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Confesiones de un currante del pelotón internacional: "O ganas o haces ganar"
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Javier Martínez Goytre

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Confesiones de un currante del pelotón internacional: "O ganas o haces ganar"

El campeón de Italia de contrarreloj individual cuenta a El Confidencial cómo son los recuerdos de su larguísima carrera y rememora con orgullo sus éxitos en el Eneco Tour

Foto: Quinziato celebrando una victoria (Vincent Jannik/EFE/EPA).
Quinziato celebrando una victoria (Vincent Jannik/EFE/EPA).

Manuel Quinziato es, junto con el ya retirado Giovanni Lombardi (componente del mítico treno del Telekom y Acqua & Sapone, y lanzador de Erik Zabel o de Mario Cipollini en los sprints), uno de los pocos ciclistas transalpinos que prepara parte de su temporada ciclista en Madrid. Los últimos doce meses le han deparado muchas alegrías: victoria de etapa trabajada y brillantísima en Eneco Tour, campeonato del mundo contrarreloj por equipos y boda en Galicia a finales de 2015, campeón de Italia contrarreloj individual en julio de 2016 y el nacimiento de su primer hijo hace escasos días. Es un tipo educadísimo con las cosas muy claras.

Licenciado en Derecho, compagina la preparación de su tesis doctoral en la Universidad de Trento con estudios de alemán: “Se me quedó impresa una frase de un periodista muy conocido de la región donde vivo, Adriano Morelli: el campeón dura quince o veinte años, pero la persona dura toda la vida. Me insistió en la importancia los estudios”. Compara la satisfacción de aprobar una asignatura complicada al mismo nivel que la contrarreloj por equipos del Mundial o la victoria del Eneco Tour. "Porque he conseguido hacer algo que es un poco más grande que yo, y cuando fuerzas tus límites, estos ya no vuelven a ser nunca más los mismos”, dice. Un ciclista que es líder en solitario en la París-Roubaix 2015 a 30 km de meta, trabajando para Greg van Avermaet o de trabajar a destajo durante la primera semana del Tour 2015, liderando el pelotón protegiendo a TJ van Garderen durante los últimos 40 km de cada etapa, ha de ser forzosamente un fuoriclasse.

Cuando fuerzas tus límites, estos ya no vuelven a ser nunca más los mismos

Ha militado en equipos punteros como el Lampre, Saunier Duval, Liquigas y ahora en BMC, pero antes –siguiendo los consejos paternos– practicó balonmano, biatlón, natación, esquí: “No por ser una figura en cada uno de ellos, si no para relacionarme con amigos de mi edad”.

Sabe que se está haciendo mayor (cumplirá 37 años en octubre), pero al mismo tiempo eso le da una gran experiencia y visión de carrera en las clásicas de pavés: “Ahorras mucha más energía, porque sabes cómo moverte y sabes leer las carreras tácticas como son las clásicas”.

Se rie al hablar de sus cualidades como ciclista: “Mis compañeros de profesión me enseñaron que no era escalador. Sin embargo siempre tuve buena relación con la contrarreloj, ya que fui campeón de Europa sub-23 –batiendo a Vasil Kyrienka y Alejandro Valverde– y como profesional en general mi desempeño en esta modalidad ha sido bueno”.

Al respecto de su función en el equipo es taxativo: “O ganas o haces ganar y esto has de entenderlo muy pronto, porque si no, no vas a durar mucho en esta profesión”. Acostumbrado a hacer buenos puestos en las carreras, pero sin rematar en victoria la mayoría de las veces, comprendió que debía reciclarse para ayudar a otros, pero sin perder el killer instinct (sic). Respecto a la cualidades de un líder “debe tener las piernas, pero también la cabeza para soportar la presión y la responsabilidad”.

Se le ilumina la cara al comentar su victoria en Eneco Tour y las contrarrelojes por equipos, donde es un consumado especialista. Refiere a su victoria de etapa en Eneco Tour de 2015 de manera analítica: “No soy un corredor que haya ganado muchas carreras, así que me pasaron muchas cosas por la cabeza ese día en la escapada. Lo que me pasó en los últimos 20 km fue bastante mágico. Mi amigo, el que me motivó para estudiar la carrera, me hizo prometer que la etapa del domingo la ganaría yo. Me motivó para hacer algo loco, algo que nadie haría. Me escapé a 170 km de meta (en el ciclismo actual, un suicidio). Me di cuenta de que estaba muy bien y pensé que debía aprovechar mi oportunidad. Hoy no tengo que guardarme nada; tengo que estar perfecto. A 30 km de meta, mi director deportivo, Alan Piper, tenía la disyuntiva de apostar por mí en la escapada (éramos tres corredores) o por Greg van Avermaet que venía en el pelotón a dos minutos. Se acercó en el coche a verme y luego me reconoció que al mirarme a la cara sabía que iba a ganar esa etapa”.

Gestionar una victoria así es muy complicado: “Hay muchos factores que intervienen, pero yo tenía una confianza increíble ese día y sabía perfectamente donde arrancar y todo salió como había imaginado. Es cierto que es como si hubiese habido una alineación de estrellas. Cuando arranqué sabía que tenía que hacer diferencias, llegué a tener 25 segundos de ventaja. Mi amigo me dijo: el domingo tienes que morir. No puedes guardarte nada. Tienes que pasar la línea de meta y empezar a vomitar y que te lleven en brazos al podio. A falta de 1 km me recortaron la ventaja y solo les sacaba 13 segundos, y pensé «hoy vas a morir y nada te va a hacer que pierdas esta etapa». Le pedí a mi cuerpo mucho más de lo que podía darme. Ganar esa etapa era mucho más que ganar una carrera de bicicleta. Mi amigo me había hecho ver que ese día tenía que ser un águila y no una gallina. Al final estamos en este mundo para la excelencia, para dar lo mejor de nosotros mismos”.

A falta de 1 km me recortaron y pensé «hoy vas a morir y nada te va a hacer que pierdas esta etapa». Mi cuerpo dio más de lo que podía dar

Hablamos de Greg van Avermaet, compañero de equipo y reciente ganador de una etapa del Tour, vistiendo el maillot amarillo y medalla de oro de ciclismo en ruta en los JJOO de Río. “Greg es uno de los corredores mas fuertes que he visto en mi vida. Si lo comparas con corredores como Gilbert o Sagan, es un corredor demasiado educado y demasiado gentil. No es un hijoputa, ni es un killer. Estos últimos años ha ganado algunas carreras más. Es una de las personas más gentiles y eso no ayuda a ganar carreras. Es espectacular. Cuando nos caímos este año en el Tour de Flandes, le arruiné la carrera, pero fue el primero en llamarme al hospital para saber cómo estaba. Eso te dice qué clase de persona es”.

Una reflexión final sobre las contrarrelojes por equipos: “Al final es una cuestión de gestionar egos. El corredor más fuerte debe pensar en el equipo y no en él. Es un cambio de mentalidad importante para un campeón. El más fuerte del equipo es el que tiene que llegar más cansado, dando relevos largos, y no hacer demostraciones explosivas de poderío. Si puntuamos cinco, el más fuerte tiene que cuidar del quinto y no sacarlo de rueda. Es un cambio enorme para un campeón, porque se le pide que deje el ego a un lado y piense en el corredor más débil”.

Manuel Quinziato es, junto con el ya retirado Giovanni Lombardi (componente del mítico treno del Telekom y Acqua & Sapone, y lanzador de Erik Zabel o de Mario Cipollini en los sprints), uno de los pocos ciclistas transalpinos que prepara parte de su temporada ciclista en Madrid. Los últimos doce meses le han deparado muchas alegrías: victoria de etapa trabajada y brillantísima en Eneco Tour, campeonato del mundo contrarreloj por equipos y boda en Galicia a finales de 2015, campeón de Italia contrarreloj individual en julio de 2016 y el nacimiento de su primer hijo hace escasos días. Es un tipo educadísimo con las cosas muy claras.

Alejandro Valverde