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Resolviendo el acertijo de los mercados
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Javier Molina

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Resolviendo el acertijo de los mercados

Contra los bancos centrales, igual que contra los tour operadores, no se puede luchar. Ellos marcan las pautas y nosotros sólo deberíamos seguir ese camino

Foto: Traders en Wall Street. (Reuters)
Traders en Wall Street. (Reuters)

Ser de Mallorca es una suerte y un privilegio. Suerte, pues es uno de esos sitios en los que sientes que estás permanentemente de vacaciones y, privilegio pues media Europa desea venir a conocer tu tierra mientras tú, ajeno a todo, eres feliz en la ignorancia del isleño mediterráneo. Además, ser de Mallorca asienta una serie de valores que, uno de Madrid o de Barcelona por ejemplo, nunca entenderán. Un mallorquín es capaz de asumir el pasar en poco tiempo de la alegría de ganar nuestra Copa del Rey (2002/2003) a rozar el descenso a segunda B en las tres últimas ligas. Eso te hace fuerte. Muy fuerte. Y, sin darte cuenta, te prepara para la vida moderna. Para los mercados, incluso. Si no estás acostumbrado a ganar (o a no sorprenderte cuando, por sistema, casi siempre pierdes) conceptos como el 'stop loss' o 'a otra cosa mariposa' son conceptos que entiendes como propios y ejecutas sin mayor problema. Si me toca perder un poquito, pues ya me va bien mientras no me quede enganchado. Si perdemos contra el Reus en esta primera jornada pero, al final nos salvamos, pues bien va. Si tengo que cerrar una posición por ir totalmente en contra de la realidad, pues se cierra y ya está. Si Marco Asensio triunfa en la capital, y pasa de jugar en su club de toda la vida, pues alegría para todos. Eso se lo debo a mi condición de isleño y socio del RCD Mallorca.

Por eso, cuando el otro día, en una terraza local abarrotada de gente de todas partes, mi oído se agudizó para captar el sentir del pueblo, supe leer entre líneas y entender perfectamente la situación. A la derecha, unos ingleses se zampaban, entre cinco, una ración de patatas bravas (realmente sólo el nombre obedecía a tal guarrada) mientras el dueño del local (mallorquín aunque no lo crea) no daba crédito al importe de la cuenta. A la izquierda, unos alemanes se quejaban de lo llena que estaba la isla y como, hasta los medios locales, daban cuenta de tal afluencia de turistas. Justo detrás, lo que entendí eran unos hoteleros de la zona, no comprendían como, un 100% de ocupación, iba a dejar tan poco margen este año. Y es que, como en los mercados, hay que saber ir siempre más allá si se quiere triunfar. En este caso, tenemos que entender que más del 90% de los extranjeros que llegan a Mallorca, lo hacen con paquete cerrado y en vuelo chárter. Eso significa que, de un modo u otro, estamos en manos de los turoperadores que son los que controlan el verdadero negocio del turismo, marcando casi los precios que el hotelero debe cobrar y dirigiendo al cliente hacía un tipo de consumo turístico muy determinado.

Y eso mismo pasa con los mercados y con la bolsa norteamericana en particular. Mientras los bancos centrales se dediquen a mantener, prolongar y agudizar las políticas monetarias expansivas, poco tienen que decir las magnitudes fundamentales. Igual que el tour operador controla el flujo de turistas a Mallorca, la FED y los principales bancos centrales del mundo, controlan los precios de las acciones y bonos. En USA ni un PER disparado, una deuda global en máximos históricos ni un empleo generado puesto en tela de juicio, marcarán los precios de los activos en el futuro. Mi idea de un mercado sobrevalorado, justificada en todos las tribunas que en esta misma sección vengo subrayando, parece no tener sentido alguno en este contexto.

Y como ya hemos aprendido en estos últimos años, el mercado es soberano y no se puede hacer un market timing del mismo. Es absurdo y sólo lleva a pérdidas. Hasta Soros está viendo cómo, mes a mes, sus coberturas bajistas con opciones del SPY acaban en 0. Contra los bancos centrales, igual que contra los tour operadores, no se puede luchar. Ellos marcan las pautas y nosotros sólo deberíamos seguir ese camino.

Es tan barata la financiación que, a estas alturas, las empresas no dudan en tirar de ella para ir contra la historia y comprar y comprar acciones propias

Así las cosas, y pese a que septiembre suele ser un mes estacionalmente volátil que termina con un octubre complicado, esta vez ya veremos si es diferente. Las expectativas sobre los resultados empresariales del tercer y cuarto trimestre y el crecimiento económico, con el permiso del petróleo, son los verdaderos factores a tener en cuenta.

Y lo curioso es que no tienen que ser buenos. Con tal de no ser “nefastos” el mercado los asumirá como correctos y como se descuentan expectativas, el que sean “normales” alejan las posibilidades de una recesión y, por tanto, de una caída sería de precios. Fíjese como, utilizando el índice de recesión WLEI, se ha superado el miedo de hace unos meses. No se cifra en más de un 5% la probabilidad de recisión en estos momentos.

Es cierto que el producto interior bruto de USA no ha hecho más que descender en los últimos trimestres pero, a día de hoy, todas las apuestas son a que se termine el año por encima de los niveles actuales. Eso juega a favor de los alcistas, ¿o no?

Si tomamos el PER actual del S&P, por encima de 22 veces y lo analizamos dentro de la serie histórica de rentabilidades conseguidas en 10 años, le toca a usted opinar al respecto de la rentabilidad que podrá deparar el futuro.

Las recompras de acciones, que solían hacerse en momentos de mínimos, se hacen ahora en momentos de máximos. Es tan barata la financiación que, a estas alturas, las empresas no dudan en tirar de ella para ir contra la historia y comprar y comprar acciones propias. El maquillaje en el BPA bien merece un incremento de la deuda. Sin embargo hay que decir que, hace 2 años, lo mismo decíamos y el S&P no ha dejado de subir. Es decir, hoy día, un record de recompras no coincide con un máximo de mercado, como pasó en el 2007.

Con todo esto, no quiero volver a incidir en lo mismo pero, bajo mi punto de vista, la rentabilidad esperada no justifica el riesgo asumido en este contexto. Para Europa nos viene sirviendo muy bien aunque no para S&P. Pero los datos anteriores no sirven de nada en este contexto de bancos centrales en modo expansivo. El inversor debiera de sacar partido de la tendencia dominante y no intentar hacer market timing. A mí me ha mantenido fuera todo este año pero, cada vez que aviso del peligro de los precios, un nuevo máximo se marca y me pone más en evidencia. Es lo que tiene opinar del mercado. Uno se equivoca….¿o no?

Ser de Mallorca es una suerte y un privilegio. Suerte, pues es uno de esos sitios en los que sientes que estás permanentemente de vacaciones y, privilegio pues media Europa desea venir a conocer tu tierra mientras tú, ajeno a todo, eres feliz en la ignorancia del isleño mediterráneo. Además, ser de Mallorca asienta una serie de valores que, uno de Madrid o de Barcelona por ejemplo, nunca entenderán. Un mallorquín es capaz de asumir el pasar en poco tiempo de la alegría de ganar nuestra Copa del Rey (2002/2003) a rozar el descenso a segunda B en las tres últimas ligas. Eso te hace fuerte. Muy fuerte. Y, sin darte cuenta, te prepara para la vida moderna. Para los mercados, incluso. Si no estás acostumbrado a ganar (o a no sorprenderte cuando, por sistema, casi siempre pierdes) conceptos como el 'stop loss' o 'a otra cosa mariposa' son conceptos que entiendes como propios y ejecutas sin mayor problema. Si me toca perder un poquito, pues ya me va bien mientras no me quede enganchado. Si perdemos contra el Reus en esta primera jornada pero, al final nos salvamos, pues bien va. Si tengo que cerrar una posición por ir totalmente en contra de la realidad, pues se cierra y ya está. Si Marco Asensio triunfa en la capital, y pasa de jugar en su club de toda la vida, pues alegría para todos. Eso se lo debo a mi condición de isleño y socio del RCD Mallorca.

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