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Damien Hirst, el nuevo Paco ‘el pocero’
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Peio H. Riaño

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Peio H. Riaño

Damien Hirst, el nuevo Paco ‘el pocero’

Bristol no es Tetúan, ni su padre fue pocero, ni su madre vendía las sobras de una churrería, ni tiene cuatro hermanos, ni ha sido desahuciado

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Bristol no es Tetuán, ni su padre fue pocero, ni su madre vendía las sobras de una churrería, ni tiene cuatro hermanos, ni ha sido desahuciado a los tres años del cobertizo en el que vivía su familia. Tampoco ha vaciado alcantarillas, aunque sabe de negocios sucios: participa de la puja de sus obras para subir los precios a los cielos. Es una cualidad, los dos saben inflar los precios hasta reventar la burbuja. Además, ambos tienen muchos obreros que materializan sus ocurrencias. Desde hoy algo más une a Francisco Hernando y Damien Hirst, sí, el negocio inmobiliario.

La Seseña del artista británico maldito será Ilfracombe, en el norte de Devon (Inglaterra), y estará lista en una década. Una ciudad a todo color donde Hirst dispondrá de 76 hectáreas para levantar un pueblo y meterlo en formol o lo que se le ocurra. De momento, ya ha dicho que será una “eco town”, o sea, un pueblo ecológico… Estamos deseando ver las rotondas de la localidad, que, por supuesto, estará reservada para aquellos que quieran vivir un nueva experiencia por un precio único: de coleccionar a Hirst a que Hirst les coleccione a ellos, porque serán parte de su obra.

Al ayuntamiento de la localidad no se le ha ocurrido mejor manera para darse a conocer que entregar carta blanca a los delirios del genio publicitario, tal y como adelantaba el diario local North Journal Devon. Ha soñado con una ciudad a la que llamará Southern Extension y no le faltará de nada: sus centros comerciales, sus hospitales, guarderías y colegios, además de unas 750 casas. Y 75 de protección oficial.

“Hirst siente pavor ante los edificios anónimos y sin vida”, ha explicado Mike Rundell, el arquitecto que ejecuta las ocurrencias del artista. ¡Quiere casas similares al hogar en el que él viviría! Teniendo en cuenta que su trabajo gira en torno a la fragilidad de la existencia, la muerte, la cosa puede quedar en fallo de sistema. A pesar de todo, los concejales ya apuntan que Ilfracombe necesita crecer como sea, y que 2.500 personas más en la ciudad supone mucho más dinero fluyendo por las calles, por las tiendas, los restaurantes, se creará una economía más fuerte, con puestos de trabajo para todos... Ya conocemos cómo acaban las historias del progreso a ciegas, con el cántaro roto.

No hay duda de que la marca más cara del mundo del arte es capaz de obrar el milagro de los panes y los peces, perdón, de la polémica y el dinero. Sabe cómo hacer para que por un tiburón metido en formol se paguen en una subasta 12 millones de dólares. No importan los materiales, no importa la genialidad, importa la marca.

Ahora importa tener una ciudad con marca, una diseñada por Damien Hirst. Es el presente y una estupenda salida para todos aquellos países que hicieron del ladrillo su futuro y tuvieron como recompensa montones de ruina y depresión. Ay, si ‘el pocero’ Hernando hubiese trabajado con un tipo como Hirst soñando para él… España está a tiempo de reaccionar: tenemos stock de ladrillo, alcaldes corruptos y artistas sin trabajo. ¡Manos a la obra!

Bristol no es Tetuán, ni su padre fue pocero, ni su madre vendía las sobras de una churrería, ni tiene cuatro hermanos, ni ha sido desahuciado a los tres años del cobertizo en el que vivía su familia. Tampoco ha vaciado alcantarillas, aunque sabe de negocios sucios: participa de la puja de sus obras para subir los precios a los cielos. Es una cualidad, los dos saben inflar los precios hasta reventar la burbuja. Además, ambos tienen muchos obreros que materializan sus ocurrencias. Desde hoy algo más une a Francisco Hernando y Damien Hirst, sí, el negocio inmobiliario.

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