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Prefiero seguir en mi error
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Javier Molina

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Prefiero seguir en mi error

Pese a que las señales sean alcistas, no hay que dejar de ser cautos ante la realidad de los datos económicos que tenemos. Los beneficios empresariales siguen siendo débiles

Foto: Agentes de bolsa en el parqué neoyorquino. (EFE)
Agentes de bolsa en el parqué neoyorquino. (EFE)

Hace quince días, en esta misma tribuna, comentaba que el mercado era soberano. Que pese a todo y pese a todos, los precios se mantenían altos y ajenos a la realidad fundamental del mercado. Admitía incluso que los argumentos técnicos prevalecían sobre esa visión de agotamiento y sobrevaloración del mercado (norteamericano) y que mi apuesta con Carlos Doblado tenía mala pinta. Tan mala que, pese a no haber tocado el límite de desactivación (le queda un 1% de alza al S&P) decidí admitir que mis argumentos no funcionan, hoy día, en esta situación de mercado y que, por tanto, debía asumir mi error. Así lo he hecho.

Pero nada es distinto ni las razones sobre las que me baso han cambiado. De facto, cuanto más tiempo pasa y menos corrigen los índices, más se amplía la divergencia entre precio y realidad. Por supuesto que esto puede durar un 3, 5 o un 15% más desde estos niveles, pero la brecha entre realidad y precio no hace más que abrirse y abrirse. Y las rentabilidades que tengamos hoy se ajustarán en el futuro. Pura lógica financiera.

Sin duda alguna que un gestor, como indicaba un lector hace unos días, debe seguir al mercado y tomar decisiones sin atender a ninguna clase de argumentos, más que los técnicos y de seguimiento de mercado. Se juega su carrera, su prestigio y su puesto de trabajo. Eso comentaba un famoso analista de Wall Street. Compraba pues, de perder rentabilidad frente a sus “competidores” le iban a echar de su trabajo. El seguimiento de las masas. Buen argumento que él debe seguir de forma obligada. Pero Usted no está en esa tesitura.

Así las cosas, uno se pregunta si debería entonces subirse al carro. Y la respuesta sigue siendo que no. No tiene nada que ver el que admita que el S&P haya roto la zona de máximos históricos, con la que ahora tenga que perseguir a los precios y olvidarse del riesgo. Pese a que las señales sean alcistas, no hay que dejar de ser cautos ante la realidad de los datos económicos que tenemos. Los beneficios empresariales siguen siendo débiles, síntoma de que no hay una activación del crecimiento económico ni de la inflación y lo único que mantiene los precios es la política acomodaticia de los bancos centrales, disparada de nuevo hasta niveles de 2013.

Y ese exceso de liquidez contrasta con la realidad de los flujos que entran en S&P. No dejan de decrecer, desde varios sectores (pensiones, particulares…) desde hace ya varios trimestres.

Y aquí me surge la pregunta de siempre: si estamos asumiendo una posibilidad de mayor crecimiento mundial y de la mejora de resultados empresariales, ¿por qué los bancos centrales no dejan de emitir billetes? Y más cuando se está viendo que no consigue los verdaderos objetivos de la política económica expansiva.

El lector me dirá, con buen juicio, que eso no es malo….hasta que deje de serlo, claro.

Desde el punto de vista fundamental, el S&P está sobrevalorado entre un 40% y 90% según que indicador se mire. Por supuesto que esos ratios son ahora discutibles al tener un entorno nunca antes conocido de tipos de interés cero, pero no dejan de ser valores a contemplar.

El ratio Precio/Beneficio de Crestmont está más de un 85% por encima de su media.

Si tomamos el ratio histórico de precios/beneficios sobre 12 meses, obtenemos otro dato alejado de la media en más de un 50%.

El Q ratio, que mide la sobrevaloración del mercado nos da estas lecturas con una desviación, respecto a la media, del 43%.

El índice ajustado por inflación, respecto a la tendencia de largo plazo, nos da lecturas por encima del 80% de esa media. En este caso, lo que se hace es tomando líneas de regresión, ver lo que sucede con los precios. Se ve, históricamente, como cuando hay una sobrevaloración se tiende a corregir y lo mismo cuando hay una infravaloración.

La recompras de acciones no dejan de producirse, pese a estar ya en zonas de máximos. Se financia con cargo a esa liquidez gratuita de los bancos centrales, por supuesto. Y pese a eso, los resultados por acción no logran recuperarse….

Con todo este cóctel de datos, sigo creyendo que el optimismo que reina en el mercado no puede acabar bien. Los mercados de acciones se han desconectado del todo de la realidad, dando ratios de Precios/Beneficios medios por encima de 20 veces. El cuánto más subirán los índices es sólo una función de la euforia de los inversores y de los medios de comunicación, muy activos ya indicando los máximos históricos alcanzados por el S&P esta semana. El optimismo ya muy cerca de máximos absolutos según muestra el siguiente indicador.

Ya sé que no es comparable pero, los chinos también pensaban que el índice nunca podía caer y que había que estar comprados pese a todo. Y esto es lo que sucedió con el mismo…

Los mercados se siguen, pese a los banco centrales, moviendo por ciclos. Más o menos distorsionados y con mayor o menor fuerza pero, cuanto mayor es la carrera mayor es la corrección y habrá sangre cuando éste colapse. Por supuesto que, como dije antes, puede ser que pasen semanas, meses o años…en temas de timing ya sabe usted que no hay regla que valga.

El viernes pasado salieron los datos de restauración de US. Nuevas caídas en el tráfico de clientes y ventas. Ese indicador me gusta observarlo pues, sin duda, es el primero que nota que el consumo puede estar en problemas.

Y todo esto en un entorno político mundial muy complejo. Lo hemos visto con los nuevos atentados terroristas, el golpe de estado fallido en Turquía, el auge del populismo, el dilema que se abre antes las elecciones de Estados Unidos… estamos entrando en una nueva dimensión que, para nada, me parece positiva.

Como curiosidad, ahora que estamos en niveles de máximos históricos en el S&P y puestos a dar argumentos de todo tipo, me he encontrado con un estudio bien curioso. El autor, toma los datos de cierre de del S&P500 desde 1971 hasta hoy. Separa los cierres en máximos históricos (unos 656 de una muestra de más de 11.000 días de trading) con el resto de cierres. Y compara el comprar y mantener “n” días en ambos casos. Es decir, quiere ver qué pasa cuando compras en máximos históricos versus cierres que no lo son. El primer dato que saca es que, la media histórica de comprar en cualquier día y mantener 5 sesiones, desde 1971 es de 0,16%. Por el contrario, si compras en Máximos históricos y mantienes esos 5 días, la rentabilidad media es de 0%.

Sin embargo, al aumentar el periodo de inversión, las cosas cambian y se obtienen estos datos. ATH significa máximos históricos.

Y la desviación estándar o riesgo es menor al comprar en máximos y mantener para períodos más largos.

Ese sería un nuevo argumento para los alcistas, donde a corto entraríamos en correcciones ahora pero, dentro de un tiempo, se volvería a beneficios.

Si con todo este panorama, usted decide seguir a los precios, ya sabe a qué atenerse. Como les dije, yo no dependo de entidad alguna que condicione mis análisis y simplemente, intento optimizar mis ahorros preservando capital y alejándome de riesgo en un entorno de máximos históricos. Me puedo perder un 5% de rentabilidad pero sé que, a medio plazo, lo que el mercado te da de más te lo acaba quitando. Soy un convencido de la regresión a la media y del dormir tranquilo cada noche. Y así seguirá siendo mientras los argumentos sean sostenibles. Buena semana.

Hace quince días, en esta misma tribuna, comentaba que el mercado era soberano. Que pese a todo y pese a todos, los precios se mantenían altos y ajenos a la realidad fundamental del mercado. Admitía incluso que los argumentos técnicos prevalecían sobre esa visión de agotamiento y sobrevaloración del mercado (norteamericano) y que mi apuesta con Carlos Doblado tenía mala pinta. Tan mala que, pese a no haber tocado el límite de desactivación (le queda un 1% de alza al S&P) decidí admitir que mis argumentos no funcionan, hoy día, en esta situación de mercado y que, por tanto, debía asumir mi error. Así lo he hecho.

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