En tierras vikingas: de Erik el Rojo a los inuits, los verdaderos reyes del hielo

LATITUD 61°8' 27.74" N yLONGITUD 45° 30' 31.26" O

En 1751, cuando el explorador Peder Olsen Walloe viajó alrededor de los fiordos del sur de Groenlandia, descubrió lo que serían las ruinas de Norse. En el área de Tunulliarfik, él describe un área en el valle de Narsarsuaq en el que se levantan "un gran número de ruinas, dos de ellas consideradas iglesias y zonas de enterramientos". Treinta años antes, un misionero luterano llamado Hans Egede (1686-1758) llegó desde Nuuk y en su camino al fiordo encontró el que había sido uno de los principales asentamientos vikingos de la región. Entre 1838 y 1845, la Real Sociedad de Anticuarios del Norte publican una precisa descripción de las ruinas. En 1894, el capitán Daniel Bruun continuó con las excavaciones que había iniciado en 1880, el también militar y explorador polar Gustav Holm.

Desde 1932, equipos de arqueólogos del Museo Nacional de Copenhague y de la Universidad de Uppsala continuaron el trabajo levantando estructuras que habían quedado enterradas por el paso de los siglos. Durante unos años el trabajo quedó suspendido hasta que en 2005, un amplio equipo de arqueólogos sacaron a la luz el que debía ser el principal asentamiento fundado por el temible Erik el Rojo. Iglesias, granjas, muros defensivos, enterramientos, casas...

Erik el Rojo, había nacido en Noruega en el 950 y su apodo seguramente venía por el color de su pelo. Lo cierto es que la historia le acredita como el 'descubridor' de Groenlandia, pero no por voluntad propia, bien es cierto. Erik Thorvaldsson, su verdadero nombre, había sido enviado al exilio junto con un amplio grupo de sus hombres, acusados de asesinato y violación. Thorvaldsson, entonces a bordo de varias embarcaciones, se encontró en el año 982, una gran isla desconocida a la que bautizó con el nombre de Groenlandia o 'Tierra Verde'. Lo que no sabían Erik el Rojo y sus valientes guerreros era que habían llegado en verano pero que pocos meses después aquel verde paraíso lleno de color iba a convertirse en una auténtica pesadilla de roca y hielo y con unas temperaturas cercanas a los 40 grados bajo cero.

Tras acabar con su exilio, regresó a Islandia en donde contó a quien quiso escucharle que había descubierto un auténtico paraíso, con el fin de atraer a colonos a aquellas tierras. Muchos islandeses afectados por la hambruna del 985 decidieron seguir a Erik el Rojo hasta el asentamiento de Brattahlid (Qassiarsuk), bajo la protección del glaciar de Tunulliarfik, a 96 kilómetros del mar abierto y a pocos kilómetros al sur del Círculo Polar Ártico.

El único modo de subsistencia de los vikingos de Thorvaldsson fue la agricultura en las épocas de calor y en las expediciones organizadas por Erik el Rojo hacia el norte de aquella gran roca llamada Groenlandia. Grandes grupos vikingos fueron enviados a explorar la zona norte, con el fin de cazar focas para utilizar su carne para alimentarse y su piel para cubrirse, morsas para utilizar sus colmillos con los que fabricar puntas de arpones y narvales y ballenas que quedaban encalladas en las rocosas playas del norte para utilizar su proteínica grasa.

Leif Erikson, introductor del cristianismo

Con el tiempo, el asentamiento cobró gran importancia estratégica, llegando a habitar aquí más de tres mil habitantes, pero una epidemia traída por los colonos islandeses acabó con la vida de gran parte de éstos, incluida la del propio Erik el Rojo en el año 1002. De los cuatro hijos que dejó Thorvaldsson, uno de ellos,Leif Erikson, sería quien asumiría el mando de la colonia y quien traería consigo el cristianismo a estas solitarias y frías tierras del norte.

Cuentan las leyendas de por aquí que Leif Eriksson se convirtió en el primer vikingo y explorador europeo en pisar las tierras de Vinland (tierra de viñedos), lo que hoy es conocido como las regiones canadienses de Terranova y Labrador. Según Las Sagas de Vinlandia escritas en el siglo XIII, los vikingos llegaron a Terranova. En 1960 se descubriría el asentamiento vikingo de L'Anse aux Meadows (Canadá), declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Éste es el único vestigio que demuestra que los vikingos fueron los primeros europeos en pisar el continente americano, cinco siglos antes que Cristobal Colón.

El último registro histórico de los vikingos en la región de Groenlandia data de 1408, cuando todavía permanecía activa la iglesia de Qassiarsuk. A partir de ese momento ya no hay más noticias hasta que en 1723, Hans Egede exploró la región y encontró los asentamientos del sur y las ruinas tal y como pueden hoy verse. Lo más seguro es que en sus rutas hacia el norte los exploradores vikingos se encontrasen con los inuits, los únicos habitantes del planeta capaces de resistir semejantes temperaturas bajo cero.

*ÁLBUM: Las auroras boreales más impresionantes

Auroras Boreales, el aliento de Odín

LATITUD61°8' 27.74" N yLONGITUD 45° 30' 31.26" O

Según los vikingos, las auroras boreales eran el 'aliento' de Odín, dios de la sabiduría, la guerra y la muerte y que indicaban a los valerosos guerreros el camino al Valhalla. Para los inuit, aquellas formas de color verde que surcaban los cielos eran grandes serpientes en busca de alguna estrella. Realmente las auroras boreales poco tienen de mitología y mucho de efecto solar.

Este fenómeno se produce cuando una expulsión de masa solar, lanzada desde 150 millones de kilómetros de distancia impacta contra la atmósfera magnética terrestre. Cuando esta masa solar choca contra la esfera protectora de la Tierra estas radiaciones o vientos solares van desplazándose a lo largo de dicha esfera. La energía almacenada se dispara repentinamente en forma de radiaciones electromagnéticas conformando el efecto visual que podemos ver.

Las partículas de masa solar expulsada por el sol viajan a una velocidad cercana a los 1.000 km/h. Poco a poco, las partículas van impactando en la Tierra de diversas formas y colores según el punto del planeta en el que te encuentres. Durante la noche en la que estuve en Qassiarsuk, la aurora boreal formaba un arco aislado muy alargado que iba extendiéndose en el horizonte, en dirección este-oeste. El alto nivel de oxígeno que hay en esta zona es responsable de los dos colores primarios que pueden divisarse en las auroras, el verde y el amarillo.

Cuando se acerca la medianoche, el arco comenzó a brillar aún más y a formar un extraño vals de ondas y rizos de color verde fosforescente. De repente el cielo comenzó a llenarse de rayos de luz que vibraban y se movían de forma uniforme en el horizonte, sobre el fiordo de Qaoqqut. Su actividad duró poco más de media hora, en el que el único sonido que podía oír era el de la voz de Lisa Gerrard y Pieter Burke interpretando el tema The Circulation of Shadows, a través de los cascos que llevaba.

Odín guía a los dioses y a los hombres

Cuando se aproximó la llegada del alba, toda aquella actividad apabullante pareció calmarse y tan sólo algunas pequeñas zonas del cielo aparecieron de color verde brillante hasta que llegó la mañana. En plena oscuridad, en aquella soledad, en aquel paraje perdido en el que lo único que podía sentir era el viento ártico enviado por Aunra, la diosa del viento polar, golpeando mi rostro, únicamente podía divisar la más absoluta oscuridad coronada por un brillante halo verde que bordeaba las altas paredes de los fiordos del sur de Groenlandia.

Cuentan las crónicas vikingas, que en el final de los tiempos Odín guiaría a los dioses y a los hombres bajo un manto de auroras boreales contra las fuerzas del caos en la batalla por el fin del mundo, mientras que para los dioses inuit las auroras boreales eran el llanto de Saranik, la diosa del sol cuyas lágrimas eran esparcidas por Sila, divinidad del aire, a la que se considera la esencia de la vida, la deidad que sustenta el mundo y lo mantiene en su lucha contra Nuna, la divinidad de la Tierra y la diosa encargada de proteger a todo aquello que vivía bajo su escudo protector.

Ya tuvieran razón los vikingos con sus creencias por Odín y el Valhalla o los inuit y sus creencias por las diosas Saranik, Sila o Nuna, lo cierto es que para mi, en aquella noche iluminada no me cabía la menor duda de que aquel efecto de color verde bien podía ser el aliento de Odín señalando el camino al Valhalla...

*ÁLBUM: Inuits en la nieve

Inuits, el pueblo de los 'hombres'

LATITUD60° 54' 46.59" N yLONGITUD 46°2' 52.53" O

El peor insulto que uno puede hacer a un inuit es el de esquimal, cuya traducción más o menos formal sería el de 'hombres comedores de carne cruda'. Realmente inuit (pueblos) es una palabra común para describir a todos los pueblos que habitan en las regiones del Polo Norte. El singular de esta palabra sería inuk (hombre). Los inuit, que cuentan con un idioma muy rico,habitan al noroeste, suroeste y sureste de Groenlandia, norte de Alaska y norte de Canadá y aunque tienen el mismo origen, los habitantes del norte de Siberia, las cuencas de Kuskokwim, las islas de Ninivak y Nelson y la península de Kodiak son definidos como yupik.

El origen de los inuit serían los tribus aleutianas que habrían llegado desde las costas siberianas, cruzando el peligroso Estrecho de Bering. Por el año 1000 de nuestra era, se asentaron en la región norteña de Alaska y se extendieron a lo largo de las regiones del Círculo Polar Ártico. Este pueblo ha conseguido fundirse en estas duras tierras y soportar perfectamente el duro clima polar que en algunas zonas de Groenlandia llega a los 45-50 grados bajo cero en la zona de la Tierra de Peary o en las Tierras de Knud Rasmussen, al norte de la ciudad de Qaanaaq.

La mayor parte del pueblo inuit groenlandés vive de la pesca del salmón y ballenas y de la caza de focas en invierno, que luego utilizan para su propia alimentación y su valiosa piel para vestirse, al igual que hacían sus ancestros mucho antes de que los vikingos llegaran a estas tierras. Aunque hoy utilizan modernas embarcaciones, aún es fácil ver a cazadores inuit navegando en pequeños kayaks fabricados con gruesos huesos de ballena como estructura y forradas con piel curtida de foca. A lo largo de sus pequeños kayaks, portan largos arpones cuyas puntas han sido fabricadas con hueso o cuerno de caribú o con colmillo de leones marinos. Hoy en diferentes puntos del territorio polar es fácil encontrar enas, viviendas típicas inuit a las que se acceden a través de pequeños y estrechos túneles llamados qasgip, con el único fin de mantener el calor interior y proteger a sus habitantes del frío y duro clima exterior.

Pero a pesar de que muchos ancianos desean seguir manteniendo sus tradiciones salvaguardándolas y transmitiéndolas de forma oral, los jóvenes inuit huyen de estas desesperanzados por un mundo que ya no es y por un mundo de consumo al que saben que jamás podrán acceder. Esta desesperanza ha creado entre la comunidad inuit un alto índice de alcoholismo y suicidios. Este último mal es tan extendido entre las comunidades inuit que en una pequeña población sureña de Groenlandia, diez estudiantes de una clase de veinte se suicidaron en corto espacio de tiempo. Los psicólogos llegados desde Dinamarca para investigar el caso descubrieron que la mayor parte de estos adolescentes sufrían profundas depresiones debido a que veían en la televisión como a sus ciudades no llegaban los lujos y que mostraba una sociedad de consumo que era vetada a ellos.

Hoy, en la ciudad de Narsaq está claro que los jóvenes inuit prefieren una Whopper o un McPollo a su tradicional akutaq (mezcla) plato que consiste en grasa de ballena, foca o caribú batida con azúcar mezclada con bayas y a la que se incorpora pescado fermentado; una PlayStation 4 al tradicional kendama, una especie de juego consistente en tirar un hueso grande agujereado al aire y "arponearlo" con una aguja hecha de hueso de foca o cuerno de caribú; una buena chaqueta de firmas internacionales como Abercrombie and Fitch o de Napapijri a su tradicional amauti, especie de anorak con capucha hecha con piel de caribú; una lancha con potentes motores Yamaha a los tradicionales kayak; y por supuesto, el liberal animismo, concepto que engloba diversas creencias a dioses protectores del mundo natural que al severo luteranismo impuesto desde Europa.

Mientras esto ocurre, las altas paredes de los fiordos, los profundos glaciares y los congelados canales que recorren como serpientes el sur de Groenlandia, impedirán que esos avances que no siempre son del todo positivos puedan llegar a la velocidad necesaria a una sociedad que vive entre el rechazo a la tradición y la aceptación a esa sociedad moderna que no termina de penetrar el hermético mundo inuit.

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