Florentino se decide por el viejo sueño antes de recuperar al viejo sabio que desnudó al Barça

Después de exponer en conocimiento público el secreto a voces, el Real Madrid se ha soliviantado en la búsqueda del mejor recambio posible para su banquillo. Con las coordenadas establecidas en la figura de Carlo Ancelotti, quien reemplace a Mourinho aportará un perfil bien diferente al del entrenador portugués. En el ático blanco se pronuncian con gratitud populista al trabajo realizado para evitar el enésimo calentón del técnico. Sin embargo, en el orden privado el alivio es general tras romper el vínculo contractual de tres temporadas más que se redactó hace justamente un año. La secuencia de continuar y cumplir el compromiso frente a la anunciada salida se ha entiendo desde el profundo distanciamiento que ‘Mou’ mantiene con gran parte del vestuario, circunstancia pareja a la vivida por Pep Guardiola y que forzó su abandono a la caseta azulgrana. Pero mientras la Junta directiva culé consideró que el relevo habitaba en casa, en el Real Madrid los dirigentes peinan el mercado avalados en la experiencia de dos técnicos, uno gusta más que el otro, si bien, ambos se presentan como candidatos útiles.

Carlo Ancelotti es un entrenador con amplio currículum en empresas deportivas de alto standing. En la trayectoria aparece su vinculación con la Juventus, AC Milan, Chelsea y París Saint Germain, sin menospreciar al excelente Parma de finales de los 90, a quien también dirigió. El relato del italiano se pleitea en su habilidad para saber manejarse sin fisuras en la inquietante relación que se provoca entre el entrenador y el dueño poderoso, de discurso dictatorial y apegado al capricho de turno. La familia Agnelli, propietaria de la Fiat, el empresario-político ex presidente de Gobierno Berlusconi, el magnate multimillonario ruso Abramovich o el jeque catarí que busca evitar la fuga diseñada por José Angel Sánchez son los preceptores con quienes convivió ‘Carletto’ en el pasado. A todos demostró ser permeable a comentarios o sugerencias deslizadas desde el trono. Esta convivencia satisfactoria y salvaguardada con matrícula de honor lo aproxima a Concha Espina, ayudado por esa personalidad balsámica que lo acompaña y que necesita impregnar al club blanco más que nunca. Tras la tremenda tempestad sufrida especialmente en el último año, el madridismo ansía la unidad y más cuando se han convocado unas elecciones a las que nadie concurrirá, más allá del vigente dueño del cargo. Si se llegara al sufragio, la entidad podría agrietarse en la búsqueda común de la pacificación que, dicen, se posibilitará gracias a la inminente marcha de Mourinho.

Con la planificación plasmada desde hace semanas, pero con el orgullo árabe ralentizando el traspaso, Florentino Pérez mantiene activa la carta de Jupp Heynckes. Lo que más sorprende es que el dirigente que busca repetir mandato mantenga al germano como alternativa sin ser la primera opción. Si a ‘Mou’ se le buscó y fichó porque era el único capaz de detener la embestida azulgrana, quien fuera entrenador blanco ha sido el hombre que ha desnudado al FC Barcelona en una eliminatoria donde la emoción se escapó del guión. A los 68 años, y tras una dilatada experiencia labrada entre Alemania y España -excepto una campaña en Portugal con el Benfica-, Jupp desea seguir en la rueda y sonríe sin disimulo cuando se le abre la ventana del Real Madrid, aunque sólo sea porque su caché aumenta por el hecho de ser parte integrante de las quinielas de futuribles. No obstante, la edad es lo que no lo convoca como gran favorito, frente a los 54 años que Carlo cumplirá en junio. En el recuerdo, el germano es señalado por devolver la Copa de Europa a las vitrinas del Bernabéu después de treinta y dos años de sequía. Con todo, esa imagen señorial, de caballero y de persona educada cautiva a más de uno en la Junta directiva. Ni se descarta ni se asegura, básicamente porque Heynckes ha aparcado cualquier conversación hasta el desenlace de los dos títulos a los que el Bayern aún aspira: la Liga de Campeones y la Copa de Alemania.

Sánchez, director general del club blanco, ha caminado por la escaleta marcada por la presidencia, que buscaba sondear al que se entiende como más idóneo. Veremos si es la definitiva y no se bloquea, tal y como ocurrió en 2006. Entonces, en las oficinas del Santiago Bernabéu aterrizó por fax un contrato firmado por el italiano para la campaña 2006/07, tras una reunión mantenida en Milán con Ramón Martínez. Curiosamente, Pérez había dejado el empleo, pero sí dejó adoctrinado el pensamiento del sucesor. Ahora, Florentino se encuentra con la firmeza del París Saint Germain para evitar que el viejo deseo se transforme en el nuevo inquilino del asiento que desocupa Mourinho. Nada hace presagiar que se torcerán las negociaciones, pero ahora en Concha Espina necesitan la paciencia como única llave maestra. Por cierto, que en la dirección del club han acogido con agrado la decisión del entrenador luso de despedirse mediante un comunicado. Así está previsto, salvo que opte por cambiar de opinión o de idea. Mourinho ha determinado que redactará un texto para difundir su pensamiento en el adiós al Real Madrid. Sin más contacto hacia quienes considera los eternos enemigos, los periodistas. Lo que desconocen en el ático es el contenido del pasaje. Se sospecha que no será un dictado templado, aunque con ‘Mou’ todo es una moneda al aire.