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El destino del gol vive marcado por la entrada en escena de un nuevo mecenas
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Antonio Sanz

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El destino del gol vive marcado por la entrada en escena de un nuevo mecenas

Resuelto el culebrón de Neymar con el FC Barcelona, batallando la propaganda de los dos grandes para aumentar o disminuir, sin conocimiento real, la cantidad exacta

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El destino del gol vive marcado por la entrada en escena de un nuevo mecenas

Resuelto el culebrón de Neymar con el FC Barcelona, batallando la propaganda de los dos grandes para aumentar o disminuir, sin conocimiento real, la cantidad exacta de la operación, el mecanismo de fichajes continúa el proceso general cuando el curso queda clausurado. Si el brasileño se ha decidido por el Camp Nou, además de por la pasta que recibirá y por la reserva en su cuenta corriente de la totalidad de sus derechos de imagen, ha sido también por la consideración futbolística que representa el equipo culé, tampoco se debe despreciar este aspecto. Ahora resta que si Messi acepta que le roben o si es capaz de prestar cierto protagonismo, el espectáculo estará servido en el césped. Con el balón en el campo, la adquisición del brasileño no admite debate deportivo. Es uno de los jugadores más completos que residían aún fuera del 'viejo continente'. Pero el siguiente culebrón arrancará con episodios propios. Cuando el Real Madrid acabe de definir el banquillo y la plantilla, deberá afrontar uno de los retos más arduos que le aguardan a Florentino Pérez: la renovación de Cristiano Ronaldo. En este carrusel de 'nueves' y de goles, la continuidad del portugués se antoja innegociable. Sin embargo, ciertos desaires del poder han estancado el proceso de prolongación. El goleador madridista enfila la recta definitiva de los dos últimos años de compromiso, territorio hostil para el poder y ventajoso para el empleado. El aspirante a repetir mandato no puede pasar a la historia como el hombre que pagó casi cien millones por la misma persona que seis años después se marchó gratis de Concha Espina.

El mercado se presenta movido en cuanto a los goleadores se refiere. El estacazo económico que provocará el vaivén de movimientos ha llegado inesperadamente del Principado de Mónaco, aunque alertada habitaba la sociedad internacional. En Montecarlo se ha roto la baraja. La irrupción de Dmitry Rybolovlev, el multimillonario ruso que compró en 2011 las acciones necesarias para apoderarse del AS Mónaco, consigue alterar el pulso del mercado, inflar de manera arbitraria los precios de salida de los futbolistas, revolotear en las grandes ligas y aprisionar los balances de las entidades que no alcanzan a pelear de igual a igual con estos magnates. No es una novedad en el reino del balón. En la primavera de 2003 se presentó en el ámbito internacional Roman Abramovich. En el verano de 2008, Sulaiman Al-Fahim aterrizó desde los Emiratos Árabes. Al mismo tiempo que Rybolovlev se asentaba en el Principado, lo hacía desde Catar a París Nasser Al-Khelaifi, aunque el poderoso árabe retrasara la entrada en acción una temporada, aunque también se dejó lo suyo en el verano de 2011. La secuencia de estos extraordinarios acaudalados es firmar a lo más lustroso del mercado, sin más. Así, el Chelsea se dejó hace una década 150 millones de libras en su primer intento de conformar un once. Duff, Crespo, Verón, Makelele y Mutu se convirtieron en las primeras apuestas caras de Abramovich. Un año después llegó Mourinho, a quien concedieron 140 millones de libras más para rearmar a los 'blues' con Drogba, Carvalho, Ferreira y Robben como artistas principales. El gran sueño del poderoso propietario ruso se cumplió en 2012 con la victoria en Múnich de la Liga de Campeones. Esa deseada Copa llegó tras una inversión en fichajes de más de 750 millones de libras, después de nueve intentos.

Al norte de Inglaterra no se invirtió la tendencia. El Manchester City gastó entre el verano de 2008 y la ventana de enero de 2009, 140 millones de libras. Si Jo y Robinho, a quien el Madrid vendió la noche del cierre de aquel mercado estival, eran los rostros visibles en agosto, De Jong, Bellamy o Bridge lo fueron en invierno. Sin embargo, sus dos grandes inversiones se desembolsarían en 2009 y 2010 con 350 millones de libras para adquirir, entre otros, a Tévez, Adebayor, Barry, Lescott, Silva, Yaya Touré, Balotelli, Milner o Dzeko. El club logró en ese bienio una Copa de Inglaterra y la ansiada clasificación para la Liga de Campeones. La Premier llegó tras soltar otros 100 millones de libras más -Agüero y Nasri, las joyas de entonces- al final de la campaña 2011/12.  En París, el penúltimo en llegar se ha arrancado con 220 millones de euros en dos temporadas para sumar la Liga francesa en el presente mes de mayo. Si Pastore, Motta o Gameiro eran las estrellas del estreno, el glamour se apoderó del jeque con Thiago Silva, Ibrahimovic, Lavezzi y Lucas en el segundo capítulo de estancia en la capital gala.  

El Mónaco es el último en penetrar en este distinguido salón de baile. Cuando se especulaba con que los grandes de Europa se peleaban por Falcao, resulta que el fondo de inversión que ayudó en su fichaje por el Atlético de Madrid es el que ha decidido enviarlo al destino que sus inversores deseaban para rentabilizar ganancias. El fútbol maneja unos tiempos con los poderosos y otros con quienes no compiten en esa división prohibida para casi todos. Con el colombiano han llegado Moutinho, James Rodríguez y Carvalho. Quedan más jugadores por aterrizar, más nombres de primer nivel hasta coronar los 200 millones de euros que desea gastarse el empresario ruso para pelear de tú a tú con el PSG por la corona de Francia, con permiso de los dos Olympique, venidos a menos con la crisis. Con Falcao en Montecarlo, Cavani, Lewandonski y Luis Suárez se han convertido en los objetos de deseo preponderantes. Los dos uruguayos sostienen los proyectos de Nápoles y Liverpool. Los dos son las referencias de los escudos, pero los dos están dispuestos a cambiar de aires. Si el que juega en Italia es perseguido por el Real Madrid, Manchester City o Chelsea, el segundo cuenta con el mercado de Inglaterra cerrado por su comportamiento en el césped, tan crispado como eficaz, pero paralelo a lo que ya vivió en Holanda. Sólo el Atlético de Madrid lo quiere de verdad para ocupar la plaza del ariete colombiano, pero no alcanza a pagar los 50 millones de libras que cuesta, salvo que el mecenas Peter Lim se convierta en socio real rojiblanco y afronte la operación. Para el Real es una alternativa más de las varias que suenan para reemplazar a Higuaín, que solamente se haría efectiva si fallan los planes 'A'. Lewandonski, a quien el Borussia de Dortmund está ofreciendo sin pudor para evitar su fuga al Bayern, es requerido por los mismos clubes citados antes. Sin embargo, el jugador desea seguir en Alemania y está dispuesto a esperar y llegar libre a Múnich, copiando el ejemplo de Llorente y la Juve, adonde pretendía ir Ibrahimovic. Sin embargo, los turineses no quieren hacerse cargo de su desorbitada ficha, mientras el sueco no se plantea perdonar un euro. Y es que con gol la sintonía suena mucho mejor. Por eso, el '9' siempre será el guapo de la fiesta. (A la que no asista Messi).    

Resuelto el culebrón de Neymar con el FC Barcelona, batallando la propaganda de los dos grandes para aumentar o disminuir, sin conocimiento real, la cantidad exacta de la operación, el mecanismo de fichajes continúa el proceso general cuando el curso queda clausurado. Si el brasileño se ha decidido por el Camp Nou, además de por la pasta que recibirá y por la reserva en su cuenta corriente de la totalidad de sus derechos de imagen, ha sido también por la consideración futbolística que representa el equipo culé, tampoco se debe despreciar este aspecto. Ahora resta que si Messi acepta que le roben o si es capaz de prestar cierto protagonismo, el espectáculo estará servido en el césped. Con el balón en el campo, la adquisición del brasileño no admite debate deportivo. Es uno de los jugadores más completos que residían aún fuera del 'viejo continente'. Pero el siguiente culebrón arrancará con episodios propios. Cuando el Real Madrid acabe de definir el banquillo y la plantilla, deberá afrontar uno de los retos más arduos que le aguardan a Florentino Pérez: la renovación de Cristiano Ronaldo. En este carrusel de 'nueves' y de goles, la continuidad del portugués se antoja innegociable. Sin embargo, ciertos desaires del poder han estancado el proceso de prolongación. El goleador madridista enfila la recta definitiva de los dos últimos años de compromiso, territorio hostil para el poder y ventajoso para el empleado. El aspirante a repetir mandato no puede pasar a la historia como el hombre que pagó casi cien millones por la misma persona que seis años después se marchó gratis de Concha Espina.