Miguel Bosé, el viejo zorro del pop español se pasa a la canción protesta

Mucho se ha hablado de la elección de L´estaca para el cierre de la ya histórica asamblea de Podemos en Vistalegre. Que si era un guiño a la vieja militancia de la Transición, que si podían haber escogido algo más moderno, etc. Pues bien,dado los intentos de Podemos por ocupar la centralidad del tablero político, quizásLuis Llach no fue la elección musical más adecuada para asaltar,si no los cielos,al menos el mainstream cultural. Y ahora viene la pregunta bomba: ¿Por qué no escoger un tema deMiguel Bosé de sintonía electoral?

En efecto, la idea de ver a Monedero y a Pablo Iglesias con falda y coreando Bandidoo Sevillaa grito pelado,suenademencial de primeras, pero puede que no lo sea tanto. Y es que, laelección de Bosé no tendría que suponer ningún shock estético, yaque elcantanteha decidido arrimarsea los códigos de la canción protesta en su nuevo disco, Amo.

“Es una canción protesta dance… La privatización de la sanidad pública, la educación, los desahucios, el hambre que están pasando tantos niños... Es tal la ira que se desata en mí que jamás he sido tan explícito”, razonael cantante.

Bosé asegura que escribió la canción “antes de que apareciese Podemos”, y puede ser cierto, yaque la politización del pop mainstream cañí viene de lejos. Para bien y para mal.

Para entendernos: Sí se puede es una canción mala;espeluznante, si me apuran (la letra tampoco tiene desperdicio).Y se venía venir. Está muy bien eso de que el pop español se hayapolitizadotrasdécadas perdido en el escapismo, pero claro, luego hay que transformar esa rabia de nuevo cuño en canciones que uno pueda escuchar sin sonrojarse, y eso ya es más complicado.

Escribir una buena canción/novela protesta tiene sus trucos y requiere de práctica. Introducir lo político en los artefactos culturales es legítimo y hasta necesario, pero no es fácil, sobre todo si uno no está acostumbrado y lo hace a las bravas: soltandolo primero que se le pasa por la cabeza.

No hay más que repasar los intentos recientes del pop español mainstream por echarse al monte. De la Ratonera de Amaral al Hasta que sangren de Supersubmarina. ¿Están dichas canciones entre lo mejor de su repertorio? ¿Seguro?

Como si descubrirde prontoel pop politizado llevarairremediablementealgrosor, cuando el pop político no tiene por qué ser necesariamente tan explícito (Nota: en efecto, el punk de La Polla Records y el Rock Radical Vasco sí era explícito, pero tambiénvisceraly verosímil, aunquehablamos, claro, de estilos, contextos y credibilidadesdiferentes). Hay quehilar más fino cuando uno entra en un terreno tan resbaladizo como el de la canción política, y Miguel Bosé se ha estampado a lo grande nada más pisar la habitación.

Al sol que más calienta

Más allá de que Sí se puede se haya escrito antes o después de Podemos, una cosa esinnegable: el público está pidiendo jarana a gritos y si algo ha caracterizado la carrera de Bosé son sus mimos al personal. Estarsiempre al sol que más calienta.

En efecto, tras un inicio fulgurante, la carrera de Bosé parecía lista para el desguace alestamparsecon el discoMade in Spain… y entonces se sacó Bandido (1984) de la manga.Una dinámica que volvió a repetirse la pasada década: a la “desastrosa” gira de Velvetina le sucedió el pepinazo comercial de Papito (2007).

“Bosé responde a una tradición con más arraigo en Francia o en Italia: la del cantante con más carisma que voz. Como vocalista es el primero en reconocer sus limitaciones, pero tiene ese punto de imán, siempre estáen boca de todos. Yasea para cotillear sobre él, hablar bieno echar pestes, el caso es que nuncapasa desapercibido”, analiza Troquel.

Pero como todo no va a ser política, ni siquiera en estos tiempos, cerraremos este artículo hablando del tema que ha quitado el sueño a varias generaciones de españoles durante las últimas tres décadas: la falda de Bosé.

“Hasta que llegó él los artistas maninstream vestían más casual, con tejanos y vaqueros. Bosé debutó en televisión en el programa Esta noche fiesta, de José María Íñigo, en el Florida Park, y los artistas que tocaban ahí no vestían aún como lo hacían sus fans. Su época más atrevida llegó a principios de los ochenta, con la falda famosa, que le duró poquito, pero que tuvo su punto de atrevimiento: entonces era una gran estrella, y no es lo mismo atreverte a hacer eso cuando eres un don nadie”, zanja Troquel.