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La renovación de Simeone es la asignatura pendiente en un intransigente Atlético
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Antonio Sanz

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La renovación de Simeone es la asignatura pendiente en un intransigente Atlético

Cuando Diego Simeone se sentó frente al televisor en el verano austral de 2011 en su domicilio del Gran Buenos Aires para presenciar en directo el

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La renovación de Simeone es la asignatura pendiente en un intransigente Atlético

Cuando Diego Simeone se sentó frente al televisor en el verano austral de 2011 en su domicilio del Gran Buenos Aires para presenciar en directo el Atleti-Betis, consciente de lo que ya le esperaba, no confiaba en que el camino transitaría sencillo. Probablemente tampoco pensaba que su gran decepción y el mayor golpe recibido desde que es técnico en el Manzanares sería el punto de inflexión en un vestuario que mira con orgullo a Falcao y de frente a él mismo. Aquella noche del 11 de abril y tras ese frontal tortazo del Real Madrid, ‘El Cholo’ metió en vereda a un grupo que tras 100 días de convivencia con el argentino comprendía verdaderamente que los objetivos eran posibles y que el Atleti estaba predestinado a gozar y a dejar de sufrir. En aquellos últimos nueve partidos que restaban para acabar el curso, el equipo ganó siete -con final incluida- y cedió dos empates. En la presente temporada, mantiene sin doblar la rodilla y los récords se acumulan: si ganan al Valencia en Mestalla firmarán el mejor inicio en la historia rojiblanca en la Liga sumando nueve victorias y un empate. Si llega ese triunfo, encadenarán en dos campañas 17 victorias en partidos oficiales -con otro título por medio-; acumulan 23 partidos sin perder, nunca visto antes; o los 16 partidos ganados en Europa de manera consecutiva, incluyendo la etapa de Manzano.

De aquellas dudas que generó Simeone tras el batacazo en el derbi a la arrogante mirada de quien se siente respaldado por la grada y por la parte ejecutiva, siendo lo más importante para su persona, el seguimiento indiscutible del camerino. El discurso medido de ‘El Cholo’ siempre antepone el esfuerzo y el trabajo del individuo a su aportación o a la de su cuerpo técnico. El matrimonio con el grupo resultó un flechazo inminente. Pacificar la grada y solicitar paciencia al ático lo consiguió con los resultados. Dar sitio a cada jugador es otra de sus armas invisibles. Es capaz de adelgazar el ego de Falcao, de apoyar sin fisuras a Juanfran tras su resbalón internacional, de mantener satisfechos a los veteranos -Cata, Emre, Tiago- que entran y salen del once, de devolver la vanidad al juego de Gabi, Filipe o Raúl, de recuperar la personalidad de Arda, Adrián o Costa, de inyectar hormonas de crecimiento en Mario, Courtais o Koke, de descubrir a ‘El Cebolla’ o de minutar a la cantera con Saúl y Oliver como principales referencias. ‘El Cholo’, nada sentimental, gira poco el pensamiento a lo alcanzado y desbasta cualquier proximidad con el pasado. Lo de ayer no cuenta. Sólo pinta el mañana porque es consciente de que el fútbol habita sin memoria. Por eso, vive sin anclajes hacia cualquiera de los componentes del vestuario, y eso le hace aún más respetado. No hay compromiso más allá del esfuerzo individual que observa en cada uno y del escudo al que representan.

Con todo, el debate en el club es si el accionario venderá o no a Falcao bien en invierno o al final del curso. El colombiano, presa de la incógnita que supone para él si alguna entidad se calentará lo suficiente como para pagar los 60 millones de euros que conmueven su presente, se centra en recortar con goles el territorio que hoy le separa de Messi y Ronaldo. En tránsito, el fin de contrato de Simeone. El ruido no gusta a ninguna de las partes, pero óptimo resultaría anunciar la continuidad del entrenador argentino. En el Atleti las hemos visto de todos los colores: renovaciones prometidas que no se llevan a efecto -la primera etapa de Manzano-, firmar para no seguir -Ferrando-, rubricar y seguir con pulso -Aguirre-, continuar sin fe -Abel- o permanecer siendo consciente del error -Quique Flores-. Es el momento de dar pausa al proyecto demostrando apoyo público al entrenador que ha sido capaz de trabajar con confianza, todos la tuvieron pero se les fue cayendo,  y que ha sido respaldado por unos resultados idílicos. Desde las oficinas se teorizaba antaño con que es mejor esperar al final para valorar y proponer la continuidad. Sin embargo, hoy todos son firmes en la idea de extender el compromiso. Simeone, que sabe que todo cambia y más rápido en el Atleti, también está seguro de que uno o dos años más se los ha ganado con su teorema. Si la cuestión económica no será problema, si los fichajes son aprobados por ‘El Cholo’, si el día a día de la entidad es cada día más consensuado con el argentino, si el vestuario no ofrece dobleces, si todos viven felices… la renovación de Simeone ya está tardando en anunciarse. Si la tienen pactada y no la anuncian no se entiende, si no han comenzado a hablar, error. Si están en plena negociación, que aceleren. Porque no es una cuestión de prisa, es una cuestión de justicia.

Cuando Diego Simeone se sentó frente al televisor en el verano austral de 2011 en su domicilio del Gran Buenos Aires para presenciar en directo el Atleti-Betis, consciente de lo que ya le esperaba, no confiaba en que el camino transitaría sencillo. Probablemente tampoco pensaba que su gran decepción y el mayor golpe recibido desde que es técnico en el Manzanares sería el punto de inflexión en un vestuario que mira con orgullo a Falcao y de frente a él mismo. Aquella noche del 11 de abril y tras ese frontal tortazo del Real Madrid, ‘El Cholo’ metió en vereda a un grupo que tras 100 días de convivencia con el argentino comprendía verdaderamente que los objetivos eran posibles y que el Atleti estaba predestinado a gozar y a dejar de sufrir. En aquellos últimos nueve partidos que restaban para acabar el curso, el equipo ganó siete -con final incluida- y cedió dos empates. En la presente temporada, mantiene sin doblar la rodilla y los récords se acumulan: si ganan al Valencia en Mestalla firmarán el mejor inicio en la historia rojiblanca en la Liga sumando nueve victorias y un empate. Si llega ese triunfo, encadenarán en dos campañas 17 victorias en partidos oficiales -con otro título por medio-; acumulan 23 partidos sin perder, nunca visto antes; o los 16 partidos ganados en Europa de manera consecutiva, incluyendo la etapa de Manzano.

Diego Simeone