas perversiones sexuales de Roman Polanski

Roman Polanski y la sexualidad. Se ha escrito tanto sobre las perversiones del director y sobre las derivas perversas de las parejas de sus películas que cualquiera

Foto: El director de cine Roman Polanski
El director de cine Roman Polanski

Roman Polanski y la sexualidad. Se ha escrito tanto sobre las perversiones del director y sobre las derivas perversas de las parejas de sus películas que cualquiera diría que el tema "Polanski y el sexo" es complejísimo. Pues resulta que es un sencillísimo. Tan sencillo y tan arquetípico que asusta: Roman Polanski se lía con sus actrices. Fin del misterio de su vida y del misterio de su cine.

En efecto, si lo ceñimos a los gustos sexuales/sentimentales de Polanksi, el tema no tiene vuelta de hoja: Polanski se enamora (de sus actrices) durante el proceso de elaboración de sus películas. Y ya.

Otra cosa es que sea un tema con tantas capas que el director lo ha podido tratar una y otra vez en sus filmes con distintos enfoques. La Venus de las pieles, que se estrenó ayer, es el enésimo ejemplo: una audición entre un director de teatro y una actriz con deriva masoquista incluida. Sexo, poder, perversión y seducción. Protagonizado, claro, por la esposa de Polanski: la actriz francesa Emmanuelle Seigner.

Porque la biografía amorosa de Polanski es también su biografía cinematográfica. El solapamiento entre su vida sentimental y su obra es de libro. Los castings de sus películas parecen agencias matrimoniales encubiertas. Algo así como: "Estimada amiga. Ha sido usted contratada para protagonizar la próxima película de Roman Polanski. El rodaje comenzará el 17 de abril y su luna de miel con Roman el 1 de junio. Un abrazo muy cordial".

Resumiendo: luces, cámara y... puede besar a la novia. ¿Les suena a chiste? Pues lean esto:

Barbara Kwiatokowska-Lass y la etapa polaca

Polanski en Polonia: 13 cortos y un largo. Formado como actor teatral, filmó su primer cortometraje a los 21 años (La bicicleta, 1955). En 1959 estrenó Cuando los ángeles caen, corto protagonizado por Barbara Kwiatkowska-Lass. La actriz, que tenía 19 años, congenió con el director durante el rodaje. Se liaron y acabaron casándose al poco tiempo. Se divorciaron en 1961.

Cuando los ángeles caen es uno de los trabajos más reconocidos del primer Polanski. Un filme de aires surrealistas y fantasmagóricos en el que se vislumbran ya sus típicas obsesiones: ambientes claustrofóbicos, voyeurismo y alucinaciones varias.

Sharon Tate y la etapa americana

El director dio el salto a Hollywood en 1967 para rodar uno de sus filmes más populares: El baile de los vampiros, parodia de las cintas de licántropos protagonizada por Sharon Tate y Roman Polanski. El director hacia de joven que acaba intimando con la heroína, como ocurría también fuera del plató. Polanski y Tate, que tenía 24 años, se casaron poco después.

Polanski quiso que Tate protagonizara su siguiente filme, La semilla del diablo (1968), pero los productores prefirieron a una jovencísima Mia Farrow. Polanski iba camino de convertirse en el rey de Hollywood, hasta que todo se torció del peor modo posible: la secta de perturbados liderada Charles Manson asesinó a una embarazada Sharon Tate en agosto de 1969.

Nastassja Kinski y el exilio europeo

Tras la tragedia del asesinato de su esposa, Polanski salió de Hollywood durante una temporada. Su regreso en 1974 vino de la mano de una de sus obras mayores: el extraordinario noir revisionista Chinatown. Tres años después estallaría el escándalo sexual (violación a una menor) que le ha perseguido hasta nuestros días. El director escapó de la justicia estadounidense y cerró abruptamente su relación con Hollywood.

Para su primera película tras el escándalo -la francesa Tess (1979)- eligió como protagonista a una jovencísima Nastassja Kinski (1961), con la que mantenía una relación. La cinta, adaptación de una de una de esas novelas victorianas (de Thomas Hardy) con heroína lánguida y atormentada, puso a Kinski en órbita. El amor Polanski/Kinski se consumió tras el estreno.

Polanski dedicó Tess a su esposa asesinada ("To Sharon"). Resulta que Tate le había dado la novela original a Polanski el último día que se vieron con vida. "Podemos hacer una película fascinante con este libro", le dijo.

Emmanuelle Seigner y las perversiones francesas

El director, afincado ya en Francia, estuvo en el dique seco gran parte de los años ochenta. Se dedicó a escribir su autobiografía, donde mostró sus dificultades para superar el asesinato de su esposa, y no volvió a rodar hasta 1986. Su regresó fue sonado por el trompazo comercial que supuso Piratas. El director recuperó el pulso cinematográfico y sentimental con el thriller Frenético (1988), protagonizado por su futura esposa, Emmanuelle Seigner.

Sea porque a los franceses le van más estos temas que a los estadounidenses, sea porque Seigner y Polanski tienen un humor retorcido como matrimonio, la relación profesional de la pareja ha dado lugar a varias películas sobre las masoquistas relaciones entre hombres creativos y mujeres que no se dejan amedrentar.

Llámense La Venus de las pieles o Lunas de hiel (1992), quizás la más polanskiana de las películas polanskianas. Hagan la prueban: pregunten a la gente qué les parece Lunas de hiel y encontrarán únicamente dos respuestas: espantosa o sublime. Se trata de una perversísima visión cómica sobre las relaciones amorosas en la que un Polanski bien cínico reduce todo a dos opciones: del enamoramiento bobalicón al odio irrefrenable hacia tu pareja. Del besito y el "cuchi cuchi" al sartenazo y el "me cago en tus muertos". Una guerra sin cuartel llamada amor.

Polanski y Seigner siguen felizmente casados, eso sí. ¿Son un plácido matrimonio burgués que se ríe de todos nosotros en la intimidad o quizás se pasan el día poniéndose a parir y clavándose tacones de aguja? Vaya usted a saber...

Roman Polanski y la sexualidad. Se ha escrito tanto sobre las perversiones del director y sobre las derivas perversas de las parejas de sus películas que cualquiera diría que el tema "Polanski y el sexo" es complejísimo. Pues resulta que es un sencillísimo. Tan sencillo y tan arquetípico que asusta: Roman Polanski se lía con sus actrices. Fin del misterio de su vida y del misterio de su cine.

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