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Vicente, Iker, Xavi… Tiempos de abdicar
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Antonio Sanz

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Vicente, Iker, Xavi… Tiempos de abdicar

Del Bosque seguirá porque tiene contrato y porque es capaz de regenerar el proyecto, pero el momento de Iker Casillas, Xavi, Alonso o Villa toca a su fin...

Foto: Xavi, Del Bosque y Casillas, durante un entrenamiento de la Roja (EFE)
Xavi, Del Bosque y Casillas, durante un entrenamiento de la Roja (EFE)

¡Vaya década de movimientos desprevenidos que sumamos en este siglo! Primero la renuncia de Benedicto, más tarde paso al costado del Rey… y ahora la Roja. Seguramente la trascendencia histórica sea abismal entre el adiós de un Papa o la marcha de un monarca con lo ocurrido en Brasil. Pero no me negarán que las tres acciones han caído como una bomba por inverosímiles, inesperadas y sorpresivas. La Selección que acumulaba tres fases finales sin perder dobló la rodilla antes de tiempo en un batacazo tan inoportuno como real. Esta vez no pudo ser. Si bien, el sentimiento general es de agradecimiento. A estos jugadores se les podía permitir por tantas alegrías desinteresadas que han ofrecido al pueblo. Sin embargo, el momento del cambio está sobre la mesa. Es la hora de la reflexión en todos los estamentos de nuestro Fútbol.

Angel María Villar, quien prevalece, y Jorge Pérez, quien dirige al frente de la Federación, ya han manifestado, después de la dura derrota ante Holanda, que el seleccionador es intocable. El discurso no admite fisuras: pasara lo que pasara ante Chile la decisión está tomada. Del Bosque continuará porque tiene contrato y porque es capaz de regenerar el proyecto tras el acierto en la transición, donde recogió a un equipo campeón y lo trabajó para agrandarlo. Además, la experiencia de la dirigencia expone que tras una situación deportiva de crisis lo más consecuente es el continuismo… en un organismo más que continuista. De todos modos, no siempre han cumplido esta premisa. Clemente cayó tras la arrogante presión mediática, que también tumbó a Sáez tras los malos resultados. La misma que levantó a Aragonés y que un tiempo después provocó su marcha previa al éxito en Viena. Sólo Camacho decidió marcharse tras un más que digno trabajo en Corea condicionado por una polémica actuación arbitral. Por esta vez, el Periodismo no está unánimemente contra Vicente. Por esta vez, el alivio preside la sede de Las Rozas.

Del Bosque se pensó demasiado continuar tras vencer en Polonia-Ucrania. Después de cuatro años ininterrumpidos de éxito, el cuerpo le pedía retirarse en lo alto de la cúspide. Sin embargo, su gente más cercana provocó su estancia porque había que defender la estrella, le martilleaban con comentarios animosos. A regañadientes, sin estar nada convencido, optó por no defraudar a los suyos y darse una última oportunidad. En ese momento, también decidió que moriría con los mismos jugadores que tanta gloria otorgaron a nuestro deporte. En los meses previos al torneo, la preocupación se apoderó del cuerpo técnico. El rendimiento de muchos de esos futbolistas era deficiente, pero tampoco se acertaba con la tecla de las novedades. Por cierto, una savia nueva que no irrumpe, salvo alguna excepción tipo Thiago o Koke, con la fuerza que se necesita para jubilar a los veteranos.

El dilema para el seleccionador es ahora qué hacer. Su cabeza y su corazón por fin coinciden. En los meses previos barruntaba que la mejor decisión pasaba por hacer las maletas independientemente del resultado. Pese a rubricar el compromiso de continuar, Del Bosquepensóque su tiempo caducó. Sin embargo, la cruel eliminación, tan tempranera, o la pobre imagen ofrecida podrían modificar el pensamiento inicial. En este campeonato, los jugadores han estado muy lejos del éxtasis vivido, pero el seleccionador también. Vicente no ha sido Vicente ni en las alineaciones, ni en los cambios. Ni siquiera en la trastienda.La apuesta desmedida por Costa,romper el eje de seguridad -Busquets/Alonso- la tarde de Holanda donde también optó por jugar sin extremos, la fugaz presencia de Xavi o Cazorla o la ausencia de habituales conpeso como Cesc o Villa son algunos ejemplos de la inestabilidad mostrada desde el banquillo. Un grupo que llegófundido física y anímicamentey que el cuerpo técnico tampoco dio con la tecla de la recuperación en ninguno de los dos estados.

El seleccionador, sólo él, debe tomar ahora la decisión. Ha demostrado capacidad y firmeza, ha logrado mantenerse conectado al grupo y ha manejado bien las secuencias en una sociedad de campeones. Por tanto, continuar o marcharse le compete exclusivamente a él. Con el apoyo institucional, con el refuerzo de la plantilla y con la estima mediática, lo normal es que Vicente mantenga el cargo dos años más. La regeneración es suya. Además, en el mercado no aparecen alternativas garantes que ofrezcan más confianza que el actual inquilino del banquillo.

El Premio ‘Príncipe de Asturias del Deporte’ que recibió la Roja tras la proclama de Sudáfrica destacó en su alegato “la virtud de crear una técnica y un estilo de juego admirados mundialmente y que se presenta en muchos países como pauta a seguir. Los jugadores y técnicos han dado ejemplo de ansias de superación, espíritu de equipo, sencillez y compromiso con los valores del deporte”. Pues bien, todo esto no lo podemos olvidar. Es verdad que el momento de Casillas, Xavi, Alonso o Villa toca a su fin, pero también es verdad que mal haríamos en cargarnos a otros activos que deben ascender un puesto más en el escalafón. Los Iniesta, Ramos, Torres o Fábregas precisan dar un paso al frente para liderar a los jóvenes que se vayan mereciendo ocupar el trono de los campeones.

En Brasil hablamos poco del presente y mucho del futuro. De la próxima estación de Iker Casillas, de Pepe Reina, de Xavi Hernández, de Cesc Fábregas, de Koke Resurrección, de Pedro Rodríguez, de Diego Costa… Nada anormal, por otra parte, en este tipo de campeonatos y en estas fechas del calendario. Lo único seguro es que nos volvemos a España con la falta del deber cumplido después de más de un lustro. ¿Qué esperaban? ¿Ganar siempre? Quizá tampoco perder así. Pero es lo que hay. Hasta para pegárnosla, esta generación ha sido GRANDE.

¡Vaya década de movimientos desprevenidos que sumamos en este siglo! Primero la renuncia de Benedicto, más tarde paso al costado del Rey… y ahora la Roja. Seguramente la trascendencia histórica sea abismal entre el adiós de un Papa o la marcha de un monarca con lo ocurrido en Brasil. Pero no me negarán que las tres acciones han caído como una bomba por inverosímiles, inesperadas y sorpresivas. La Selección que acumulaba tres fases finales sin perder dobló la rodilla antes de tiempo en un batacazo tan inoportuno como real. Esta vez no pudo ser. Si bien, el sentimiento general es de agradecimiento. A estos jugadores se les podía permitir por tantas alegrías desinteresadas que han ofrecido al pueblo. Sin embargo, el momento del cambio está sobre la mesa. Es la hora de la reflexión en todos los estamentos de nuestro Fútbol.

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