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El presente económico del Málaga CF ahoga un futuro donde todo está en venta
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Antonio Sanz

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El presente económico del Málaga CF ahoga un futuro donde todo está en venta

Si el verano de 2012 resultó tenebroso para el Málaga CF y los sueños de grandeza se derribaron a cada jornada que transcurría, la caída de

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El presente económico del Málaga CF ahoga un futuro donde todo está en venta

Si el verano de 2012 resultó tenebroso para el Málaga CF y los sueños de grandeza se derribaron a cada jornada que transcurría, la caída de la temporada supondrá el enésimo mal trago para la afición de Martiricos. La travesía de desierto en que se ha convertido el hábitat cotidiano en las oficinas de La Rosaleda no parece alcanzar final. Simplemente, el fluido económico, que se cortó entonces desde el emirato de Oriente Medio, ni se recobra ni aguarda restauración alguna. Sencillamente, la pasta ni llega ni se la espera. Entonces, las salidas precipitadas de los jugadores más cotizados y con más mercado -Cazorla y Rondón- disimularon el agujero económico y salvaron con urgencia los retrasos con el vestuario. Escena que se repitió en la última ventana de invierno -Monreal y Buonanotte- para sinsabor, pesadumbre e inquietud moral de camerino, de entrenador y de todos aquellos que anhelaban un club con larga vigencia en la Champions.

 Los seguidores malaguistas idolatraron al jeque con la gratitud de aquel pasado idílico que fugazmente para ellos se ha convertido en presente de cuento árabe y que tristemente acabará en futuro de poder insípido. Si las vivencias pretéritas devolvieron la ilusión a un Málaga empeñado en pelear con los poderosos, el mensaje que se traslada desde Catar es de austeridad con más austeridad hasta concretar la venta de la sociedad. El plan del jeque, también venido a menos, se traza en desprenderse de las acciones que compró a bombo, platillo y altavoz, tras apoyarse en negocios paralelos de construcción. Pero no es consecuente encontrar comprador con las exigentes condiciones que implora en plena batalla contradictoria. Mientras proclama el adiós, nunca a cualquier precio, continúa con el ejercicio de devaluar el producto de salida. La determinación de no inyectar más euros a la cuenta del club sobrevuela con la orden de sobrevivir con la autofinanciación que aporten los ingresos previstos, que deben hacerse cargo de los pagos al grupo -acaban de cobrar las dos últimas mensualidades que adeudaban- y las posibles sanciones que acarree el litigio con la UEFA. A todo esto, el próximo martes se reanuda la exposición futbolística europea con la visita a Oporto. Además, el yugo que impone la deuda con la Hacienda Pública ha transformado la sede blanquiazul en un ecosistema de crisis permanente, con aires de prisión, que ataja el cerebro y condena los pies de la entidad. Menos mal que en el césped se transita a otra velocidad.

El discurso de calma, tranquilidad, confianza y optimismo que acompañaba el mensaje de Manuel Pellegrini se ha transformado en desilusión, descrédito y desengaño. El cambio público de actitud del entrenador chileno se circunscribe, los comentarios recorren con eco la ciudad, a que ya tiene preparadas las maletas y decidido con firmeza abandonar. Se entiende que su salida es un hecho tras aguantar lo inaguantable en dos años fraguados a golpe de euforia y desazón. Su actitud como piloto de tormenta ha sido relevante en lo deportivo, pero todo tiene un límite, consiente su gente más cercana. Las primeras informaciones sobre próximos destinos ya revolotean en los medios de comunicación. Y todos conjugan en el mismo horizonte: la Premier League inglesa. Sin duda, el dominio que Manuel mantiene del idioma anglosajón es más viento a favor.

El primer contacto de Pellegrini con la Premier no es de ahora. En el verano de 2010, tras abandonar el Real Madrid sin títulos después de un año distanciado de Florentino y únicamente avalado y respaldado por Valdano, recibió la llamada de Christian Purslow, entonces director general del Liverpool FC. El ejecutivo inglés buscaba relevo a Rafa Benítez y se entrevistó con varios entrenadores, incluido el ingeniero de Santiago. Al final, Purslow optó por lo más cercano y cautivado por el resultado del Fulham en Europa se decantó por el hoy seleccionador inglés, Roy Hodgson. Con poco más de un mes de diferencia, Pellegrini aterrizaba en Málaga y Hodgson cesaba en el banquillo de Anfield. La cacareada entrada del Chelsea en escena permite que se replantee nuevamente la figura del entrenador sudamericano como reemplazo de Benítez. Los contactos para la cesión del joven brasileño Piazón a La Rosaleda aproximaron a las partes. En Londres mantienen lo de siempre: si se pusiera a tiro Mourinho…pero el luso acumula dos años dejando tirado a los ejecutivos de Stamford Bridge y éstos ya no saben si a la tercera va la vencida o si deben mostrar la cara de cansado de esperar y abrir los brazos a Manuel. Al norte de la isla, Begiristain medita cargarse a Mancini, con contrato cuatro años más -hasta 2017-. Pellegrini es un entrenador al que el director deportivo del Manchester City sigue desde su época en Villarreal. A sus 59 años, el técnico malaguista se encuentra en la tesitura de probar la competición británica o retornar con otros asuntos a Chile.

El futuro, por tanto, en Málaga pinta en bastos. Con el entrenador más fuera que dentro, la figura de Mario Husillos, el director deportivo, se cita en el aire. El argentino viajó recientemente a Catar para poner su cargo a disposición del jeque. Sin Pellegrini, pierde fuelle y pretende saber a qué atenerse, sobre todo porque su relación con la fuerza local, el tándem Casado-Varela, es enigmática para él. El dúo se empeñó en contratar para el club a quien se presume será el futuro entrenador: Antonio Tapia. Vicente Casado, director general desde septiembre, recupera cierto control de mando, que será definitivo con la salida del chileno. Él es el encargado de planificar la plantilla de la próxima temporada con tres premisas en la contratación de los jugadores: buenos, bonitos y gratis. Y ni una pega a cualquier salida. No hay más. La amenaza de la venta de Isco, la joya de la corona participada recientemente en 40 millones de euros, de confirmarse, supondrá el último gran golpe de decepción que se llevarán quienes creyeron en un Málaga CF de mil y una noches.

Si el verano de 2012 resultó tenebroso para el Málaga CF y los sueños de grandeza se derribaron a cada jornada que transcurría, la caída de la temporada supondrá el enésimo mal trago para la afición de Martiricos. La travesía de desierto en que se ha convertido el hábitat cotidiano en las oficinas de La Rosaleda no parece alcanzar final. Simplemente, el fluido económico, que se cortó entonces desde el emirato de Oriente Medio, ni se recobra ni aguarda restauración alguna. Sencillamente, la pasta ni llega ni se la espera. Entonces, las salidas precipitadas de los jugadores más cotizados y con más mercado -Cazorla y Rondón- disimularon el agujero económico y salvaron con urgencia los retrasos con el vestuario. Escena que se repitió en la última ventana de invierno -Monreal y Buonanotte- para sinsabor, pesadumbre e inquietud moral de camerino, de entrenador y de todos aquellos que anhelaban un club con larga vigencia en la Champions.