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De 'Breaking Bad' a 'Sin límites': drogadictos, alcohólicos y otros viciosos televisivos
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Aloña Fernández Larrechi

Desde Melmac

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Aloña Fernández Larrechi

De 'Breaking Bad' a 'Sin límites': drogadictos, alcohólicos y otros viciosos televisivos

El alcohol y los estupefacientes son habituales en la pequeña pantalla. La última en hacerlo es Sin Límites

Foto: Brian Finch en 'Sin límites'
Brian Finch en 'Sin límites'

“Después de tomarlo, mis ojos se abrieron. Sólo utilizamos una décima parte de nuestro cerebro. ¡¡Piensa qué podríamos lograr si pudiésemos aprovechar esa parte oculta!! Esto significaría un mundo completamente nuevo. Si los políticos consumieran LSD no habría más guerra, o pobreza, o hambre”. Con estas palabras, recogidas en la revista Life en 1967, Paul McCartney reafirmaba su defensa de la sustancia descubierta por Albert Hoffman treinta años antes. Y quién sabe si inspiró al escritor dublinés Alan Glynn, para escribir su libro más exitoso, 'The Dark Fields', publicada en 2001. Su debut literario se centró en un joven escritor que se asoma al abismo creativo y vital antes de que una sustancia llamada NZT entre en su vida. Una década después, la historia de Glynn fue llevada al cine bajo el título de 'Sin Límites'.

“¡Si los políticos consumieran LSD no habría más guerra, o pobreza, o hambre!”, clamaba Paul McCartney

Y esta temporada se ha convertido en serie de televisión, un formato en el que es relativamente frecuente encontrar personajes aficionados a sustancias psicotrópicas. Aunque como si se tratase de la evolución propia del medio, (primero fueron los procedimentales policíacos, luego las series de política) lo ha hecho en forma de spin-off, dirigiendo los beneficios de la poderosa droga a fines más provechosos que la política.

Porque 'Sin Límites', la serie que este jueves (22:20h) estrenará en España FOX, se centra en el joven Brian Finch, un vividor despreocupado que descubrirá todo su potencial gracias al NZT. El encargado de tentarle con la desconocida sustancia es Edward Morra, protagonista de la película, vínculo con la misma y razón por la que el omnipresente Bradley Cooper se adentra de nuevo en la televisión. Morra es un senador con grandes aspiraciones políticas, un hombre que muy pronto verá los beneficios de seguir proporcionándole a Finch el NZT. Ya que gracias a sus nuevas habilidades, el joven se convierte un una ayuda imprescindible para un departamento del FBI y los casos a los que se enfrenta.

Lejos de conformarse con ser un procedimental policíaco al uso, con su tensión sexual, sus casos episódicos y sus secundarios graciosos, 'Sin Límites' es una producción interesante que se ha preocupado por detalles que contribuyen a que la premisa de la serie luzca más. El mundo de Finch no es el mismo, ni tiene el mismo color, cuando se toma su dosis diaria de NZT, o cuando el efecto de la droga se pasa, y es un tipo como los demás, con sus absurdos deseos y sus chistes fuera de lugar. Su cerebro vuelve a su estado original, sin los idiomas ni las culturas en las que ha profundizado en cuestión de horas, sin una ilimitada capacidad para memorizar datos o sin la creatividad con la que él mismo graba en vídeo sus conclusiones.

Finch es consciente de los cambios que la droga produce en su vida. Sabe que el NZT es una arma muy peligrosa cuando se deja en las manos equivocadas

Al igual que el espectador, Finch es consciente de los cambios que la droga produce en su vida, y sus dudas le llevarán a iniciar una peligrosa investigación. Porque aunque disfruta enormemente con su nueva vocación, sabe que el NZT es una arma muy peligrosa cuando se deja en las manos equivocadas.

Cocaína, metanfetamina y otros químicos

En 'Sin Límites' el NZT es más un don a la hora de enfrentarse a los casos policiales, que una droga que termina matando a sus consumidores. La preocupación de la serie ante el consumo de sustancias químicas queda patente, pero no perjudica el retrato que ofrece del protagonista y principal usuario. Porque Finch llegó al NZT de forma casi involuntaria, y se encuentra atado a él irremediablemente. Un punto de vista novedoso para una ficción televisiva en la que es habitual que héroes y villanos, protagonistas y secundarios, sean consumidores de sustancias mucho más reales que la píldora transparente de Finch.

El mismo halo de superioridad intelectual que rodea la versión “colocada” del protagonista de 'Sin Límites' envuelve a dos de los cerebros más privilegiados de las series de televisión: Sherlock Holmes y el Dr. John Thackery. El inmortal personaje creado por Arthur Conan Doyle, y el protagonista de 'The Knick' comparten además un par de pasiones, la cocaína y la heroína. Estimulante y depresor, en su uso combinado ha terminado denominándose en la jerga como speedball y, según los expertos en la materia, fue la combinación que se llevó por delante a River Phoenix, John Belushi o Philip Seymour Hoffman.

Continuando con el arte de mezclar químicos, no puede faltar el experto, tanto en la fabricación como en el consumo, más conocido de los últimos años, Jesse Pinkman. El personaje de 'Breaking Bad' interpretado por Aaron Paul consumió, a lo largo de cinco temporadas, marihuana, heroína y, cómo no, metanfetamina. La unión de estas dos últimas también fue una de las perdiciones de Wendy Case, el personaje de Drea de Matteo en 'Hijos de la Anarquía'. Una mujer que se dio a conocer en 'Los Soprano', en la que podíamos ver como ella misma trataba de lidiar con la devoción de su pareja, Christopher Moltisanti, por la heroína y el alcohol.

Jesse Pinkman, el personaje de 'Breaking Bad' interpretado por Aaron Paul, consumió en cinco temporadas marihuana, heroína y metanfetamina

No podemos terminar este recorrido lleno de experiencias psicotrópicas, la mayoría de ellas con graves consecuencias, sin recordar que a pesar de la fama de Pinkman y White no fueron ellos los primeros en “acercar” la droga azul al público televisvo. El honor, por lo menos en mi memoria, corresponde a Claire Fisher, que en episodio piloto de 'A Dos Metros Bajo Tierra' trataba de asumir que su padre había muerto, mientras “disfrutaba” del momento más intenso de su colocón.

Plantas y humos

Hablando de colocones, y de mujeres relacionadas con las drogas que llegaron a la pequeña pantalla antes que los protagonistas de 'Breaking Bad', llega el momento de Nancy Botwin, la protagonista 'Weeds'. Porque antes de que Walter se preocupase por dejar algo a su familia, el personaje interpretado por Mary Louise Parker traficó con marihuana para mantener su nivel de vida tras la muerte de su marido. Ella fue consumidora puntual, y la cuota de humos y porros propia del argumento de la serie ya la ponía su cuñado Andy o su vecino Doug Wilson, que además de ser uno de los socios de Nancy es concejal de la ideal localidad en la que transcurre la serie.

La utilización de la marihuana en las series de televisión es más esporádica que la de otro tipo de sustancias. Y con una mayor variedad de usos. En 1997 Murphy Brown ya utilizó en sus tramas el uso medicinal de la planta, como ya había hecho St. Elsewhere una década antes, y posteriormente veríamos en 'Los Simpson'. Pero la marihuana también fue la excusa perfecta para el mensaje moralizante de 'La Hora de Bill Cosby', el pretexto humorístico del capítulo del brownie con ingrediente especial en 'Frasier' o la vía de escape de Helen Solloway en 'The Affair'. Unas producciones estas últimas a las que separan tres décadas y que sirven como ejemplo para evidenciar el cambio que ha experimentado en este tiempo la percepción social y cultural del cannabis.

Días de vino y pastillas

Sin embargo, la moralidad heterogénea que caracteriza a la ficción audiovisual en el tema de las drogas es mucho más evidente en sustancias más accesibles al común de los mortales: los medicamentos y el alcohol. En el primero de los casos destacan dos personajes que además tenían acceso garantizado a sus adicciones, el Doctor House y la enfermera Jackie Peyton. Mientras que el rol interpretado por Hugh Laurie acercó la Vicodina a la cultura audiovisual, la segunda la combinó en 'Nurse Jackie' con otros narcóticos como el Percocet o el Xanax. Pero también es posible encontrar adictos a sustancias como los calmantes entre los jugadores de fútbol americano de 'Friday Night Lights' o los bomberos de la serie de FX, 'Rescue Me'.

En lo que se refiere al alcohol, la lista de usuarios televisivos sería interminable. Porque si de algo gusta la ficción televisiva estadounidense es de regar sus escenas con cualquier bebida alcohólica. No importa si se trata de una celebración, un funeral, una reunión en la oficina o una comida de trabajo. El primer bebedor que se le viene a la cabeza a cualquier seriéfilo es Don Draper, acompañado de su vasos de whisky. Pero no es menos conocido el aprecio que Alicia Florrick en 'The Good Wife' o Olivia Pope en 'Scandal' tienen por el tinto, al igual que resulta imposible recordar a la Lucille Bluth de 'Arrested Development' sin su omnipresente copa de Martini. 'The Wire' se sumergió en el mundo de las drogas, pero ahí estaban, capítulo tras capítulo, Bunk y McNulty tratando de olvidar sus problemas a base de melopeas legendarias. Como la doctora Abby Lockhart en 'Urgencias' o el malogrado Peter Russo en 'House Of Cards'.

¿Y el alcohol? La lista de usuarios sería interminable. Si algo le gusta a la ficción televisiva estadounidense es regar sus escenas con cualquier bebida alcohólica

Todos ellos son dignos de formar parte de un club de alcohólicos anónimos televisivos, que sin ninguna duda encabezaría Christy y Bonnie Plunkett, las protagonistas de 'Mom'. Ambas son mujeres de excesos que luchan por dejar atrás sus adicciones y su alcoholismo. Y lo hacen en una comedia en la que, para pasmo de sus espectadores, no faltan los momentos dramáticos. Su evidente dualidad, “qué graciosa le ha quedado la cogorza, pero vaya la que ha liado”, no frivoliza pero tampoco alecciona. Y por tanto, apenas puede molestar al espectador. No vaya a ser que esté disfrutando del capítulo de rigor con una copa, un porro o vaya usted a saber qué en la mano.

“Después de tomarlo, mis ojos se abrieron. Sólo utilizamos una décima parte de nuestro cerebro. ¡¡Piensa qué podríamos lograr si pudiésemos aprovechar esa parte oculta!! Esto significaría un mundo completamente nuevo. Si los políticos consumieran LSD no habría más guerra, o pobreza, o hambre”. Con estas palabras, recogidas en la revista Life en 1967, Paul McCartney reafirmaba su defensa de la sustancia descubierta por Albert Hoffman treinta años antes. Y quién sabe si inspiró al escritor dublinés Alan Glynn, para escribir su libro más exitoso, 'The Dark Fields', publicada en 2001. Su debut literario se centró en un joven escritor que se asoma al abismo creativo y vital antes de que una sustancia llamada NZT entre en su vida. Una década después, la historia de Glynn fue llevada al cine bajo el título de 'Sin Límites'.

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