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¿Qué diríamos si el sancionado hubiera sido Armstrong?
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José Félix Díaz

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¿Qué diríamos si el sancionado hubiera sido Armstrong?

Pasear la bandera de tu país está bien. Hasta puede ser motivo de orgullo. Lo lógico sería que hoy iniciara esta columna haciendo un alegato a

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¿Qué diríamos si el sancionado hubiera sido Armstrong?

Pasear la bandera de tu país está bien. Hasta puede ser motivo de orgullo. Lo lógico sería que hoy iniciara esta columna haciendo un alegato a la defensa de Contador y pusiera en duda todo lo decidido por ese sesudo tribunal de arbitraje deportivo llamado TAS. Ejercería de buen español, de defensor de lo patrio y de lo injusto de la decisión adoptada por estos señores en el tribunal suizo. Pero antes de coger la roja y amarilla he decidido poner el caso al revés, dar la vuelta a la situación, cambiar el nombre del sancionado y pensar que, por ejemplo, que el castigado hubiera sido Lance Armstrong. ¿Qué estaríamos diciendo? 'Así se hace'. 'Eso, eso ¡duro con el tramposo del americano!'. Lo dudan. Ahora si quieren podemos pasar a analizar, desde el punto de vista de aficionado, las consecuencias y la injusticia o no de la decisión del citado y mal nombrado TAS.

Lo cierto es que Contador dio positivo en medio de una sucesión de controles negativos, con una cantidad ínfima y por una sustancia que según dicen los entendidos no ayuda a mejorar el rendimiento, pero el dato está ahí, es inamovible y el gran problema es que el proceso se ha dilatado en el tiempo. El ciclista de Pinto no buscó el beneficio del famoso clembuterol. Seguro. Primero porque desconocía la ingesta del producto (creo al campeón del Tour al ciento por ciento haya o no chuletón de por medio) y porque la cantidad no produce alteración alguna, pero los restos de la sustancia están ahí y la AMA tiene claro que no va a dejar escapar dato alguno a su favor. Al deportista que tenga rastros no le va a salvar nada ni nadie y esperemos que esto se cumpla con todos, con independencia del deporte y el país de procedencia.

La Unión Ciclista Internacional del tal McQuaid, vio el nombre de ciclista, su pasaporte y pensó que estaba ante una gran ocasión de volver a machacar al ciclismo español. No lo duden. Lo hizo con Valverde y ahora lo ha repetido con Contador, aunque en este caso con los resultados de dos controles en la mano. La Federación Española de Ciclismo no entendió culpabilidad en todo el proceso, pero la UCI volvió a aparecer e interponen recurso, junto a la AMA, al famoso TAS. El argumento del positivo es contundente, tal y como dice el laboratorio.

Contador ha intentado desmontar la teoría, poniendo mucho dinero sobre la mesa. No ha reparado a la hora de contratar abogados, realizar estudios, análisis de todo tipo, pero por lo visto no ha conseguido derribar los argumentos del dopaje, no ha podido desmontar la prueba que le señalaba como culpable. Datos por los que la UCI le llamó la atención en el mes de agosto de 2010 y que 17 meses después se ha convertido en sanción retroactiva, quitándole todo lo que ganó, incluido el Tour en cuestión. Y es que si hay algo claro es que esa prueba la gana sin ayuda alguna.

El ciclista prometió colgar la bicicleta en caso de que el caso terminara en sanción. Hoy tomará la palabra y esperemos que no se acuerde de esa promesa. Al menos su hermano dijo ayer que seguirá compitiendo. Veremos. Y es que el de Pinto tiene a partir del 5 de agosto de demostrar que puede seguir ganando sin clembuterol de por medio. Algo que, por cierto, ya ha demostrado Alejandro Valverde.

Pasear la bandera de tu país está bien. Hasta puede ser motivo de orgullo. Lo lógico sería que hoy iniciara esta columna haciendo un alegato a la defensa de Contador y pusiera en duda todo lo decidido por ese sesudo tribunal de arbitraje deportivo llamado TAS. Ejercería de buen español, de defensor de lo patrio y de lo injusto de la decisión adoptada por estos señores en el tribunal suizo. Pero antes de coger la roja y amarilla he decidido poner el caso al revés, dar la vuelta a la situación, cambiar el nombre del sancionado y pensar que, por ejemplo, que el castigado hubiera sido Lance Armstrong. ¿Qué estaríamos diciendo? 'Así se hace'. 'Eso, eso ¡duro con el tramposo del americano!'. Lo dudan. Ahora si quieren podemos pasar a analizar, desde el punto de vista de aficionado, las consecuencias y la injusticia o no de la decisión del citado y mal nombrado TAS.