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Ni Marcelo Bielsa ni Josu Urrutia han sabido gestionar el éxito del Athletic
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José Félix Díaz

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José Félix Díaz

Ni Marcelo Bielsa ni Josu Urrutia han sabido gestionar el éxito del Athletic

Coquetear con el descenso cuando meses atrás aspirabas a ganar títulos, el adiós de Javi Martínez a cambio de 40 millones de euros; la negativa a

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Ni Marcelo Bielsa ni Josu Urrutia han sabido gestionar el éxito del Athletic

Coquetear con el descenso cuando meses atrás aspirabas a ganar títulos, el adiós de Javi Martínez a cambio de 40 millones de euros; la negativa a vender a Fernando Llorente cuando ni el delantero podía ver al entrenador; ni Marcelo Bielsa al campeón del mundo, las peleas con el capataz de obra; las ruedas de Prensa a espaldas de club; la tardanza en responder a la propuesta de renovación... han llevado al Athletic a vivir al borde del ataque de nervios, a no disfrutar de los buenos momentos vividos. Curioso.

Josu Urrutia no ha sabido gestionar el éxito. Sabe que la plantilla no comulga con el técnico y que la 'lección' vivida con Llorente y Javi Martínez durante el pasado verano, ha sido adoptada dentro del grupo con el 'mañana me puede pasar a mi', han llevado al club rojiblanco a no disfrutar sobre el verde y a convertirse en protagonista más en las páginas de sucesos que en la de deportes.

La pasada primavera sirvió de escenario perfecto para que el Athletic asombrara al planeta futbolístico. Marcelo Bielsa y su método eran admirados por todos. Final de Copa, final de Europa League. La felicidad parecía completa. Pura fachada. Meses antes, los jugadores, los artífices de los éxitos con la colaboración del entrenador claro está, no se identificaban con el 'Loco' ni con sus maneras. No entendían ni compartían su decálogo de relaciones humanas y técnicas. Poco a poco fueron pasando por el aro. Es lo que tienen las victorias y, todo hay que decirlo, un juego atrevido y agradecido de ver y jugar. 

Urrutia, que hasta hace poco tiempo pisaba el vestuario con botas de tacos y no con corbata, sabía de la especial relación que mantenía el argentino con la plantilla. Los jugadores nunca han tolerado eso de trabajar por grupos y menos aún señalar claramente a los suplentes, tanto hasta pretender echarles de los hoteles de concentración del equipo. Lo tuvo en la mano porque algunos de los directivos no querían volver a ver al argentino por Lezama después de la final de Copa, pero el presidente sabía que era una medida nada popular, especialmente a nivel de medios de comunicación. Ni el propio entrenador estaba convencido de que la continuidad era la mejor opción, pero terminó aceptando porque cree en el club y su especial filosofía, pero la suya choca con la realidad rojiblanca.

La protección que muchos medios han ejercido sobre el técnico han servido para restar relevancia a situaciones por las que a otros entrenadores poco menos tenían que entregar el carnet o salir de España. Cuestión de imagen. Tres partidos han bastado para que el aficionado se de cuenta de que el método Bielsa no es lo que se veía sobre el gris chandal que luce partido tras partido.

El exseleccionador chileno hizo jugar al Athletic como hacía muchos años que no se veía hacerlo al equipo rojiblanco por San Mamés, aunque los resultados no fueron muy diferentes a los logrados por Joaquín Caparrós. Pero el precio, la exigencia de Bielsa con sus jugadores exprime al más profesional del mundo. Pocos aguantan. El desgaste es brutal y es significativo cuando los dos jugadores más importantes del club durante la pasada temporada y otras muchas más, decidieron que había tocado a su fin su estancia en el Athletic. Uno está en Münich, defendiendo la camiseta del Bayern, el otro tuvo que abandonar ayer el entrenamiento, nuevamente señalado, ahora por el técnico cuando durante el verano lo fue por el club, cuando el pidió ser traspaso y Urrutia no quiso escuchar propuesta alguna. En enero tiene otra ocasión, pero ahora ya no serán 20, quizás ni 10 millones lo que reciba el Athletic.

Coquetear con el descenso cuando meses atrás aspirabas a ganar títulos, el adiós de Javi Martínez a cambio de 40 millones de euros; la negativa a vender a Fernando Llorente cuando ni el delantero podía ver al entrenador; ni Marcelo Bielsa al campeón del mundo, las peleas con el capataz de obra; las ruedas de Prensa a espaldas de club; la tardanza en responder a la propuesta de renovación... han llevado al Athletic a vivir al borde del ataque de nervios, a no disfrutar de los buenos momentos vividos. Curioso.