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"Coca, putas y el Cigala": ya está aquí el bluff musical del año
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Víctor Lenore

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"Coca, putas y el Cigala": ya está aquí el bluff musical del año

PXXR GVNG publican 'Los pobres', un disco plano en lo sonoro y previsible en las rimas

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Es difícil que PXXR GVNG te caigan mal. Son un grupo de raperos de unos veintipocos años que viven en los barrios populares de Barcelona. Su principal objetivo en la vida es follar, colocarse y trabajar lo menos posible. La prensa musical y los festivales cool, especialmente el entorno del Sónar y las revistas de tendencias, les han apoyado con entusiasmo desde el principio, describiéndoles como la respuesta nacional a la fiebre trap y a colectivos de culto como The Odd Future.

¿Merecen tantos elogios? Su disco de debut, titulado Los pobres, decepciona por completo. Se trata de un trabajo carente de flow, difícilmente bailable y con letras más previsibles que un programa de televisión de José Luis Moreno.

Ya en la intro, titulada Pobres, arrancan con un discurso balbuciente sobre la desigualdad, donde Yung Beef (el miembro más carismático) suelta frases de ingenuidad pasmosa: "Antes escuchabas a un pobre y mirabas para otro lado. Ahora, gracias a Internet, gracias a muchas cosas, se ha empezando a mezclar vuestra realidad con nuestra ficción y nuestra ficción con la realidad. Nos hemos metido en vuestras casas, en vuestras familias y en vuestro subconsciente, hermano…Cuando estés viendo la tele, ya nunca vas a escuchar la palabra 'pobre' y vas a seguir comiendo tranquilo".

Sus letras son más previsibles que un programa de televisión de José Luis Moreno

De hecho, la situación es justo la contraria: sufrimos un tsunami de programas televisivos sobre jóvenes de clase baja que consumimos encantados mientras despachamos la cena: Callejeros, Princesas de barrio, Hermano Mayor, Gandía Shore, Gran Hermano, etcétera. En gran medida, la imagen que ofrecen PXXR GVNG (pronúnciese "pur gang") es justo el estereotipo de joven de barrio, hedonista y obsesionado por la fama que tanto les gusta promocionar a "capos" televisivos como Paolo Vasile, emperador de Mediaset.

Una pistola que hable por sí sola

Desde el punto de vista de la intensidad musical, tampoco hay por dónde coger Los pobres. El remezclador más competente de Kanye West o Jay-Z sudaría tinta china para conseguir que se pueda bailar casi cualquier canción. Especialmente espesas son Perdóname Dios, Contando dinero y Como el agua. Sus letras muestran una complacencia poética alarmante: si vas a repetir una palabra veinte veces en la misma canción, es mejor asegurarse de que dices algo más interesante que "echa la coca en el agua/y las papelas se van en el agua/los niños en el barrio, como el agua/si vienen los sapos, me cantan como el agua"...

La imagen del grupo es justo el estereotipo de joven de barrio, hedonista y obsesionado por la fama que tanto les gusta promocionar a los capos televisivos

Después de tres décadas escuchando hip hop, puedo decir que es la letra más plana y perezosa que recuerdo. No es un caso aislado, poco antes encontramos imágenes tan ramplonas como "Voy a comprarme una pistola/que me llegue hasta las bolas/una que hable por sí sola/te voy a agujerear la cazadora". Además es improbable que hayan empuñado un arma de fuego en su vida: Barcelona no es el Bronx de los ochenta, ni se le acerca. Ojo a esta letra también: "Vale que no tengo nada, pero/ me van a doler las muñecas de tanto contar dinero/ voy a comprarme un Ferrari para vacilar por el gueto". Además de un verso cutre, se trata de una rendición total a los valores del capitalismo salvaje, disfrazado de audacia y macarreo.

PXXR GVNG tienen algunas virtudes aprovechables. La mayor: el desparpajo. Diez segundos de cualquier corte bastan para darse cuenta de que realmente son chicos de la calle, no raperos de clase media impostando origen humilde (la impostura es un problema endémico en el rap español). De vez en cuando, sus fraseos tienen chispa, gracia y soltura. Por ejemplo, es imposible no sonreír con la canción Cigala, un abuso en toda regla contra el famoso cantaor ("Coca, marihuana, putas y El Cigala", cantan), especialmente centrado en su reputación de fiestero terminal (aunque ellos se cuidan mucho de no decir la palabra "Diego", no sea que se les echen encima un ejército de abogados).

Las alternativas del hip hop

Pero un momento gracioso no es suficiente para levantar el nivel del disco, donde suenan como niñatos consumistas presumiendo sin parar de la suerte de no tener que levantarse a las siete de la mañana para ir a la oficina. ¿Qué alternativas tienen los adictos al hip-hop en castellano? Así, a bote pronto, se me ocurren Antihéroe de Jarfaiter, los discos de El Coleta, Euraca de Factor Cánada, los himnos de La Mala y La Estaquera de Saigón de los Chikos del Maíz. Todo ellos son álbumes que se pueden bailar o bien consiguen crudos retratos de la realidad de los barrios españoles en 2015. A veces, ambas cosas a la vez. El hip hop de aquí vive un momento bastante vivo y por eso me parece triste que un colectivo tan blandito como PXXR GVNG acapare toda la atención de los medios presuntamente modernos y enterados.

Posdata: En la época de primer indie y el rock alternativo español, solíamos disculpar el escaso o nulo talento de los grupos estatales con la socorrida frase "están bien para ser de aquí". Si comparamos Los Pobres con el trabajo de artistas como Rick Ross, Ñejo, A$Ap Rocky, Lil' Wayne o Wocka Flocka Flame la cosa se hunde más todavía. De hecho, pones cualquier canción de PXXR GVNG al lado de Papi chulo (Lorna) y Gasolina (Daddy Yankee) y no les superan en nada. Ni siquiera en modernidad. Y eso que han pasado más de diez años.

Es difícil que PXXR GVNG te caigan mal. Son un grupo de raperos de unos veintipocos años que viven en los barrios populares de Barcelona. Su principal objetivo en la vida es follar, colocarse y trabajar lo menos posible. La prensa musical y los festivales cool, especialmente el entorno del Sónar y las revistas de tendencias, les han apoyado con entusiasmo desde el principio, describiéndoles como la respuesta nacional a la fiebre trap y a colectivos de culto como The Odd Future.

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