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El gran chiste del 23-F
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Carlos Prieto

Animales de compañía

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El gran chiste del 23-F

Minutos después de abortarse el golpe… España empezó a reírse del asunto. Cómics, cintas de carretera, musicales… cómo la cultura popular interpretó la asonada golpista

El 23-F, del que hoy se cumplen 35 años, llegó a su fin cuando Antonio Tejero depuso las armas. Pero todo cierre es también el principio de algo; en este caso, el principio de la conversión del teniente coronel de la guardia civil en icono pop. Tarea a la que se aplicaron con entusiasmo amigos y enemigos desde el minuto uno...

En efecto, fue ingresar Tejero en la Prisión Militar de Alcalá y mutar aquello en lugar de peregrinación, con Tejero firmando y dedicando centenares de tarjetones con la bandera (franquista) de España “a todo aquel que quisiera un recuerdo”, como explicó Ramón Tejero (hijo) a este periodista en 2013: “Había días en los que visitaban a mi padre más de 2.000 personas”.

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Al mismo tiempo que la Prisión de Alcalá mutaba en Graceland golpista, la flor y nata del cómic español afilaba sus lápices: 'El Víbora' y 'El jueves' sacaron sendos especiales sobre el 23-F semanas después del golpe.

“¡Plas! ¡La sorpresa, el estupor, la diarrea, el escalofrío, la risa histérica, el miedo, la rabia, el teléfono, la radio, el pasaporte! Nos quedamos tan transpuestos que tenías que perdonarnos el temblor en el pulso y alguna otra plumilla despuntada”, anunciaba el editorial de 'El Víbora', cuyos dibujantes aplicaron el rodillo crítico en unas viñetas satíricas en las que Tejero salía, bien borracho, bien como un monstruo recién salido de un retrete.

Chistes raros sobre golpistas

Pero nadie disparó más rápido y con mayor incontinencia verbal que el humorista gaditano Manolito Martín. España aún estaba traumatizada por el 23-F y ya había en los mejores bares de carretera una cinta sobre el lado cómico del asunto: 'Manolito Martín y sus chistes sobre el golpe', en cuya portada aparecía una silueta de Tejero blandiendo una pistola flácida (con pinta, por tanto, de artefacto sexual).

Hablamos de chistes como:

“A Tejero le llaman 'el anfetaminas' porque tuvo al país 20 horas sin dormir”.

A Tejero le llaman 'el anfetaminas' porque tuvo al país 20 horas sin dormir

“Al 23-F lo llaman el semáforo porque los rojos se pusieron amarillos cuando vieron entrar a los verdes”.

“El Congreso parecía una guardería porque todos los diputados estaban a gatas y cagados” (es más: el humorista recomienda a Tejero que comercialice “un laxante”).

“Cuando Tejero gritó '¡Todos al suelo! ¡El que se mueva me lo cargo!', Blas Piñar se levantó y dijo: 'Tejero, Carrillo se ha movido'”.

Y así durante media hora (que se dice pronto).

Pero si las viñetas de 'El Víbora' y 'El jueves' cargaban contra los golpistas sin medias tintas, el humor costumbrista de Martín y otros cómicos fue mucho más ambiguo, según explican Concepción Cascajosa y Vicente Rodríguez en el ensayo 'Cartografías del 23-F' (Laertes, 2014).

“Este tipo de humor a propósito del golpe es también síntoma de la relación ambivalente respecto a lo ocurrido, incluso en términos ideológicos. La clase política española aparece no solo desacralizada, sino también directamente descalificada. En un chiste, se indica que Tejero ha sido premiado en Pamplona por hacer 'el mejor encierro de la historia y con el peor ganado'… De hecho, la descalificación a los hábitos y privilegios de la clase política española, un tema dominante en la actualidad, ya se halla muy presente en los chistes de Manolito Martín”, se cuenta en el libro.

Las bromas de Arévalo sobre el 23-F, recopiladas en la cinta 'Chistes del golpe y nuevos chistes verdes', también sirvieron para “encubrir una imagen negativa del sistema político”.

“Uno de los primeros chistes [de Arévalo] realiza un paralelismo entre el milagro bíblico de la multiplicación de los panes y los peces y la labor de Tejero, que 'con un par de huevos dio la cena a toda España'. De Felipe González, entonces líder de la oposición socialista, se dice que se levantó del suelo 'a las tres o cuatro horas'. La figura más significativa de la oposición de izquierdas al franquismo, Santiago Carrillo, es el principal objeto de descalificaciones que inciden en su cobardía. Primero se comenta que asoma la cabeza para pedir a Fraga la letra del 'Cara al sol' y un segundo chiste le hace reconocer tras salir del Congreso de los Diputados que anda con dificultad porque se ha defecado encima ('me he cagao'). Tampoco sale bien parada la primera figura política de la Transición, Adolfo Suárez, que permaneció sentado mientras se producía el tiroteo en el Congreso, pero no porque no tuviera miedo, sino 'porque estrenaba traje", se enumera en 'Cartografías del 23-F'.

En efecto, convertir a Carrillo y Suárez en los principales blancos cómicos del golpe de Estado es cuando menos pintoresco. “Una parte destacada del humor sobre el 23-F no solo pretendía satirizar lo ocurrido, sino que también sirve de reflejo del estado de opinión que de alguna manera sirvió de caldo de cultivo del golpe, incluyendo la escasa legitimidad lograda por la clase política surgida de la democracia”, escriben Cascajosa y Rodríguez.

Parte del humor no solo pretendía satirizar el 23-F, sino que reflejaba el estado de opinión que sirvió de caldo de cultivo al golpe

El discurso del Rey

En los últimos años se ha popularizado la historiografía alternativa sobre el 23-F, con varios libros poniendo el foco sobre las maniobras de Armada para montar un golpe blando (ya saben: Tejero como excusa para forzar un Gobierno de concentración nacional) con el apoyo consciente o inconsciente de Juan Carlos I y de algunos partidos. Del mismo modo, el humor se ha atrevido a dinamitar el pilar de los relatos oficiales del 23-F: la intervención televisiva salvadora de Juan Carlos I.

'Polonia', programa cómico de TV3, ha satirizado el discurso del Rey por tierra, mar y aire. Incluido un 'sketch' sobre qué ocurriría en caso de un 23-F con Felipe VI de Rey. Una astracanada descrita así en 'Cartografías del 23-F': “Comienza con Felipe jugando a la videoconsola. De repente, su actividad es interrumpida por lo que parece ser una retransmisión en directo de un nuevo golpe de Estado llevado a cabo por la guardia civil. Felipe es incapaz de reaccionar y llama a grito pelado a Letizia… Seguidamente, unos militares entran en el despacho y reducen al heredero al trono, que comienza a sollozar. Todo resulta ser una broma del propio Juan Carlos I disfrazado de Tejero. El monarca dice a su hijo que le ha visto 'un poco apalancao' y que tenía que hacer algo. El Rey añade además que lo bueno de ser Rey es que no hay que hacer nada, 'solo no cagarla. Y en eso, tú, hijo, eres un fiera".

No es ya que la versión oficial del 23-F haya empezado a mostrar grietas, es que el celo con el que se ha defendido la misma ha acabado siendo objeto... de burla. Estos días se estrena en el madrileño Teatro del Barrio un musical cómico -'23-F, la versión de Tejero'- que apunta precisamente ahí.

"La obra no pretende parodiar el 23-F, sino aprovechar lo que no sabemos sobre el intento de golpe para hacer comedia. Se ha escrito mucho sobre el tema, pero aún quedan agujeros en la narración. Cada año, aprovechando el aniversario, aparecen nuevas revelaciones. Además, que los documentos clasificados sobre el 23-F no se puedan consultar hasta 25 años después de la muerte de los implicados hace que surjan miles de versiones y teorías de lo ocurrido, especialmente sobre quién estaba detrás de aquello. El propio Tejero pide en el juicio que alguien le explique qué sucedió el 23-F. En la obra, intentamos que Tejero explique lo que ni él mismo logra entender. Lo que planteamos (canciones incluidas) posiblemente no sucedió. Pero ¿sucedió realmente lo que nos cuentan?". explica a El Confidencial Pepe Macías, coautor e intérprete de la obra.

El propio Tejero pide en el juicio que alguien le explique qué sucedió el 23-F

¿Significa todo esto que 35 años después ha llegado el momento de tomarse el golpe a broma? "No creo que debamos tomarnos a broma ningún acontecimiento histórico", explica Macías."Pero hacer comedia sobre cualquier tema (incluido el 23-F) es justamente lo contrario a tomárselo a broma. El humor es una herramienta de reflexión. Chaplin no se toma a broma a Hitler, sino todo lo contrario. Woody Allen decía que comedia es tragedia más tiempo. Y ya han pasado 35 años", zanja Macías.

En otras palabras: en pleno 2016, el chiste ya no está ni en el bigote de Tejero ni en el tembleque de los diputados, sino en que Papá Estado siga considerando aquello información clasificada. Petición a las autoridades: desclasifiquen ya los archivos, por favor, aunque solo sea para que el pobre Tejero se entere por fin de qué pasó en realidad aquella noche...

El 23-F, del que hoy se cumplen 35 años, llegó a su fin cuando Antonio Tejero depuso las armas. Pero todo cierre es también el principio de algo; en este caso, el principio de la conversión del teniente coronel de la guardia civil en icono pop. Tarea a la que se aplicaron con entusiasmo amigos y enemigos desde el minuto uno...

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