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Madoff, el mago de las mentiras que evaporó 65.000 millones de dólares
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Ramón González F

El erizo y el zorro

Por
Ramón González Férriz

Madoff, el mago de las mentiras que evaporó 65.000 millones de dólares

Una película recién estrenada en HBO cuenta la historia del deslumbrante charlatán autor del mayor fraude financiero de la historia

Foto: (Montaje: Enrique Villarino)
(Montaje: Enrique Villarino)

Era una historia casi perfecta, la del muchacho judío de Queens, Nueva York, que en 1960, con solo 22 años, creó la firma de Wall Street Bernard L. Madoff Invesment LLC y se hizo millonario. Empezó con los ahorros que había acumulado trabajando como socorrista e instalador de sistemas de riego y también con la ayuda de su suegro, que convenció a gente de su círculo para que le echaran una mano confiándole la gestión de sus ahorros. Su mujer, Ruth, llevó durante un tiempo la contabilidad de la empresa. Hasta que esta creció y creció, empezó a utilizar innovadores sistemas tecnológicos para hacer las operaciones financieras (estos sistemas se convirtieron luego en el NASDAQ, la segunda bolsa del mundo en capitalización, que presidió Madoff), y llegó a ser una de las empresas más importantes de Wall Street.

¿Su secreto? Bernie Madoff era un genio de las relaciones sociales y atendía a los clientes uno a uno, como si todos fueran especiales y afortunados de que ese hombre tan rico y respetado tuviera a bien gestionar sus ahorros. Y, por supuesto, también estaba la rentabilidad que sabía sacar al dinero que le confiaban: siempre superior a la de las demás firmas, siempre ascendente a pesar de los vaivenes del mercado. Además, era un filántropo, donaba dinero a causas sociales y ayudaba a gestionar ONG. Tenía casas lujosas, yates y jets, pero nadie parecía merecerlo más. Sus empleados opinaban que podía ser duro, pero que la empresa era una familia.

Por supuesto, la tragedia posterior, que se inició un poco antes de la crisis financiera de 2008, fue de dimensiones griegas. La cuenta 'El mago de las mentiras', una película recién estrenada en HBO. Se hace demasiado larga y tiene fallos importantes, a pesar de las actuaciones de Robert De Niro (Madoff) y Michelle Pfeiffer (su esposa Ruth), pero se deja ver y es una buena ilustración de esta dramática historia financiera, familiar y social. Porque el negocio de Madoff era un fraude, el mayor fraude piramidal de la historia. El negocio de Madoff no consistía en invertir los ahorros de sus clientes para conseguir retornos elevados, sino que dejaba ese dinero en cuentas corrientes normales y los retornos los pagaba con el dinero que le confiaban los nuevos clientes.

Era todo asombrosamente meticuloso y chapucero al mismo tiempo, pero duró décadas. Algunos siempre dudaron de ese modelo de éxito, y en ocasiones fue sometido a investigaciones, pero fuera por la ineptitud de los supervisores o por el deslumbrante talento de Madoff como charlatán, nunca fue descubierto. Hasta que, en 2008, mucha gente asustada por la crisis quiso recuperar sus inversiones y Madoff tuvo que reconocer que estas se habían evaporado. En teoría gestionaba 65.000 millones de dólares, pero en realidad solo le quedaban 300. Muchos lo perdieron todo.

Una tragedia familiar

Quizá el mayor fallo de la película (basada en un libro del mismo título, inédito en castellano, de la periodista del New York Times Diana B. Henriques) es el poco tiempo que dedica al drama de los muchos damnificados. Pero lo que sí hace bien es explicar la tragedia familiar que desató. Su mujer había dedicado su vida a su marido, y sus dos hijos trabajaron siempre para él. Se sometieron a un padre que podía ser tiránico –en una de las mejores escenas de la película, Madoff obliga a uno de sus hijos cuarentones a sustituir el entrecot que le apetece comer por una langosta, a pesar de que no le gusta ni le sienta bien, solo para demostrar quién manda–, pero al que reverenciaban.

Según la versión de la película, nunca supieron del inmenso fraude. ¿Podían haber trabajado tantos años en la empresa de su padre sin saber de verdad que su funcionamiento era un inmenso engaño? Es algo que aún se discute, pero según la versión de Henriques y de 'El mago de las mentiras', el golpe que les supuso descubrir lo que en realidad estaba pasando destruyó sus vidas con un dramatismo insoportable: los hijos y la mujer se dieron cuenta de que habían tenido vidas de un privilegio y comodidad incomparables con el dinero que su padre estafaba a sus clientes, a veces grandes millonarios, a veces simples ahorradores. Y que nunca podrían recuperar su reputación. Por no hacer 'spoiler', aunque todo está en los periódicos de la época, no contaré más.

¿Podían los hijos de Madoff haber trabajado tantos años en la empresa de su padre sin saber que su funcionamiento era un inmenso engaño?

'El mago de las mentiras' se suma a una ya importante cantidad de libros y películas que cuentan lo que pasó en Wall Street en un par de años, 2007 y 2008, que marcarán para siempre la vida de mi generación. Como decía, no es ni mucho menos una gran película, aunque verla no sea una pérdida de tiempo. Mi película preferida sobre el tema es 'Margin Call' (con Kevin Spacey, Jeremy Irons y Demi Moore), que retrata el asombro de los empleados de una gran firma de Wall Street al darse cuenta de que el mercado se está desplomando, que muchos de los activos que manejan son pura basura y que les pagarán una fortuna si se desprenden de ellos rápidamente. Es espléndida también 'La gran apuesta' (con Brad Pitt), basada en el libro del mismo título de Michael Lewis (Debate), que explica cómo un pequeño grupo de gestores se percataron antes que los demás de que la crisis venidera iba a ser inmensa, se enfrentaron por ello a los grandes inversores y, después de ser tenidos por locos, se forraron.

Entre tiburones

Ha habido también grandes libros sobre los inicios de la crisis financiera. Además del de Lewis, me encantó 'Malas noticias' (Planeta) de Andrew Ross Sorkin (otro periodista del New York Times), más centrado en la reacción política a la crisis de Lehman y en la decisión del gobierno estadounidense de dejarlo caer, y que también fue convertida en una película, del mismo título. Y hay también un libro pequeño y raro, pero interesantísimo: 'Entre tiburones' (Malpaso), fruto de las conversaciones que un antropólogo holandés, Joris Luyendijk, mantuvo con toda clase de empleados de la City londinense –de limpiadores a altos ejecutivos, pasando por muchos puestos intermedios– para ver si la gente que trabajaba en la banca era tan malvada como podía pensarse. Su conclusión fue que en la banca había gente cruel y avariciosa, como en todas partes, pero que los incentivos establecidos por el sistema a veces empujaban a actuar de la peor manera posible hasta a los buenos.

En España ha habido buenos libros sobre la crisis financiera –como 'Bankia Confidencial' de Nicolás Menéndez Sarriés (Deusto) o 'Saqueo' de Gemma Martínez (Conecta)– y muy buenas piezas periodísticas, pero apenas retratos personales de la vida de los banqueros, los gestores o los inversores que tomaron decisiones que influyeron en la crisis posterior.

En las películas y los libros que he citado hay gente caricaturescamente malvada y algún héroe no exento de intereses, pero con la salvedad de Madoff –que fue un delincuente sin matices que generó un dolor incalculable– todos tienen razones, aunque a veces sean abyectas, para explicar su comportamiento. La más evidente es la avaricia. Pero hay más. Tratar de entenderlas nos ayudaría a comprender lo que pasó.

Era una historia casi perfecta, la del muchacho judío de Queens, Nueva York, que en 1960, con solo 22 años, creó la firma de Wall Street Bernard L. Madoff Invesment LLC y se hizo millonario. Empezó con los ahorros que había acumulado trabajando como socorrista e instalador de sistemas de riego y también con la ayuda de su suegro, que convenció a gente de su círculo para que le echaran una mano confiándole la gestión de sus ahorros. Su mujer, Ruth, llevó durante un tiempo la contabilidad de la empresa. Hasta que esta creció y creció, empezó a utilizar innovadores sistemas tecnológicos para hacer las operaciones financieras (estos sistemas se convirtieron luego en el NASDAQ, la segunda bolsa del mundo en capitalización, que presidió Madoff), y llegó a ser una de las empresas más importantes de Wall Street.

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