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Gabilondo, la nueva POSE del PSOE
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Peio H. Riaño

Animales de compañía

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Peio H. Riaño

Gabilondo, la nueva POSE del PSOE

Cambian talento por talante en busca de la confianza y la credibilidad, o sea votos. El filósofo, escritor y rector tiene un papel esencial: es 100% natural exprimido del árbol de la moral

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Cuando la política se decanta por el talento en vez del talante, el mar se divide en dos y al otro lado del pasillo aparece un semidiós con una misión imposible: devolver la política al pueblo. Cuando la política subcontrata credibilidad, surgen caracteres que no están envenenados por sus conductas, los votos se multiplican. Ángel Gabilondo, catedrático de metafísica, escritor, rector, síntoma de la regeneración sosegada, forma parte de la nueva clase política, la que vive ajena a la política.

Es un profesor al que llamaron para ser exministro, un profesor al que llaman para ser expresidente de Madrid. Uno en política que no piensa en filiaciones, que no demuestra su ideología, recela de lo doctrinal, huye del absolutismo, reniega del grito y trata de compatibilizarlo con el sentido del humor y del debate. Vamos, un antipolítico, un antisistema.

Gabilondo tiene un ideario, con perdón: Por si acaso. Máximas y mínimas (Espasa), un libro de aforismos que pretende “agudizar el oído y el corazón”. No hemos dicho que se reboza en Nenuco antes de dormir. Donde antes leyó aforismo, ahora ponga máximas, bueno, mejor mínimas. “Sin más”. Porque un libro suyo es un libro que pide permiso, uno sin cátedra, pero con lecciones. Como un botiquín… por si acaso. No sé, por si acaso volviera a rodearse de políticos. Leamos: “La obsesión por el poder es un síntoma de debilidad”. Vaya por dios. Y el gordo de las reflexiones de un exministro que no logró culminar su proyecto político: “La necesidad de lograr el poder tiene algo de actual impotencia”.

El poder ha perdido eficacia y se esfuerza por crear una nueva estrategia que vuelva a engañar a sus votantes. Han encontrado el camuflaje: si no eres uno de ellos, contrata a uno de ellos. Escribe el sabio Gabilondo en su breve vademécum: “No basta con estar convencido, hay que ser convincente”. El crédito no está en las siglas (PSOE) está en la POSE. Ellos saben lo que nos gusta: gente sin un carné que esclavice, líderes que no crean en el resultado, palabras en las que confiar. “La obsesión por triunfar es ya un fracaso”.

placeholder Pleno del Congreso, durante su ministerio. (EFE)
Pleno del Congreso, durante su ministerio. (EFE)

Ellos son clientes de la supervivencia, capaces de la pirueta ética en el circo del Congreso, es decir, parten con ventaja. Él, Gabilondo, cree en la redención del todopoderoso telepolítico. Y ya se estampó con la reforma educativa pensando que iba a reformarles. “La paciencia es un modo de anticiparse”. También, papelón con el Diccionario Biográfico Español: “No es misión del Gobierno supervisar, revisar o censurar el contenido de los trabajos académicos”, dijo. Fue un marciano en el hemiciclo, le torearon pero no llegaron a empitonarle, porque subió a los cielos como protomártir de la causa educativa. “Quien manda no siempre ordena”.

Como político fue exquisito, porque no es político; como político fue un fracaso, porque no es político. Sus virtudes son sus defectos. “Dejar todo a medias es más humano de lo que parece”. O sea, ni-chicha-ni-limoná. “El agua nunca se moja”. Insistimos, todas las negritas entrecomilladas son creación del hombre que ensalzaron las rondas asamblearias de la Comunidad de Madrid. Pero algo ha cambiado, el maestro regresa a la política de manera diferente, tras la ejecución de “una decisión contundente”, la fulminación de Tomás Gómez, que para El País “vale más que guardar a que aguardar a que investigaciones habitualmente lentas determinen inocencias y culpabilidades”.

'En los lugares especiales, si te haces especial, resultas ordinario'

Si el PSOE tiene una nueva POSE, Prisa tiene nueva Prosa: leña al mono de la libertad progresista y corte lo que tenga que cortar. La campaña de refuerzo de Pedro Sánchez está desatada: incluye el kit de encuestas de chuflaescopia (que dice un compañero) a cascoporro. Y a todo esto el sabio mirando para otro lado, quizá a la última virguería de Antonio Miguel Carmona, némesis de los gestos políticos invisibles de Gabilondo.

Al hilo leemos: “En los lugares especiales, si te haces especial, resultas ordinario”. Y ésta que pareciera pensada tal cual para, hasta ahora, el único aspirante en la lista a la alcaldía: “Ser malo es más difícil de lo que parece y más frecuente de lo que nos podemos permitir”. Otro más con cariño para el candidato sin fronteras: “Lo excesivo es tan espectacular como poco interesante”. Es decir, que Por si acaso. Máximas y mínimas es la biblia del político sin caspa, perdón, sin casta.

Es un hombre tan de centro, que lo va a hundir. Tan sosegado que después de tomar la sede, pedirá soda. Tan ajeno a la batalla del interés partidista que sin mayoría no tendrá nada que hacer. “Recuerdo, concordia, acuerdo y coraje palpitan con la palabra corazón”. Buenas palabras sobre la mesa. Gabilondo piensa en el interés general y nosotros en un cara a cara con Monedero, antes de que se vaya a recorrer España con la mochila.

“La prisa es otro nombre del miedo”. De hecho, las legislaturas parecen durar cada vez menos y las campañas cada vez más. Gabilondo vuelve al lugar equivocado, pero esta vez le va a tocar mitin y pueblo, para blanquear el producto y dar imagen de 100% natural. Exprimido del árbol de la moral. Esta vez la mesa no está puesta. Así que… “Cuando el tono se pone lluvioso, lo mejor es dejarse empapar”.

Cuando la política se decanta por el talento en vez del talante, el mar se divide en dos y al otro lado del pasillo aparece un semidiós con una misión imposible: devolver la política al pueblo. Cuando la política subcontrata credibilidad, surgen caracteres que no están envenenados por sus conductas, los votos se multiplican. Ángel Gabilondo, catedrático de metafísica, escritor, rector, síntoma de la regeneración sosegada, forma parte de la nueva clase política, la que vive ajena a la política.

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