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El adiós de Sir Alex Ferguson coloca en el espejo a Tito, que impone seguir en el cargo
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Antonio Sanz

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El adiós de Sir Alex Ferguson coloca en el espejo a Tito, que impone seguir en el cargo

Después de veintisiete años y veintisiete temporadas al frente del banquillo y de la dirección deportiva del Manchester United, a la que accedió procedente del Aberdeen

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El adiós de Sir Alex Ferguson coloca en el espejo a Tito, que impone seguir en el cargo

Después de veintisiete años y veintisiete temporadas al frente del banquillo y de la dirección deportiva del Manchester United, a la que accedió procedente del Aberdeen en noviembre de 1986, se pone fin a una aventura idílica. El comunicado ha convertido la noticia en la sorpresa del curso por inesperada y desprevenida. El adiós del emblemático, carismático, sesudo y longevo técnico escocés, con cambio de ciclo ordenado, se ha producido contra todo pronóstico. Se había especulado, comenzando por el mismo Sir Alex Ferguson, que aún restaba cuerda para rato, que no cedería el testigo hasta el verano de 2014 o 15. Sin embargo, los acentuados problemas físicos que sobrelleva han minado esta temporada su ánimo, de tal manera que ha optado a los 71 años por dar un giro al costado. El desgaste es tal, su enorme legado se juzgará con el cambio de cara al dominador del fútbol inglés, que tras casi tres décadas oteará al club de sus amores desde la bien ganada atalaya del descanso. En este caminar casi eterno, ha esparcido la siembra en uno de los conjuntos más poderosos de Europa con un trasiego que ha arrojado a los ‘red devils’ como la institución más autoritaria del Reino Unido. El despliegue en Europa ha sido capaz de dominar en dos ocasiones el régimen continental.

Ferguson también ha destacado por su abominable carácter, por su arrogancia cimentada en los títulos y por su intransigencia a la hora de controlar el vestuario. Muchas de las estrellas que se han cambiado en la caseta de Old Trafford han sufrido la capacidad dictatorial de quien es algo más que un buen entrenador. Nadie se instalaba por encima del escudo, se llamara como se llamara. Y los jugadores, todos, resultaron prescindibles desde el comienzo de su mandato. Así los Bryan Robson, Mark Hughes, Paul Ince, Eric Cantona o Roy Keane dieron paso a la cantera de Manchester que abanderaron los hermanos Neville, Beckham, Scholes o Giggs. Después vendrían futbolistas con buen cartel internacional como Van Nistelrooy, Barthez, Blanc o Van der Sar que concluyeron dando paso a jóvenes valores como Cristiano Ronaldo, Rooney, Evra o Vidic. Sin embargo, desde las principales estrellas a los más inmaduros, el mensaje que se mandó no varió: por encima del grupo habita el escocés de Glasgow. La transición puede debilitar a la institución más poderosa de la Premier. Lo más arduo ha sido elegir al relevo, definitivamente seleccionado David Moyes, el paisano manager atracado en los últimos tiempos en el Everton y a quien han confirmado durante seis campañas. Este periodo de confianza es considerable, necesario para la calma del nuevo inquilino y básico para conocer si resulta apto ante la tenacidad de mantener el trazado patentado tan recto como hoy.

La decisión del todavía técnico del Manchester United provoca una reflexión futbolística que acaba colocando el foco en el FC Barcelona. La recaída de Tito Vilanova en el mes de diciembre provocó una avenida de incertidumbre en la cúpula azulgrana, con el destino señalando al futuro del banquillo. Ni presidente, ni Junta directiva, ni siquiera el departamento técnico deportivo se atreve a pregonar la crítica situación, aunque casi clandestinamente y con sutileza se destila que podría ser el entrenador quien acometiera el movimiento de renunciar al cargo. Entre bambalinas todos son conscientes de que otra temporada como la que se acaba ni es óptima ni es ideal para el vestuario. Se coincide en que en momentos puntuales del curso se ha notado la falta de liderazgo que siempre se impone desde la posición del jefe del camerino. La cuestión es la falta de certeza que puede desencadenar en una nueva recaída o en la suma de semanas de tratamiento al que se somete Tito lejos de la ciudad.

Vilanova se siente fuerte, así lo ha comunicado, y esa fuerza es la que lo conduce a mantenerse al frente del FC Barcelona. Desde el ático del poder todo son ánimos como es consecuente. Desde la dirección deportiva se refrenda un apoyo incondicional y se estimula a quien ha demostrado ser el mejor guía para la transición posterior a Guardiola. El título de Liga es el mejor botín alcanzado en una carrera complicada para el equipo y para los futbolistas. Sin embargo, Rosell quiere más y el asalto a Europa ha quedado demostrado que al compás de Messi se convierte en una opción. Sin él, el poder se instala en el campeonato doméstico que no se transforma en éxito en la competición internacional. De ahí que el mando no consulte la inclusión en la caseta de Neymar, a quien firmaron para la causa hace meses. 

Mientras la presidencia maneja los fichajes estelares sin previa consulta, la dirección deportiva, dirigida por Zubizarreta, ha determinado sondear el mercado de presumibles entrenadores. Es una obligación laboral. Sin elegir a nadie y sin posicionarse con ninguno, no obstante, se han aproximado a Ernesto Valverde. El actual entrenador del Valencia ha renunciado momentáneamente a negociar con la entidad levantina obligado por el vacío de poder existente en la sede de Mestalla, dónde aún siguen escrutando quien maneja la propiedad. También, y desde hace varias estaciones, el ‘Txingurri’ sostiene la oferta incondicional del Athletic, formulada por su antiguo compañero de caseta, el aún máximo mandatario Josu Urrutia. Pero ni un sitio ni otro seducen al buen entrenador extremeño, vasco de adopción. Por eso, tampoco es descartable que no arranque con ninguno y que aguarde al Barça o al que falle. Con todo, en el espejo siempre aparece la imagen de Tito. El respeto que merece y que el entrenador catalán se ha ganado en este periodo obliga a los estamentos dirigentes a que la decisión definitiva se seleccione desde su singular horizonte, desde dónde se distribuyen los galones del sector. Con rotundidad, nadie se atreverá a intervenir en la decisión única.

Después de veintisiete años y veintisiete temporadas al frente del banquillo y de la dirección deportiva del Manchester United, a la que accedió procedente del Aberdeen en noviembre de 1986, se pone fin a una aventura idílica. El comunicado ha convertido la noticia en la sorpresa del curso por inesperada y desprevenida. El adiós del emblemático, carismático, sesudo y longevo técnico escocés, con cambio de ciclo ordenado, se ha producido contra todo pronóstico. Se había especulado, comenzando por el mismo Sir Alex Ferguson, que aún restaba cuerda para rato, que no cedería el testigo hasta el verano de 2014 o 15. Sin embargo, los acentuados problemas físicos que sobrelleva han minado esta temporada su ánimo, de tal manera que ha optado a los 71 años por dar un giro al costado. El desgaste es tal, su enorme legado se juzgará con el cambio de cara al dominador del fútbol inglés, que tras casi tres décadas oteará al club de sus amores desde la bien ganada atalaya del descanso. En este caminar casi eterno, ha esparcido la siembra en uno de los conjuntos más poderosos de Europa con un trasiego que ha arrojado a los ‘red devils’ como la institución más autoritaria del Reino Unido. El despliegue en Europa ha sido capaz de dominar en dos ocasiones el régimen continental.