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Javier Molina

Aprender a Invertir

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Los primeros pasos del inversor

Invertir requiere de conocimiento y buen juicio pero no es, contra lo que se dice, ni difícil ni peligroso. Sólo exige saber qué se quiere y cómo se va a conseguir

Foto: La bolsa espaÑola pierde fuelle tras la apertura al subir un leve 0,02 %
La bolsa espaÑola pierde fuelle tras la apertura al subir un leve 0,02 %

Los más recientes estudios del inversor español, tanto de Natixis como de Legg Mason, muestran que éste tiende a la inversión a corto plazo, que las emociones dominan la toma de decisiones (en un 75%) y que, en definitiva, no se tiene una estrategia ni una disciplina de inversión definida (en un 60% de los casos analizados).

Todo ello en un entorno de mercado donde, dados los tipos de interés cero y la inexistencia de los depósitos a plazo tradicionales, un 81% de esos inversores estudiados afirman que están dispuestos a tomar más riesgo para conseguir más rentabilidad. Luego, nos encontramos con más inversores con menos conocimiento, tomando más riesgo. Un cóctel explosivo que debería evitar a toda costa.

Ante este panorama, y aprovechando está nueva sección de aprendizaje que nos brinda El Confidencial, intentaré reflejar los pasos que todo inversor debiera seguir antes de exponer a riesgo sus ahorros. En la formación previa a todo proceso de inversión reside, al final, el éxito futuro y el no caer en trampas o productos que no se adaptan para nada a su perfil. Invertir requiere de conocimiento y buen juicio pero no es, contra lo que se dice, ni difícil ni peligroso. Sólo exige saber qué se quiere, cómo se va a conseguir ese objetivo y cómo lo va a ejecutar. Vale la pena dedicarle un tiempo a ese aprendizaje pues la rentabilidad que se consiga, no tendrá nada que ver con la que se deduce se obtiene de una nula planificación.

El primero de los pasos que debería dar todo inversor es, sin duda, el conocerse a sí mismo y ser capaz de establecer un perfil de inversión

El primero de los pasos que debería dar todo inversor es, sin duda, el conocerse a sí mismo y ser capaz de establecer un perfil de inversión de cara a trazar su ruta por los mercados. Fíjese que, en función de cual sea ese perfil y de lo que persiga, su cartera de activos será de un tipo u otro. El equivocarse en el algo tan básico como esto le llevará a problemas inmediatos.

Podemos diferenciar 5 tipos de perfiles globales que se identifican por ciertas características. Obviamente, cada inversor tendrá detalles particulares que debe considerar pero, a modo de ejemplo, nos sirve para ubicarnos de forma intuitiva en uno u otro lado del famoso binomio rentabilidad/riesgo. En el gráfico se muestra la exposición a cada tipo de activo (se simplifica a modo de ejemplo) para cada tipo de inversor. Es una ponderación aproximada.

Perfil MUY Conservador:

  • Busca preservar su capital y la máxima estabilidad
  • Objetivo de rentabilidad: estar por encima de la inflación
  • Necesitará el dinero en un plazo de no más de 3-4 años
  • Bonos y Cash como mayores referencias. Podría ser 0% la parte de acciones.

Perfil Conservador:

  • Dispuesto a asumir un mínimo de riesgo
  • Objetivo de rentabilidad ligeramente superior al anterior,

aceptando algo de volatilidad.

  • Necesitará el dinero en un plazo inferior a los 5-6 años
  • Incorpora algo de riesgo para buscar mayor rentabilidad

Perfil Moderado:

  • Busca cierto balance entre riesgo y seguridad
  • Objetivo de rentabilidad: crecimiento con diversificación
  • Necesitará el dinero en menos de 10 años
  • Equilibrio entre acciones y bonos

Perfil Agresivo:

  • Dispuesto a asumir un mayor riesgo. Inversor con experiencia
  • Objetivo de rentabilidad: apreciación de capital
  • Necesitará el dinero dentro de 10 años o más
  • Posición de riesgo en acciones como mayor parte

Perfil Muy Agresivo:

  • Dispuesto a asumir un mayor riesgo de capital. Asumirá mucha volatilidad en el valor de su inversión.
  • Objetivo de rentabilidad: superar la media del índice de referencia
  • No necesita el dinero en 15 años o más
  • Posición de riesgo total en acciones

Para comprobar el comportamiento de esos perfiles, desde un punto de vista histórico (que no garantiza el futuro pero, al menos, me sirve de referencia) suponemos que compramos esos 5 tipos de carteras y las analizamos en cuanto a resultados. Primero comparamos los 3 perfiles intermedios: Conservador, Moderado y Agresivo para ver qué hubiéramos ganado y perdido desde el 2004 hasta hoy día. Es el mínimo trabajo que deberíamos realizar, con cualquier tipo de activo, para saber en qué entornos de riesgo nos movemos. Luego, lanzar simulaciones a futuro sería el siguiente paso. Hoy, vamos por partes y a lo más intuitivo. Utilizo ETFs (veremos qué son más adelante) y los tomo del mercado americano por la facilidad que tengo para comprobar los resultados. En caso de tomar una cartera más local, el proceso sería el mismo. Para acciones utilizo el que replica al S&P500. Para Bonos el de Ishares que recoge los bonos americanos con grado de inversión y para el cash un monetario clásico. Estas son las carteras así formadas:

Y la evolución de precios, para esas 3 configuraciones de la cartera, nos hubiera dado estos resultados:

  • Cartera conservadora: 1.000 USD invertidos en el 2004 serían, a fecha de hoy, 1.897 USD. El mejor año se hubiera logrado una rentabilidad del 10,73% y, el peor año, hubiera obtenido una pérdida del 8,69%. La máxima pérdida en cartera, en ese período, hubiera sido del 16,55%. Al final, obtiene una tasa de crecimiento anual compuesta del 5,29%.
  • Cartera moderada: 1.000 USD invertidos en el 2004 serían, a fecha de hoy, 2.052 USD. El mejor año se hubiera logrado un 15,36% de rentabilidad y, el peor, un -15,08%. Máxima pérdida del periodo del 25,15%. Al final, obtiene una tasa de crecimiento del 5,96%.
  • Cartera agresiva: 1.000 USD invertidos en el 2004 serían, a fecha de hoy, 2.288 USD. Mejor año, 25,55%. Peor año, 28,18%. La máxima caída de la cartera del 41,17%. Al final, obtiene una tasa de crecimiento del 6,89% anual.

Y si lo graficamos, vemos aún más las diferencias.

Si introducimos las dos carteras MUY conservadora y la MUY agresiva, las diferencias son obvias:

En el caso de la MUY conservadora, pese a que tiene un momento donde se hubiera llegado a perder un 5,10%, en términos anuales NUNCA se ha perdido, siendo la tasa de rentabilidad de crecimiento anual del 3,81%. Por el contrario, el muy agresivo es el más gana y el que más pierde.

Lo que quiero que vea es que, al final, es el inversor quien tiene la potestad para tomar más o menos riesgo y que, una vez definido eso, tiene que ser consciente de los riesgos que asume. En el caso del ejemplo ha ido bien pues, ciertamente, el mercado americano es de los pocos que siempre ha subido pero lo que tiene que ver es qué pasa en los malos momentos. Los gráficos son muy claros a ese respecto.

El segundo concepto, muy relacionado con el primero, es la edad del inversor. A grandes rasgos, un inversor joven generalmente estará dispuesto a tomar mayor riesgo que uno que esté cercano a la jubilación. No tiene sentido entrar en riesgos excesivos cuando se está próximo a tener que rescatar una parte o la totalidad de la cartera. Ajuste su perfil en función de sus necesidades económicas. No exponga a riesgo aquello que necesita para vivir.

El tercer paso a considerar es cuánto tiempo está dispuesto a utilizar para aprender. Sí, a formarse antes de operar en los mercados. Y a seguir sus inversiones una vez abiertas. Es curioso pero le dedicamos mucho tiempo a la compra del móvil, del coche o de la última televisión pero, al aprendizaje de la gestión de nuestro dinero, se le dedica – por norma – mucho menos. Eso muestran los estudios del inversor español.

A grandes rasgos, un inversor joven generalmente, estará dispuesto a tomar mayor riesgo que uno que esté cercano a la jubilación

Si no tiene tiempo ni de formarse en profundidad ni de seguir sus inversiones, llevar a cabo una estrategia de selección concreta de acciones no parece razonable. Tendrá más sentido el utilizar un ETF (fondo índice que veremos en ediciones posteriores) que replica un índice y cuyo control es sencillo. La volatilidad suele ser inferior al de los títulos individuales y refleja bien la evolución del mercado.

Si le va a dedicar tiempo a realizar sus deberes, y quiere acciones o activos individuales, los suyo es centrarse en los grandes valores. Nadie garantiza que serán los más rentables pero, al menos, la historia dice que tienden a ser más estables, pagan dividendos y podemos obtener información fiel y constante de ellas.

En cualquier caso, todo proceso de inversión requiere su tiempo y es conveniente empezar con un activo de renta fija a corto plazo para, poco a poco, ir introduciendo sus activos en función de su perfil de inversión.

Dedicamos mucho tiempo a la compra del móvil, del coche o la tv pero, al aprendizaje de la gestión de nuestro dinero se dedica –por norma– mucho menos

El cuarto paso, sin entrar todavía en la estrategia a seguir en función de su perfil, consistirá en buscar un buen intermediario para llevar a cabo su operativa. Sin duda que el coste será uno de los parámetros a observar pero también es cierto que debe valorar el servicio y valor añadido que un intermediario puede darle. Veremos todos estos aspectos en próximas ediciones.

Con conclusión a esta primera parte, el inversor debe empezar por identificar en qué lado del binomio rentabilidad/riesgo quiere estar al enfrentarse a los mercados. Esa es la parte más importante a la que debe destinar tiempo y atención pues, en el medio plazo, es el principal determinante de su satisfacción como inversor.

Ya ha visto que, utilizando datos históricos, puedo, de forma barata y sencilla, ponerme en el peor de los escenarios en función de seguir un perfil u otro. El futuro puede ser aún peor (y mejor), pero lo será para todos los perfiles en igual medida. Realice su propio auto-test de idoneidad antes de invertir un euro de sus ahorros. El resto, será mucho más fácil.

Los más recientes estudios del inversor español, tanto de Natixis como de Legg Mason, muestran que éste tiende a la inversión a corto plazo, que las emociones dominan la toma de decisiones (en un 75%) y que, en definitiva, no se tiene una estrategia ni una disciplina de inversión definida (en un 60% de los casos analizados).

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