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Pulso Sandro Rosell-Iniesta: fichar a Neymar disuelve el camerino azulgrana
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Antonio Sanz

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Pulso Sandro Rosell-Iniesta: fichar a Neymar disuelve el camerino azulgrana

No podía sospechar Sandro Rosell el efecto nocivo que ha provocado su deleitoso antojo como máximo dirigente culé: fichar a Neymar ha afectado a Iniesta

Foto: Iniesta charla con el Tata Martino
Iniesta charla con el Tata Martino

No podía sospechar Sandro Rosell el efecto nocivo que ha provocado su deleitoso antojo como máximo dirigente culé. Después de una ardua disputa para convencer a Neymar, al padre de Neymar, al Santos en pleno y a las empresas participantes en los derechos de propiedad del jugador, la verdadera contienda ha comenzado tras firmar y ser presentado en el Camp Nou. Y es que las cifras que se han deslizado como compensación para convencer al brasileño y a las partes que lo rodean han caído como una bomba en el vestuario. Los códigos que habitan en el camerino se reducen a la simpleza de reconocer al mejor porque es quien más gana. Así Messi se apodera del primer escalón; Iniesta, del segundo; Xavi y Puyol mantienen el tercero por la veteranía que aporta la capitanía; Valdés, Fábregas, Piqué, Alves, Busquets, Pedro… mantienen la escala económica en una entidad que emplea el majestuoso presupuesto en satisfacer a los futbolistas.

Si Messi ha alzado la mano reclamando la posición privilegiada que ocupa en el césped, aunque atado hasta 2018 no es baladí aparcar en demasía el nuevo acuerdo, el grano que aflora en el rostro del barcelonismo es la aplazada renovación de Andrés Iniesta. En la etapa Laporta, incluido Rosell en la fase inicial, el FC Barcelona renegoció hasta en tres ocasiones el contrato del manchego. La primera, en noviembre de 2004, acordando una ampliación hasta 2010. En esta época, el jugador mantuvo su primer, y hasta ahora único devaneo público conocido aunque no reconocido, con otro club. El Real Madrid afrontaba elecciones a presidente y Juan Palacios encabezaba una de las candidaturas. Este grupo, con José Antonio Camacho como máxima figura deportiva responsable, convenció al jugador para que en julio de 2006 cambiara de aires y abonara la cláusula de rescisión que ascendía a 60 millones de euros. Iniesta estaba decepcionado con el lugar que Rijkaard le otorgaba en la plantilla -había sido suplente en la final de la Champions, tras jugar los cuartos y las semifinales de titular- y se dejó querer por el proyecto que le presentaron (Reyes, Pablo Ibáñez o Joaquín eran igualmente futuribles). A Laporta, eufórico por el trofeo continental alcanzado y por el proceso de reelección en el que estaba inmerso, lo salvó la derrota del aspirante.

En enero de 2008, tras un ardoroso proceso de calidez mutua, el FC Barcelona anunció el nuevo contrato hasta 2014 protegiendo al jugador hasta los 150 ‘kilos’. Menos de dos años después -noviembre de 2009- y poco antes de abandonar la presidencia, Laporta colocó al centrocampista entre los mejores pagados del vestuario, añadiendo un año más al contrato y 50 millones más a la vigente cláusula de rescisión. Aquel muchacho que debutó con 18 años a las órdenes de Van Gaal continuaría, al menos, hasta los 31 años vestido de azulgrana. Ahora, Rosell ya ha reconocido públicamente que hará todo lo posible por evitar la fuga de talento que supondría la marcha del internacional. Pero, ¿Iniesta hará todo lo posible para continuar?

El FC Barcelona dicurre en contra del tiempo que corre a favor del protagonista. Iniesta es consciente de que afronta la negociación del que será su último gran contrato. La entrada en escena de Neymar ha golpeado al alza los primitivos números que se barajaron en el arranque negociador. Además, el jugador quiere saber qué precio de mercado puede tener. De ahí, los contactos indirectos cobrados. El agente debe sondear si algún club inglés, francés o alemán se plantea la adquisición de unos de los mejores centrocampistas del mundo. Dos conjuntos, Manchester City y Bayern lo asumirían sin dilación. Otros como París Saint Germain, Chelsea o Manchester United se unirían a la puja. La cuestión es vender y hacer caja, como hizo el Real Madrid prescindiendo de Ozil, o incrementar el debe del balance aceptando la altísima propuesta recibida. El miedo a perder a Iniesta atenaza al Barça, que sólo puede jugar con los 30 años con que el manchego finalizará el curso. Una edad que podría frenar a alguno de los candidatos a ficharlo por la futura amortización que obliga a compensar el hipotético alto traspaso.

Iniesta mira de reojo la situación, no tiene prisa, observa en el espejo a su íntimo Víctor Valdés y medita dejar pasar los meses. Es consciente de que el club presionará a la opinión pública barcelonista, pero también conoce que el Barça no puede pegarse otro resbalón. En el recuerdo la salida intempestiva de Emili Ricart, su recuperador de cabecera y persona con la que entabló una profunda relación antes del Mundial de Sudáfrica, tampoco ayuda a apaciguar la relación con la directiva. Con todo, el curso con Martino transita con vaivenes. De los nueve partidos oficiales consumidos, en sólo cuatro ha completado la totalidad de los minutos. Ha sido suplente en la vuelta de la Supercopa y ante Levante y Rayo, en la Liga. Nada anormal en la política de rotaciones que ha impuesto el entrenador argentino, donde hasta Messi y Neymar no son excluidos. Algo que con el de Rosario ha cambiado radicalmente. En los despachos, el diván de las renovaciones en el que se asienta el vicepresidente deportivo Josep María Bartomeu se transforma atormentado. Es la hora de que quien encabezó la lista para presidente ejerza como tal y evite que lo de Iniesta se convierta en otro ‘caso Valdés’. Otra fuga más sería imperdonable.

No podía sospechar Sandro Rosell el efecto nocivo que ha provocado su deleitoso antojo como máximo dirigente culé. Después de una ardua disputa para convencer a Neymar, al padre de Neymar, al Santos en pleno y a las empresas participantes en los derechos de propiedad del jugador, la verdadera contienda ha comenzado tras firmar y ser presentado en el Camp Nou. Y es que las cifras que se han deslizado como compensación para convencer al brasileño y a las partes que lo rodean han caído como una bomba en el vestuario. Los códigos que habitan en el camerino se reducen a la simpleza de reconocer al mejor porque es quien más gana. Así Messi se apodera del primer escalón; Iniesta, del segundo; Xavi y Puyol mantienen el tercero por la veteranía que aporta la capitanía; Valdés, Fábregas, Piqué, Alves, Busquets, Pedro… mantienen la escala económica en una entidad que emplea el majestuoso presupuesto en satisfacer a los futbolistas.

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