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'Big little lies': no, nosotras no somos las culpables de que nos violéis
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Henar Álvarez

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'Big little lies': no, nosotras no somos las culpables de que nos violéis

La nueva serie de HBO sobre un grupo de cuarentañeras enfrentadas a la violencia masculina te atrapa desde el primer capítulo

Foto: Imagen promocional de 'Big little lies'
Imagen promocional de 'Big little lies'

Creo que solo había visto cuatro de los siete capítulos de la estupenda serie 'Big Little Lies' cuando mi pareja me preguntó: “¿Por qué te emociona tanto esta serie? Todas las protagonistas son madres y sueles quejarte de que las mujeres siempre interpreten estos papeles”. Buena pregunta. La principal diferencia es que no son "madres de". Todas ellas, Madeline (Reese Witherspoon), Celeste (Nicole Kidman) y Jane (Shailene Woodley) protagonizan tramas que no tienen que ver con su maternidad. Sus conflictos están relacionados con sus vidas personales y no con las de sus hijos o sus maridos, que también aparecen pero en un segundo plano. Además, si lo pienso, casi todas las mujeres de cuarenta años o más que me rodean tienen hijos, aunque eso no signifique que su vida entera gire en torno a ellos.

Sin duda, la edad de las protagonistas es otro acierto de 'Big Little Lies'. Aunque no se menta, es evidente que todas menos una sobrepasan la cuarentena. Cada vez empieza a ser más común que actrices descaradamente jóvenes interpreten a madres de adolescentes. En 'Amar', de Esteban Crespo, Natalia Tena, de treinta y dos años, tiene una hija de diecisiete. Lewis MacDougall, de catorce, sufre por la muerte de Felicity Jones, de treinta y tres, en 'Un monstruo viene a verme'. En las obras audiovisuales cada vez antes el objeto sexual pasa a convertirse en la madre del objeto sexual. Los personajes femeninos de treinta y cinco años en adelante son más bien escasos, un auténtico drama para los espectadores, porque es en ese momento de la vida cuando empiezan a pasar cosas interesantes. Será por eso que 'Big Little Lies' te atrapa desde el primer capítulo.

David E. Kelly, responsable de 'Ally McBeal', adapta la novela de Liane Moriarty para construir esta producción de HBO dirigida por Jean-Marc Vallée. La miniserie arranca con la investigación de un crimen del que no sabremos absolutamente nada hasta el último capítulo, ni quien lo ha cometido ni quien ha sido la víctima. Los comentarios de los testigos van salpicando las vidas de las tres protagonistas al ritmo de la música que Chloe, la hija en la ficción de Reese Whiterspoon, va escogiendo en su iPod. 'Big Little Lies' reivindica el punto de vista femenino, tan ignorado que ni siquiera existe un discurso social único sobre lo que es una violación o el maltrato en pareja. Precisamente en este punto encontramos el gran valor de la serie. Vamos allá.

Culpa a la víctima: el 'Victim Blaming'

'Big Little lies' se sirve de las imágenes, ya que una vale más que mil palabras, para hacer pedagogía del 'victim blaming' que sufren constantemente las mujeres tras padecer una agresión machista. Sucede que María Schneider denuncia el ataque que sufrió durante el rodaje de 'El último tango en París' y se genera un debate sobre sí fue o no una violación, este mismo mes en México un violador ha sido absuelto porque utilizó sus manos para penetrar a la víctima y no sus genitales, en este país jueces siguen preguntando a mujeres violadas si cerraron bien las piernas. La gente duda y empatiza con el agresor en vez de con la víctima.

Pues bien, el personaje de Jane sufrió una violación que, además, culminó en embarazo. En la escena dejan claro que 1) se fue con él porque quiso, 2) tenía intención de acostarse con él, 3) Llevaba un vestido, 4) habían bebido. ¿Y qué importa todo esto? Pues aunque atendiendo a la secuencia está claro que nada, en la realidad todos estos condicionantes hacen que se culpe a la víctima hasta el punto de llegar a poder perder un juicio. En la serie no cabe duda de que es una violación. De repente, él la pega un puñetazo que la tumba en la cama y la deja fuera de combate. A continuación la fuerza y la penetra con violencia hasta correrse. No hay peros posibles.

Rara vez el mensaje va en la dirección opuesta: no violes, no mires el móvil de tu novia

Lo mismo sucede con el maltrato en pareja, más 'victim blaming'. No dejamos de escuchar a nuestros políticos recordar a las mujeres que tienen que decir no a la violencia machista o a las adolescentes que no dejen que sus novios las miren el móvil, pero rara vez el mensaje va en la dirección opuesta: no violes, no mires el móvil de tu novia. Celeste (Nicole Kidman) está casada con Perry (Alexander Skarsgård), un hombre muy atractivo y con buena posición económica que la maltrata y, por si fuera poco, después de cada acometida tienen relaciones sexuales violentas. Ella no solo no plantea irse de casa sino que todo el vecindario les considera una pareja modelo. Sin embargo, el espectador presencia cómo la tiene sometida, como la ha obligado a dejar de trabajar e, incluso, como cuando ella propone volver a ejercer la abogacía se empeña en intentar tener otro hijo.

En múltiples ocasiones todos escuchamos como se dice de Menganita que se quedó embarazada para pillar a Fulanito, pero no se visibiliza la cantidad de veces que son ellos quienes lo hacen para alejarlas del mundo laboral, que sean económicamente dependientes y no se atrevan a cortar la relación. Es la terapeuta de Nicole Kidman quien poco a poco le abre los ojos, su personaje no quiere verse como víctima y niega los malos tratos. Para terminar de convencerla le relata que ocurriría si en ese preciso instante fueran a juicio: no solo no tiene ninguna prueba -se maquilla los moratones y nunca se lo ha contado a nadie-, además siempre sostiene que es un padre ejemplar. Lo más probable es que alegara que se ha inventado lo del maltrato para ganar la custodia de los hijos.

Ya en el primer capítulo, la hija de Renata (Laura Dern) aparece con moratones en el cuello y señala que uno de los niños la ha intentado estrangular. A nadie parece importarle si la niña está bien, si podría volver a ser golpeada o si va a desarrollar pánico de ir a clase. Solo importa si está diciendo la verdad, no vaya a ser que el agresor quede estigmatizado, a pesar de las señales en su piel. Son varios los personajes que, cuando sale el tema, apuntan que sería interesante en un caso como este que fuera ella quien tuviera la presunción de inocencia y no se diera por hecho que quizá esté mintiendo. Como no quiero soltar spoilers de más, solo haré un apunte: cuando acabéis la serie volved a poner la escena en que preguntan quién la ha hecho daño. Fijaos donde apunta su dedo y quienes aparecen en el contraplano. De lo que ocurre después, sacad vuestras propias conclusiones.

Cómo olvidar lo aprendido: la sororidad

(OJO, SPOILER)

Es posible que nunca hayáis escuchado el término sororidad. Alude a la solidaridad entre mujeres en un contexto patriarcal. Viene del latin “soror” (hermana) en vez de “frater” (hermano) y está formada según el mismo patrón lingüístico. “Culpar a las mujeres de todo es sexista” dice una de las testigos durante los interrogatorios del crimen en el primer capítulo y es una frase estupenda como preludio del final y como resumen de la serie.

Ya que nos van a hacer culpables de los delitos contra nosotras y que pondrán en duda nuestra palabra, al menos, practiquemos la sororidad. Esa es la moraleja de 'Big Little Lies' y no es fácil llevarla a cabo en esta sociedad. Desde pequeñas educan a las niñas en que una mujer es el peor enemigo de otra mujer, las mujeres son muy malas entre ellas o que no se puede trabajar con dos mujeres juntas. Si os fijáis en las películas infantiles, cuando están protagonizadas por una chica -las famosas cintas de princesas-, ella está sola y lucha, efectivamente, contra otra mujer. Se me ponen los pelos de punta cada vez que veo a una niña disfrazada de Blancanieves. Por muy edulcorada que esté la historia, no deja de ser un cuento sobre una mujer que quiere matar a otra porque es más guapa. Impresionante. Cuando están protagonizadas por un chico siempre van en grupo: 'Cars', 'Los Goonies', 'Los minions', 'Toy Story', 'El rey León'... luchan contra el antagonista y le vencen juntos.

En las películas infantiles protagonizadas por una chica -las famosas cintas de princesas-, ella está sola y lucha contra otra mujer

Pues bien, las cinco mujeres de 'Big Little Lies', aunque tienen problemas entre ellas, se unen para defenderse. No me sorprende que este final haya emocionado a la red, estamos acostumbradas a vernos en las pantallas tirándonos de los pelos. Sin duda, pasará a la historia de la televisión y se unirá a los artículos que pululan por Internet recopilando los mejores cierres de series. Todas juntas baten al maltratador de su amiga que resulta ser también el violador de Jane. En esta historia solo hay un culpable y no volverá a molestar. Queridas amigas: la unión hace la fuerza. Somos nuestro mejor aliado.

Creo que solo había visto cuatro de los siete capítulos de la estupenda serie 'Big Little Lies' cuando mi pareja me preguntó: “¿Por qué te emociona tanto esta serie? Todas las protagonistas son madres y sueles quejarte de que las mujeres siempre interpreten estos papeles”. Buena pregunta. La principal diferencia es que no son "madres de". Todas ellas, Madeline (Reese Witherspoon), Celeste (Nicole Kidman) y Jane (Shailene Woodley) protagonizan tramas que no tienen que ver con su maternidad. Sus conflictos están relacionados con sus vidas personales y no con las de sus hijos o sus maridos, que también aparecen pero en un segundo plano. Además, si lo pienso, casi todas las mujeres de cuarenta años o más que me rodean tienen hijos, aunque eso no signifique que su vida entera gire en torno a ellos.

Series de HBO Nicole Kidman
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