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Ancelotti deja escapar al peor Barcelona del último lustro
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Ancelotti deja escapar al peor Barcelona del último lustro

Ancelotti se enfrentaba al peor Barça de los últimos años y ha desaprovechado la ocasión de poder ganarse al madridismo. ¿Habrá más oportunidades?

Foto: Carlo Ancelotti (Efe).
Carlo Ancelotti (Efe).

La lectura del peor Clásico de los últimos años señala a dos de los actores principales. Hablamos de Martino y Ancelotti. Uno no logra que su equipo juegue como puede hacerlo y el otro, pasados los cien días de su llegada, aún no sabe dónde está Cibeles ni lo que representa el Real Madrid. Al menos esa es la sensación que da experimentando ante el eterno enemigo, el rival número uno, el mismo que está dejando pruebas de debilidad, de salir adelante más por el talento individual de sus jugadores que por un trabajo colectivo. Escenario que lleva a estar ante el peor Barcelona del último lustro.

Carlo Ancelotti renunció el pasado sábado a muchos de los principios del Real Madrid. Se encogió al pensar en el Camp Nou y en ese equipo que durante años hizo un fútbol imperial, aplastando todo lo que se encontraba a su paso. Ahora, sin embargo, ese mismo conjunto y muchos de los jugadores que tocaron la cima caminan entre sombras de dudas, las mismas que despierta su juego, cada día más alejado del espíritu y del alma que Guardiola logró inyectar en su Barcelona. El paso de los años, los cambios de entrenador y la especial idiosincrasia del club catalán están contribuyendo a que el equipo azulgrana deje de ser reconocible sobre el terreno de juego.

Martino llegó con un camino ya iniciado. Se subió a un tren en marcha en pleno verano y tomando el testigo de un técnico, Tito Vilanova, que logró hacer campeón al equipo, pero que quedó marcado por el repaso en Champions del Bayern y al que su enfermedad no le dejó ejercer como pretendía. El argentino tomó nota de lo sucedido, del repentino bajón del Barcelona en la fase decisiva del pasado campeonato. Llegó con sus ideas, con su aplastante sinceridad, la misma que le ha traicionado en un par de declaraciones cuestionando a la prensa catalana y al respeto que se tiene a los llegados más allá de los Países Bajos o de Cataluña.

El ex de Newell's quiere evitar el desplome y reparte ausencias entre jugadores. El sábado fue Pedro el que se quedó en el banquillo junto a Alexis, pero días antes había sido Piqué, Cesc o el mismísimo Messi. Martino está logrando que ninguno de sus jugadores se sienta cómodo y tampoco deja que adquieran el ritmo necesario. El jugador no entiende eso de las rotaciones por sistema y desde el minuto uno. Tal y como sucede con Ancelotti, no tiene un once claro e, incluso, se está atreviendo a renunciar a muchas de las señas de identidad del Barcelona de Guardiola y del que estuvo a las órdenes de Vilanova.

El argentino y su Barcelona terminaron el Clásico sin la pelota, encerrados en el área de Valdés con Song como principal argumento para salvar la victoria, algo que se aleja del credo futbolístico del equipo azulgrana. Además, durante el choque, el Barcelona renunció a las bandas. Ni Alves ni Adriano se dejaron ver salvo una llegada del lateral derecho, renunciando también a jugar con Messi en punta, lo que evidencia una vez más el delicado momento del argentino.

La suerte que tuvieron Martino y compañía es que Ancelotti ha tardado ciento diez días y cien minutos en percatarse de que el Real Madrid, ese que ya está a seis puntos, se enfrentaba al peor Barcelona de los últimos años. Ocasiones así pasan pocas veces en la vida y el italiano ha desaprovechado la ocasión de poder ganarse al madridismo empezando por su presidente. ¿Tendrá otra oportunidad así? Lo dudo.

La lectura del peor Clásico de los últimos años señala a dos de los actores principales. Hablamos de Martino y Ancelotti. Uno no logra que su equipo juegue como puede hacerlo y el otro, pasados los cien días de su llegada, aún no sabe dónde está Cibeles ni lo que representa el Real Madrid. Al menos esa es la sensación que da experimentando ante el eterno enemigo, el rival número uno, el mismo que está dejando pruebas de debilidad, de salir adelante más por el talento individual de sus jugadores que por un trabajo colectivo. Escenario que lleva a estar ante el peor Barcelona del último lustro.

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