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Isco se divide entre Manchester y Madrid, Thiago tensa al Barça y Oliver, al fondo de inversión
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Antonio Sanz

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Isco se divide entre Manchester y Madrid, Thiago tensa al Barça y Oliver, al fondo de inversión

El objetivo de los entrenadores de la FEF, arrancando por el seleccionador absoluto, consistía en devolver a nuestras secciones inferiores el loor perdido en los Juegos

Foto: Isco se divide entre Manchester y Madrid, Thiago tensa al Barça y Oliver, al fondo de inversión
Isco se divide entre Manchester y Madrid, Thiago tensa al Barça y Oliver, al fondo de inversión

El objetivo de los entrenadores de la FEF, arrancando por el seleccionador absoluto, consistía en devolver a nuestras secciones inferiores el loor perdido en los Juegos Olímpicos de Londres. El campeonato celebrado en Israel de categoría Sub 21 ha servido para que nuestro fútbol recupere el orgullo perdido tras el fiasco olímpico. La ininterrumpida secuencia de éxitos se convierte en algo insólito. Tan difícil de repetir que hasta produce cierto vértigo pensar en el día en que España dejará de vencer. Mientras tanto, la imagen de la Roja, desde arriba hasta abajo, es envidiada por todos dentro del ecosistema del balompié. No sorprende la felicitación sincera de Arrigo Sacchi, penetrando en la guarida de nuestros jóvenes para honrarles con su ventura tras la final ganada a Italia. O el asalto de Rio Ferdinand, líder del Manchester United, en las redes sociales aplaudiendo la mentalidad y la concepción del juego de estos valores en alza. El efecto no es gratuito.

El foco de la victoria se podría fijar en varios de los protagonistas que se han proclamado campeones de Europa. Desde quien ha defendido la portería, afianzado en el club más grande de Inglaterra, pasando por Illarramendi, para muchos la gran sorpresa del torneo pese a lo ya demostrado en este curso en la Real Sociedad, o el goleador Morata, que ha derribado por fin la puerta del primer equipo del Real Madrid. Sin desmerecer a ninguno, Isco Alarcón y Thiago Alcántara son quienes presentan un futuro más voluble. Uno, porque su explosión mantiene en vilo a la afición blanquiazul debido a que Real Madrid y Manchester City mantienen una puja que servirá para que gane el jeque, y el otro, porque está obligado a dar el salto a otra entidad renunciando a la fortaleza del Barça por la constancia de su suplencia.

Isco Alarcón es un malagueño de 21 años que emigró a la Academia del Valencia con 14 años. Con un recorrido estelar en las categorías inferiores de Mestalla, su entrada en el primer equipo se truncó debido a que sentía que no se apostaba por él. La irrupción del jeque árabe en el club de su tierra lo devolvió a casa tras abonar la cláusula de rescisión de 6 millones de euros que figuraba en el contrato. Dos temporadas después, se debate el traspaso cuyo precio está fijado: 35 millones de euros, tras el pacto alcanzado entre las partes el pasado mes de enero. Si nadie se atrevió a pagar 21 ‘kilos’ hace una temporada, en este momento el cambio de aires por esa cantidad es un hecho.

Manuel Pellegrini ha martilleado la cabeza del jugador para convencerlo de que siga sus pasos en la aventura británica. El chico, consciente de lo importante que ha sido el entrenador chileno en su progresión, consideró Manchester como primera y única opción. En las conversaciones entre Beguiristain y el técnico siempre tuvo Isco un papel preponderante. Cuando todo parecía encauzado con el futbolista y se preparaba el asalto a La Rosaleda, apareció Florentino y el Real Madrid. La decisión no es sencilla. De una parte, la posibilidad de seguir en la Liga seduce demasiado al campeón Sub 21. De otra, Pellegrini, el maestro, el hombre que lo ha guiado con mimo y guante de seda para colocarse como una de las jóvenes estrellas del continente. La cabeza le dicta Madrid, el corazón Manchester. Sin embargo, el Real es mucho Real para Isco y la decisión se inclina hacia el Santiago Bernabéu. Las dos entidades pelean de igual a igual por su destino y salvo que el City destruya la barrera salarial, el chico vestirá de blanco.

Casi al mismo tiempo que Isco se instalaba en Valencia desde Arroyo de la Miel, Thiago Alcántara lo hacía en Barcelona desde Vigo. Con 15 años, la Masía acogía al hijo de Mazinho, una estrella brasileña que triunfó en el fútbol español. Pep Guardiola apostó sin riesgo. En su primera experiencia, en aquel Barça B de Tercera división, le abrió hueco aún en edad juvenil. Poco a poco lo fueron introduciendo en la primera plantilla, pero sin asiento en el once inicial. Las rotaciones eran una reiteración constante que concluyeron en un cansancio que depura hoy responsabilidades. En la última renovación, Thiago consiguió doblar el brazo del Barça: una apéndice del contrato, tal y como adelantó Catalunya Radio, rebajaba de 90 a 18 millones de euros el precio de salida... hasta el 31 de julio. Es decir, un mes de tiempo para situar en el mercado a un futbolista que no ha disputado el sesenta por ciento de los partidos con el FCB. La cuerda se ha tensado con el campeonato que Thiago ha realizado con la Selección sub-21. De un jugador devaluado por su escasa participación en el Barça hemos pasado a un valor pretendido. El Manchester United ha aparecido como gran elección del hispano-brasileño. Las sílabas de Ferdinand alimentan al periodismo. La cuestión para los dirigentes es atreverse a perder a un suplente con ruido mediático, pese a que deportivamente no lo necesitan... y sí al dinero que dejaría en caja. 

Sin complejos ha vuelto a actuar el Atlético de Madrid. La necesidad obliga y la dirección se ha vuelto a arropar con el familiar fondo de inversión. No hay secreto, Quality Sports Invesment ha mordido, por fin, a la pieza más codiciada del Manzanares, a quien perseguía desde hace meses. Oliver Torres ha servido de moneda de préstamo -5 millones de euros- para los promotores que manejan la sociedad inversora. Sí, porque el Atlético no lo ha vendido. Ni siquiera lo ha cedido. El 25% de los derechos, no federativos, del jugador sirven de bálsamo económico para cuadrar el balance de la temporada 2012/13. El club está apresado a devolver esa cantidad, con unos intereses leoninos, o de lo contrario se siente obligado a venderlo al postor que traiga el fondo en cuestión, manejado por Peter Kenyon, buen amigo del dueño rojiblanco, y oscuro socio del representante Jorge Mendes. Este, como tal, no puede participar en ningún negocio inversor más que como asesor deportivo, ya que cualquier participación financiera de un agente incumple el artículo 18 del reglamento de la FIFA entre agentes, clubes y jugadores.

Con todo, Oliver no sufre un rasguño en su futuro rojiblanco. Saldrá cuando el club estime que debe salir, nunca cuando decidan los prestamistas, excepto que el Atlético no sea capaz de afrontar el pago de devolución de los 5 millones de euros. El joven futbolista no es el primer rojiblanco que se asocia a esta actividad, ni será el último. Es la moderna manera de financiarse avalado por un proceso cada vez más asentado en algunos mercados, donde, por cierto, la Premier League aún no ha transigido. Quizá Falcao no acabó en el Manchester United porque allí no se aceptan este tipo de transacciones. Y quizá Falcao acabó en el Mónaco porque en el Atlético sólo estuvo a préstamo.    

El objetivo de los entrenadores de la FEF, arrancando por el seleccionador absoluto, consistía en devolver a nuestras secciones inferiores el loor perdido en los Juegos Olímpicos de Londres. El campeonato celebrado en Israel de categoría Sub 21 ha servido para que nuestro fútbol recupere el orgullo perdido tras el fiasco olímpico. La ininterrumpida secuencia de éxitos se convierte en algo insólito. Tan difícil de repetir que hasta produce cierto vértigo pensar en el día en que España dejará de vencer. Mientras tanto, la imagen de la Roja, desde arriba hasta abajo, es envidiada por todos dentro del ecosistema del balompié. No sorprende la felicitación sincera de Arrigo Sacchi, penetrando en la guarida de nuestros jóvenes para honrarles con su ventura tras la final ganada a Italia. O el asalto de Rio Ferdinand, líder del Manchester United, en las redes sociales aplaudiendo la mentalidad y la concepción del juego de estos valores en alza. El efecto no es gratuito.

Thiago Alcántara Isco