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Cuidado con Simeone, el fútbol español y el Atlético le necesitan
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José Félix Díaz

Cuidado con Simeone, el fútbol español y el Atlético le necesitan

El fútbol cambia de una semana a otra. El mismo Atlético que asustó al Barça y que paseaba por Liga, Copa y Champions, ya ha generado algunas dudas

Foto: Simeone, en el Atlético-Barcelona del Vicente Calderón (Efe).
Simeone, en el Atlético-Barcelona del Vicente Calderón (Efe).

El fútbol cambia de una semana a otra. En exceso diría yo. El mismo Atlético que asustó al Barcelona y que paseaba imperial su nombre por Liga, Copa y Champions, se transforma, ocho días después, en poco menos que una sombra de lo que era. De la excelencia del trabajo y la planificación, se ha pasado a comentarios tales como 'equipo sin gasolina y sin banquillo' o el oportunista, 'se veía venir'.

Simeone y los suyos, que ahora sí que se divierten con la Liga, no van a cambiar y hacen bien. El problema no es de ellos y sí de los que ahora dudan del trabajo hecho por el argentino. Y todo por un empate ante el Sevilla y, sobre todo, por esa implacable persecución de un Real Madrid que ha sabido manejar a la perfección esa piel de cordero que parece tener Ancelotti, el hombre de club, el que siempre pelea por ser el empleado del mes.

El Atlético sigue siendo igual de aspirante al título que hasta el domingo pasado a eso de las diez y media, momento en el que Juanfran se confundió al agarrar una camiseta que no era la suya, con el árbitro como testigo. Excesivo castigo para un equipo que perseguía terminar con la tiranía de un Barcelona que lleva 58 jornadas consecutivas como líder de la Liga BBVA. Y mucho de ello es gracias a Simeone, al que deberían cuidar los que mandan en el Calderón para evitar tentaciones que están ahí.

Este equipo que ha construido Simeone no engaña a nadie. Se basa en la intensidad, en la creencia en el manual de su entrenador (que nunca ha hablado de la posibilidad de luchar por ganar la Liga) y del bloque. Aspecto este último que es una de las bases para la sorprendente critica recibida por un equipo que vuelve a ser grande, tal y como demostraron los jugadores del Sevilla, los mismos que celebraron el punto conseguido en el Calderón como sí lo hubieran logrado en el Camp Nou o en el Bernabéu.

A día de hoy, el Atlético no ha demostrado ser inferior a nadie, firmando su mejor primera vuelta de la historia, aunque para algunos, un partido después, el Atlético se viene abajo a pasos agigantados. Además, el Barcelona no ha conseguido derrotarle en tres partidos y el Real Madrid se llevó un repaso en el inicio liguero. Y todo gracias a Simeone y su grupo. De Liga escocesa hemos pasado a estar a la altura de la Premier, con tres equipos luchando por el título. Y todo gracias a Simeone por mucho que algunos puristas del fútbol, esos que sientan cátedra, les moleste. Ganen o no, esta Liga vale más gracias a un Atlético que vuelve a codearse con los de arriba.

La gran preocupación de Miguel Ángel Gil y Enrique Cerezo debe ser la de hacer todo lo posible para que Simeone no se marche. Circunstancia que está sobre el ambiente. Y todo depende del grado de entendimiento entre el consejero delgado y el entrenador y que los dos caminen por la misma senda. Cuidado.

El fútbol cambia de una semana a otra. En exceso diría yo. El mismo Atlético que asustó al Barcelona y que paseaba imperial su nombre por Liga, Copa y Champions, se transforma, ocho días después, en poco menos que una sombra de lo que era. De la excelencia del trabajo y la planificación, se ha pasado a comentarios tales como 'equipo sin gasolina y sin banquillo' o el oportunista, 'se veía venir'.

Simeone y los suyos, que ahora sí que se divierten con la Liga, no van a cambiar y hacen bien. El problema no es de ellos y sí de los que ahora dudan del trabajo hecho por el argentino. Y todo por un empate ante el Sevilla y, sobre todo, por esa implacable persecución de un Real Madrid que ha sabido manejar a la perfección esa piel de cordero que parece tener Ancelotti, el hombre de club, el que siempre pelea por ser el empleado del mes.

El Atlético sigue siendo igual de aspirante al título que hasta el domingo pasado a eso de las diez y media, momento en el que Juanfran se confundió al agarrar una camiseta que no era la suya, con el árbitro como testigo. Excesivo castigo para un equipo que perseguía terminar con la tiranía de un Barcelona que lleva 58 jornadas consecutivas como líder de la Liga BBVA. Y mucho de ello es gracias a Simeone, al que deberían cuidar los que mandan en el Calderón para evitar tentaciones que están ahí.

Este equipo que ha construido Simeone no engaña a nadie. Se basa en la intensidad, en la creencia en el manual de su entrenador (que nunca ha hablado de la posibilidad de luchar por ganar la Liga) y del bloque. Aspecto este último que es una de las bases para la sorprendente critica recibida por un equipo que vuelve a ser grande, tal y como demostraron los jugadores del Sevilla, los mismos que celebraron el punto conseguido en el Calderón como sí lo hubieran logrado en el Camp Nou o en el Bernabéu.

A día de hoy, el Atlético no ha demostrado ser inferior a nadie, firmando su mejor primera vuelta de la historia, aunque para algunos, un partido después, el Atlético se viene abajo a pasos agigantados. Además, el Barcelona no ha conseguido derrotarle en tres partidos y el Real Madrid se llevó un repaso en el inicio liguero. Y todo gracias a Simeone y su grupo. De Liga escocesa hemos pasado a estar a la altura de la Premier, con tres equipos luchando por el título. Y todo gracias a Simeone por mucho que algunos puristas del fútbol, esos que sientan cátedra, les moleste. Ganen o no, esta Liga vale más gracias a un Atlético que vuelve a codearse con los de arriba.

La gran preocupación de Miguel Ángel Gil y Enrique Cerezo debe ser la de hacer todo lo posible para que Simeone no se marche. Circunstancia que está sobre el ambiente. Y todo depende del grado de entendimiento entre el consejero delgado y el entrenador y que los dos caminen por la misma senda. Cuidado.

Diego Simeone Miguel Ángel Gil Marín
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