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José Sacristán se echa al monte con el otro cine español
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Carlos Prieto

Animales de compañía

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José Sacristán se echa al monte con el otro cine español

El actor rompe su jubilación cinematográfica de la mano de los nuevos francotiradores de nuestro cine. Competirá en San Sebastián con 'Magical Girl'

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Grandes enfermedades cinematográficas presenta: El síndrome de Robert De Niro. O cómo el actor más importante de su generación se convirtióen una sombra de sí mismo. De ponerse en la piel de personajes al límite... a funcionario dorado de Hollywood. De darlo todo... a la ley del mínimo esfuerzo actoral. Del cuesta abajo y sin frenos... al piloto automático. Suena a vapuleo a una leyenda del cine, cierto, pero ¿cuándo fue la última vez que De Niro tomó una decisión laboral arriesgada? ¿En los años ochenta?

Este artículo no pretende comparar a Robert De Niro con José Sacristán (sería absurdo). Pero sí explicar cómo Sacristán (Chinchón, 1937) ha conseguido evitar el camino que lleva a un actor prestigioso y veterano a acomodarse en la autocomplacencia.

Sacristán cumplirá 77 años a finales de este mes. La misma semana en la que competirá en el Festival de San Sebastián su nueva película, Magical Girl, dirigida por uno de los mayores francotiradores del denominado "otro cine español": Carlos Vermut. La película confirma la insólita resurrección cultural de Sacristán como musa del cine más arriesgado delpaís.

Todo apuntaba a que Sacristán se había retirado del cine (voluntaria o involuntariamente) cuando atravesó los 65 años. Tras estrenar dos filmes hace diez años -Cosas que hacen que la vida valga la pena (Manuel Gómez Pereira) y Roma (Adolfo Aristarain) no se le volvió a ver en la gran pantalla durante el resto de la década (en el teatro ha seguido trabajando sin descanso). Dos últimas películas, por cierto, que marcabanbien el tipo de roles en los que parecía atrapado el actor: de la comedia costumbrista al drama progresista.

Pero cuando casi todo el mundo en el cine español parecía haberse olvidado de Sacristán, llegó Javier Rebollo, le subió a un coche y rodó con él una road movie de bajo presupuesto por los caminos perdidos de Argentina: El muerto y ser feliz (2012). Sacristán se ponía a las órdenesdeuno de los nombres más importantes del joven cine de autor español. Sacristán, en definitiva, se echó al monte... yse ha quedado allí.

Poco antes, el actor había estrenado otro filme hecho con tres duros -Madrid, 1987, la cintamás experimental de David Trueba- y ahora se pone a las órdenes deCarlos Vermut para interpretar a un jubilado de apariencia inofensiva... hasta que le ponen una pistola entre manos.

Un poco como le ha pasado a la carrera cinematográfica de Sacristán: de jubilado rentabilizado a vanguardia del nuevo cine español. Echado al monte y dispuesto a liarse a tiros en cualquier momento.

El giro de Sacristán no estaba exento precisamente de riesgos. Primero, porque se trata de películas minoritarias que aún no han encontrado su público (masivo) en España. Segundo, porque los nuevos directores han obligado al actorasalirse de sus roles habituales. Si algo caracteriza a los filmes de autores como Rebollo y Vermut, es que huyen como de la pestede los trillados caminos del costumbrismo español. Este buscarles las cosquillas al realismo suele obligar a susactores a un insólito ejercicio de austeridad y autocontrol.

En efecto, no hay en Magical Girl nirastro del Sacristán típico, que en la última etapa de su carrera sería el progresista desencantado pero justiciero de las películas del argentino Adolfo Aristarain (Un lugar en el mundo, Roma). Sacristán es ahoraotra cosa,mejor o peor, perodefinitivamente otra cosa. Y ponerse a hacer otra cosa cuando uno va camino de los 77 años tiene su aquel.

El giro, como hemos dicho, teníasus riesgos. El actor se quedó pasmado cuando vio por primera vez El muerto y ser feliz: Rebollo había añadido una voz en off que interveníauna y otra vez en la narración y de laque no había dicho nada a Sacristán. El actor, no obstante, defendió al director sin fisuras cuando la película se estrenó en el festival de San Sebastián con división de opiniones.

Es posible que Magical Girl también polarice a la crítica enSan Sebastián. El otro cine español no es plato para todos los paladares, pero la primera sensación tras ver el filme es que Vermut y Sacristán han dado de pleno en la diana. Y hasta aquí podemos leer...

Grandes enfermedades cinematográficas presenta: El síndrome de Robert De Niro. O cómo el actor más importante de su generación se convirtióen una sombra de sí mismo. De ponerse en la piel de personajes al límite... a funcionario dorado de Hollywood. De darlo todo... a la ley del mínimo esfuerzo actoral. Del cuesta abajo y sin frenos... al piloto automático. Suena a vapuleo a una leyenda del cine, cierto, pero ¿cuándo fue la última vez que De Niro tomó una decisión laboral arriesgada? ¿En los años ochenta?

José Sacristán
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