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El año de Michu: la Premier descubre un ariete y Del Bosque ya tiene su falso '9'
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Antonio Sanz

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El año de Michu: la Premier descubre un ariete y Del Bosque ya tiene su falso '9'

“Te he reservado el ‘9’. Es el mejor dorsal que puedes llevar en la Premier”. Con estas palabras lo recibió Michael Laudrup en Swansea. Al sur

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El año de Michu: la Premier descubre un ariete y Del Bosque ya tiene su falso '9'

“Te he reservado el ‘9’. Es el mejor dorsal que puedes llevar en la Premier”. Con estas palabras lo recibió Michael Laudrup en Swansea. Al sur del País de Gales, al oeste de Bretaña, casi escondido en el Reino Unido, el lugar de nacimiento de Catherine Zeta-Jones, el poeta Dylan Thomas o cuna del grupo británico de pop rock, Badfinger. Sí, en este centro industrial y portuario del mundo está triunfando Michu. A sus 26 años siente el calor y el olor del éxito. Él, que busca el anonimato y aprecia poco la fama. Quien se movía con discreción por Madrid y que reconquista su refugio de Oviedo siempre que el calendario deja un par de fechas libres.

A Michu, hincha confeso del Real Oviedo, le tocó vivir en primera persona una de las peores crisis deportivas y económicas en la dilatada trayectoria de la entidad. Seguidor carbayón desde niño, profesaba los partidos desde la grada del viejo Carlos Tartiere, sintió que debía tanto a esos colores que el fútbol le permitió ayudar desde el césped al retorno a la élite. Con 17 años, Antonio Rivas decidió darle la oportunidad de debutar en el primer equipo en Tercera. Dos años después, ascenso a Segunda B destacando en un conjunto que aspiraba a un nuevo ascenso más por historia que por presupuesto. Esa ambición los mantuvo en la brega. Desde su posición de mediocampista ofensivo no pisaba tanto el área, pero aún así se convirtió en el segundo máximo artillero con unos escasos tres goles pero empatado, entre otros, con Diego Cervero, el hoy goleador asturiano, y el joven Adrián, el hoy delantero del Atlético de Madrid. Pero si ese año resultó extraño, a Rivas lo destituyeron en la jornada 25, el segundo en la misma división acabó caótico. El baile en el banquillo no ayudó a mantener la categoría, el Real Oviedo descendía nuevamente a Tercera y su jugador-seguidor debía escuchar ofertas y hacer las maletas. El gran golpe era efectivo. Su ambición de pelear por devolver grandeza al club se frenó en deseo.

La estación de Vigo permitió comenzar a descubrir a un futbolista más suelto. Alejandro Menéndez, el técnico del filial donde encontró hueco Michu, le devolvió la alegría y le situó en la vanguardia de esa generación de jóvenes que pedía a gritos un sitio entre los ‘mayores’. Yoel, Túñez, Dani Abalo, Toni o Iago Aspas se abrieron poco a poco paso entre los Esteban, Lequi, Núñez, Jorge Larena o Canobbio. Sólo el joven ovetense, que había anotado en seis meses de competición 10 goles en 28 partidos en Segunda B, entró con fuerza tras el fichaje como entrenador de Antonio López, que sustituía  a López Caro quien a su vez había reemplazado a Stoichkov. Si Menéndez, que por cierto acabó el año dirigiendo nuevamente a Michu aunque ahora en Segunda, otorgó esa libertad ofensiva al jugador, fue Eusebio Sacristán quien lo consolidó en esa posición tan británica del ‘box to box’. Algo así como un centrocampista de ida y vuelta que irrumpe con gol en el área contraria y que explota sus condiciones de organización y defensa del juego propio. Esa zurda maravillosa comenzaba a destacar tanto que el añorado Manuel Preciado lo trató de reclutar para el eterno adversario: el Sporting. Y si Preciado entendió, con esa inmensa humanidad que lo acompañó, la decisión y así se lo hizo comprender tras una reflexión común con el jugador, en el Celta molestó que ese dinero previsto del traspaso se quedara finalmente en la caja de Gijón. Esa negativa rotunda del ovetense a jugar en El Molinón enturbió el último año de compromiso y provocó que no resultara agradable: club y jugador se distanciaron frente a una renovación que nunca llegó a plasmarse. Mientras tanto, Paco Herrera se lo dejó muy claro a los poderosos dirigentes: “Si queréis que peleemos por el ascenso, necesitamos a Michu”. Y volvió a aparecer en las alineaciones, aunque fuera en el tramo final del campeonato. Un penalti fallado en Granada, con el ascenso en juego, repitió un segundo gran golpe en su estimulación deportiva. Su ambición por dejar al Celta en Primera volvió a frenar en deseo.

Felipe Miñambres, director deportivo del Rayo Vallecano, peleó lo indecible por incluir a Michu en la plantilla. Una vez conseguido, Sandoval encontró el destino perfecto: unos metros más arriba, menos responsabilidad defensiva y más capacidad de sorpresa al irrumpir en el área, incluso ser la referencia cuando descansaba Tamudo o, ya en el segundo tramo, no estuviese Diego Costa. Salió tan bien que en su debut en Primera división cerró la temporada con 17 goles -Liga y Copa-, los mismos que en toda su aventura viguesa. Laudrup manifestó a su aterrizaje en Gales que era una apuesta segura. Estaba convencido. Lo mismo que Michel, que veía en él al mejor reemplazo posible de Kanoute. El Sevilla lo intentó, pero, sin euros en la cuenta, no pudieron competir con el Swansea. Los galeses presionaron para pagar al contado, algo fundamental en la debilitada economía rayista, y reducir los cuatro millones de rescisión. Esta vez, Michu dejaba al Rayo donde lo encontró gracias a un gol in extremis en el que participó y que celebró Tamudo. Esta vez, sí se marchaba tranquilo y orgulloso. Esta vez, el deseo no frenaba en seco.

“Te he reservado el ‘9’. Es el mejor dorsal que puedes llevar en la Premier”. Con estas palabras lo recibió Michael Laudrup en Swansea. Al sur del País de Gales, al oeste de Bretaña, casi escondido en el Reino Unido, el lugar de nacimiento de Catherine Zeta-Jones, el poeta Dylan Thomas o cuna del grupo británico de pop rock, Badfinger. Sí, en este centro industrial y portuario del mundo está triunfando Michu. A sus 26 años siente el calor y el olor del éxito. Él, que busca el anonimato y aprecia poco la fama. Quien se movía con discreción por Madrid y que reconquista su refugio de Oviedo siempre que el calendario deja un par de fechas libres.

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