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Cuando el balón echa a rodar se olvida todo
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Ángel Rodríguez

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Cuando el balón echa a rodar se olvida todo

Cuando el balón se pone en movimiento se olvida todo lo demás. O así debería ser. El Real Madrid se puso el traje de gala para

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Cuando el balón echa a rodar se olvida todo

Cuando el balón se pone en movimiento se olvida todo lo demás. O así debería ser. El Real Madrid se puso el traje de gala para las noches europeas. Salió dispuesto a resolver la eliminatoria en el Santiago Bernabéu. Enfrente estaba el rival más débil de todos los clasificados en estos cuartos de final. No podían coger aire. El Galatasaray debía notar rápidamente su inferioridad. Que mejor forma de conseguirlo que marcando rápidamente el primer gol. Tenía que ser él. Cristiano Ronaldo continúa tirando del carro anotador. Aprovechando el momento más dulce de su carrera. Persiguiendo el pichichi de la Champions en beneficio de su equipo. Animando con sus tantos el apagado instinto de Benzema. Junto a Higuaín, compañero de fatigas, con el que comparte una pobre estadística anotadora. La temporada pasada, por estas fechas, ambos sumaban veinticinco dianas. En algo lo habrá notado el equipo.

La crisis de la portería se va superando deportivamente gracias al acierto de Diego López. Gran culpable de que el Madrid no encajase gol por octavo partido consecutivo. Lo nunca visto en un equipo dirigido por Mourinho. Ahí vuelve a quedarse el registro. El portero gallego se ha propuesto aprovechar la oportunidad que se le escapó en su anterior etapa madridista. La misión es la misma. Desbancar a Casillas. Ahora no la ve tan imposible. Está parando bien y cuenta con el apoyo de su entrenador que confía en él y que carrera.

Sin embargo, institucionalmente la crisis no se está gestionando internamente con acierto. La fractura entre Mou e Iker no se podrá arreglar. Son posturas irreconciliables. Toca soportarse, tirar mutuamente de un trato meramente profesional y recuperar la normalidad a pesar de la distancia. Normalidad que llegará cuando Iker vuelva a ser titular. Cuando vuelva a ser ídolo total de una afición actualmente dividida. Es increíble, pero chocan los proMou con los proIker. Cuando Mou siga su camino dejando un rosario de enfrentamientos a sus espaldas rodeado de fanáticos seguidores y acérrimos críticos. Eso es lo que genera este gran entrenador portugués al que siempre le acompaña el éxito y la polémica.     

Cuando el balón se pone en movimiento se olvida todo lo demás. O así debería ser. El Real Madrid se puso el traje de gala para las noches europeas. Salió dispuesto a resolver la eliminatoria en el Santiago Bernabéu. Enfrente estaba el rival más débil de todos los clasificados en estos cuartos de final. No podían coger aire. El Galatasaray debía notar rápidamente su inferioridad. Que mejor forma de conseguirlo que marcando rápidamente el primer gol. Tenía que ser él. Cristiano Ronaldo continúa tirando del carro anotador. Aprovechando el momento más dulce de su carrera. Persiguiendo el pichichi de la Champions en beneficio de su equipo. Animando con sus tantos el apagado instinto de Benzema. Junto a Higuaín, compañero de fatigas, con el que comparte una pobre estadística anotadora. La temporada pasada, por estas fechas, ambos sumaban veinticinco dianas. En algo lo habrá notado el equipo.