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Gecko Turner: la lagartija de Extremadura se enrolla con la Motown
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Carlos Fuentes

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Gecko Turner: la lagartija de Extremadura se enrolla con la Motown

El músico de Badajoz que inventó el “soul afromeño” presenta un disco en inglés donde picotea en los ritmos de raíz negra

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Entre todos los francotiradores de la música independiente en España, Gecko Turner debería ser especie protegida. Este músico extremeño atesora ya una trayectoria estimable desde su aparición en 2003 como Gecko Turner, aunque antes se había dejado ver con el grupo Perroflauta. Su quinto disco grande es una apuesta reiterada por las producciones cálidas, acogedoras, grabaciones que llevan su tiempo de cocina porque, seña de identidad, Gecko Turner pesca en muchos mares para luego envolver el sonido en aquella etiqueta afortunada de soul afromeño. Una forma, en fin, de hacer atractiva su música ágil y audaz.

Detrás de Gecko Turner, que no se dijo, está en realidad el pacense Fernando Gabriel Echave Fernández. Cosecha del 66. Su aparición se produjo a finales del año 2003, a partir de la edición del disco debut Guapapasea! como primera referencia del sello Lovemonk. En esta pequeña disquera radicada en Madrid, responsable entre otros proyectos de la muy recomendable serie Achilifunk con rescates dorados de la mejor rumba (escuchen de 2007 la reinvención de Peret junto al grupo catalán Los Fulanos en un rescate del pegajoso clásico Compay Gato del vate cubano Ñico Saquito), Gecko Turner ha desarrollado hasta ahora su carrera: cinco álbumes y diez sencillos con remezclas y tomas alternativas.

Su cosecha nutritiva abarca una amplia mano de influencias: del soul al funk, de los ritmos de África y del Brasil al reggae, todo cantado en castellano, inglés y, a ratos, portugués. Esta seña de identidad, creada a partir de la canción 45.000$ (Guapapasea) y reiterada con la simpática Un limón en la cabeza, fue reconocida como música revelación de 2006, año de edición del disco Chandalismo ilustrado. Fuera de España la sorpresa fue, si cabe, mayor.

En Londres la revista especializada Swell incluyó Chandalismo ilustrado entre los veinticinco mejores discos del año y en Holanda la emisora musical Radio 6 premió el tercer disco del compositor extremeño, Gone down south, de 2010. A medio camino entre esta primera trilogía y el reciente disco queda Manipulado, una compilación de remezclas de temas de Gecko Turner firmadas por artistas como el anglo-colombiano Quantic y el danés Philip Owusu junto a conjuntos como Instituto Mexicano del Sonido, Afrodisiac Soundsystem o Blackbeard.

También el cine se ha portado bien con la música de Gecko Turner, publicada en Estados Unidos por el sello de soul bailable Quango y en Japón por Argus. En 2005 Montxo Armendáriz incluyó la canción 45.000$ (Guapapasea) en su película Obaba y dos años después Isabel Coixet eligió esta misma pieza para su largometraje Elegy en una banda sonora compartida con Leonard Cohen, Chet Baker, Beethoven, Satie, Bach y Arvo Pärt. También el director mexicano Jorge Colón confió en una canción de Gecko Turner, Te estás equivocando, para la banda sonora de su filme Cansada de besar sapos.

Un perfil del músico extremeño no se completa sin subrayar su labor como productor de la cantante californiana de soul Brenda Boykin y del cantaor jerezano Fernando Terremoto. También su participación en la campaña promocional del turismo en su región, aportando la canción Extremely good que dio título al escaparate extremeño.

Cinco años después de su anterior disco, Gecko Turner regresa ahora con un disco producido a caballo entre dos aguas. Las ciudades de Badajoz y Madrid han centrado todo un lustro de trabajo en el que el músico y su banda, ya con identidad propia bajo el nombre de The Afrobeatnik Orchestra, han pergeñado con vocación de orfebres las catorce canciones que integran That place by the thing with the cool name. Y la nueva cosecha de Gecko Turner no esconde la marca de la casa: una mezcla cristalina, de sonido amable, que emparenta a la lagartija del campo de Extremadura con el soul poderoso de Motown, el primer Dylan eléctrico, aires festivos de reggae y no poca salpimienta recolectada en Cuba y el Caribe.

Todo envuelto en un aroma de perfección al detalle que el propio artista no esconde: “Está dicho que los discos no se terminan sino que se dejan. Siempre se te van a ocurrir cositas, pero si entras en esa dinámica te mueres, te meten en una caja de pino y no terminas el disco. Hay momentos en que tienes que parar y dejar de manosear el disco porque realmente ya está”.

Con su descarada apuesta por ampliar las fronteras del groove, putativo de Sly Stone y James Brown, Gecko Turner acaba de regresar de su primer viaje de promoción a México, mercado gigante para la canción contemporánea cantada en español y puerta de entrada alternativa al gran público hispano en Estados Unidos. En la capital mexicana, por cierto, Gecko Turner ha aprovechado para grabar dos videoclips de dos de sus nuevas canciones Chicken wire y Corazón de Jesús. Este último, grabado con un plano secuencia en blanco y negro en el vertedero gigante de Nezahualcóyotl, incluye una de las frases definitorias del autor, una manifiesta declaración de su filosofía carpe diem: “Dicen que la vida es como un río, y las aguas no pararán por ti”. Palabra de Gecko Turner.

Posdata: el colofón del nuevo disco es una pieza instrumental de ocho minutos, The strange adventures of two runaway elephants in Kentish Town, inspirada por la historia real de dos elefantes fugitivos en esa ciudad británica ocurrida en 1884 y recuperada ahora por Gecko Turner (no es el único guiño curioso de la canción: el oyente más atento identificará una variación instrumental construida sobre el fraseo principal de Guapapasea) a la mayor gloria de los santones del free jazz inflamable John Coltrane, Archie Sheep, Sun Ra y Pharoah Sanders.

Entre todos los francotiradores de la música independiente en España, Gecko Turner debería ser especie protegida. Este músico extremeño atesora ya una trayectoria estimable desde su aparición en 2003 como Gecko Turner, aunque antes se había dejado ver con el grupo Perroflauta. Su quinto disco grande es una apuesta reiterada por las producciones cálidas, acogedoras, grabaciones que llevan su tiempo de cocina porque, seña de identidad, Gecko Turner pesca en muchos mares para luego envolver el sonido en aquella etiqueta afortunada de soul afromeño. Una forma, en fin, de hacer atractiva su música ágil y audaz.

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