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Errejón es la nueva Belén Esteban (de la Feria)
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Peio H. Riaño

Animales de compañía

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Peio H. Riaño

Errejón es la nueva Belén Esteban (de la Feria)

Hay que reconocerle a la industria editorial reflejos para producir en caliente. Siempre atenta a los gustos de los telespectadores para fabricarles y servirles el menú más deseado

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Hay que reconocerle a la industria editorial reflejos para producir en caliente. Siempre atenta a los gustos de los telespectadores para fabricarles y servirles un menú con todas las salsas. El año pasado, de plato principal tuvimosdramón: Ambiciones y reflexiones.Belén Esteban arrasó primero en Sant Jordi, luego en la Feria del Libro. El triunfo de la Esteban confirmó que elproducto literario estrellanecesitauna firma y un espectador. Y que el tradicional, el de autor y lector, quedaba en minoría. La tormenta en las librerías ampara a la tendencia televisada, que trae en lafama el don desanear las cuentas de algunas de las grandes y pequeñasempresas editoras. ¿Esa es una fórmula de éxito o un espejismo?

En la Feria del Libro de Madridla literatura homologada ha vuelto a arrasar, pero esta vez con solapapolítica. Atrás quedó la fama rosa, es el turno de la gloria de las siglas. Escena: caseta de la librería Muga, quince minutos antes del comienzo de las firmas de la nueva estrella del rock editorial, Íñigo Errejón, la masa de admiradores ha rodeado el puesto y no hay acceso. El número dos de Podemos hace acto de presencia, es recibido con ovación. La marea se abre en dos y le permite llegar a la puerta trasera, debe despacharautógrafos y dedicatorias de una fila que colapsa el paso natural de la Feria.

Es demasiado ingenuo creer que el lector es más político que el año pasado y obviar una nueva oleada de promoción y marketing al calor de los acontecimientos. Es difícil creer que haya más conciencia sobre los problemas que nos asfixian y quiénes pueden solucionarlos, en el séptimo año de la hecatombe. Es inocente pensar que las casetas del paseo de coches del Retiro son la máquina de picadillo prescriptor, al margen de lo que diga y haga la tele. Este año las cámaras no estaban en los platós, que habían salido a los colegios electorales. En una caseta de la Feria, entre Iñigo Errejón y Belén Esteban no hay diferencia.

La popularidad ha cambiado de manos,de Esteban a Carmena y Errejón. La indignación ha puesto de moda la política.Votar se lleva y leer… eso ya y tal. En la Feria se viene a cazar y coleccionar; a buscar el trofeo del animal, curiosamente, menos exótico de todos. Los lectores -que compran libros- llegan conla intención deposeer un pedacito del ser retransmitidopara colocarlo en su vitrina y alardear en familia. Biografías exprés de las nuevas caras de la política, análisis de urgencia del nuevo mapa ideológico del país...Una parte de la industria del libro ha asumido la tarea de comerse lo regurgitado por la tele para rascarlecuatro duros al mito ajeno. Es incapaz de subsistir con los propios.

Derecho a consumir

El clima de regeneración institucional que se desveló hace un año -en las Elecciones Europeas- ha multiplicado las expectativas de los ciudadanos y de las editoriales. Las imprentas se alimentan con decenas de títulos parecidos (cuando no idénticos)de losreferentes recién llegados. Edición de oferta, edición en campaña. Recuerden esta Feria como el año en el que la política -por fin- hizo algo por la industria editorial al llamar a sus votantes para que ejercieran su derecho a consumiry reventaran la caja de las ventas:Albert Rivera, Ángel Gabilondo y Luis García Monterotambién se sentaron al banquete del boli.

Es el mal de altura del escritor en tiempos de audiencias: notodos pueden ser Pynchon, muy pocos quieren serlo. Caer en el anonimato es morir en el intento.Es la primera vez en 14 años que los libreros de Muga ven algo parecido. Hablan de la entrega de los seguidores, que le agradecen haberle devuelto la confianza en la política, que le piden firmas para el resto de la familia, que se asombran con la juventud del Secretario de Política de Podemos (31). Los libreros miran al frente y ven una nube de teléfonos móviles que se levanta sobre las cabezas de los espectadores y retrata a ese chico, que quiere darle la vuelta al país. El síndrome del cacahuete es una enfermedad pasajera, que dura tres fines de semana, llueva o haga sol.

El año que viene no habrá Elecciones en nuestras vidas y volverán a aparecer en las casetas otras apetencias explotadas por la industria. Funcionarán como un rodillo de adoradores y los periodistas volveremos a hinchar tarde la tendencia.

Hay que reconocerle a la industria editorial reflejos para producir en caliente. Siempre atenta a los gustos de los telespectadores para fabricarles y servirles un menú con todas las salsas. El año pasado, de plato principal tuvimosdramón: Ambiciones y reflexiones.Belén Esteban arrasó primero en Sant Jordi, luego en la Feria del Libro. El triunfo de la Esteban confirmó que elproducto literario estrellanecesitauna firma y un espectador. Y que el tradicional, el de autor y lector, quedaba en minoría. La tormenta en las librerías ampara a la tendencia televisada, que trae en lafama el don desanear las cuentas de algunas de las grandes y pequeñasempresas editoras. ¿Esa es una fórmula de éxito o un espejismo?

Libros Íñigo Errejón
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