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Simeone no va de farol con Di María
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Antonio Sanz

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Simeone no va de farol con Di María

Se ha vendido desde la propaganda blanca el desafío que provocaron las declaraciones del Cholo respecto al mejor jugador blanco, pero no se trata de un farol

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Se ha vendido desde la propaganda blanca el desafío que provocaron las declaraciones postpartido del Cholo respecto al mejor jugador blanco. La provocación al madridismo resuelta por Ancelotti sólo unos minutos después no era un farol del entrenador sudamericano, ni siquiera se jactaba como si resolviera con una bravuconada propia el punto y seguido de la ida de una final de derbi. Simeone y su vestuario piensan realmente que en este momento y en este Real Madrid, Ángel Di María es el futbolista más peligroso y que más daño hace al juego rojiblanco. Por ello, deben haber aplaudido la decisión de no meterle en la convocatoria. La muestra de crueldad se retrotrae hasta Lisboa, cuando la velocidad del extremo destrozó la prórroga. La muestra presente se observa en el encuentro de la Supercopa cuando, sólo con tres minutos en el campo, impulsó a los compañeros al éxito parcial. El Atleti sí teme a este valioso y polivalente argentino que el Real Madrid mantiene con el cartel de transferible… porque también el chico insiste en mudar de aires.

Ancelotti se revolvió rápido ante el micrófono restableciendo la importancia de Cristiano y Bale, aludiendo al Balón de Oro y al autor del segundo gol en el duelo de Portugal. Sin embargo, la opinión del 'staff' del Manzanares, que comparte plenamente el camerino de jugadores, es que en este momento del curso ni el luso está en su más potente estado físico -tal y como se demostró al pedir el cambio en el descanso para no agravar una dolencia muscular- y el galés vive ahora en la curva baja del rendimiento debido a su espectacular puesta a punto. La capacidad de desborde de Di María, que siempre habita en forma, es el mayor temor del cuerpo técnico, que respiró aliviado cuando conoció la alineación. Después, mantuvo el pulso de optimismo cuando transcurrían los minutos y el chico seguía sin saltar al césped.

Ángel di María no es un jugador que agrade al ático de la entidad que defiende. Se le considera prescindible, a pesar de que desde el banquillo, antes Mourinho y ahora Ancelotti, está señalado como un jugador básico. El entrenador italiano es su gran valedor, al tiempo que el grupo también apunta que es un componente muy útil para equilibrar al grupo. La frase que más se repite es que “en la plantilla no hay un futbolista como él”. Por tanto, todos reman en contra de la opinión presidencial, que ha dibujado desde hace meses la figura de una persona pesetera que sólo busca engordar la cuenta corriente más allá de la camiseta que vista. No estar enamorado de jugar en el Real Madrid es el principal peaje que sufre el argentino a ojos del mandamás. Eso, y las constantes llamadas a la puerta de la dirigencia con suculentas propuestas que se entienden como opciones para mejorar el contrato. No hace tanto, poco antes de las Navidades de 2013, el jugador ya coqueteó con el Mónaco. Entonces, el Real Madrid apagó el fuego trasladándole una mejora contractual que el jugador consideró insuficiente.

El rendimiento de Di María resultó clave en la temporada pasada. Ancelotti encajó el puzle de reunir juntos a Bale, Benzema y Cristiano gracias al sacrificio del mediocampista que ocupó la misma demarcación que desempeña en la selección argentina. Con Alonso y Modric en el eje, la ida y vuelta del volante equilibraba el medio campo y el rendimiento defensivo creció en el grupo con el trabajo de conjunto. La evolución de los días no han aportado un cambio: el jugador sigue buscando salida y el Real Madrid tratando de compensar el derroche que ha supuesto contratar a James. Si el París Saint Germain dio un paso atrás para no darlo en falso por el buen hacer financiero, el Manchester United es la válvula de escape actual, ya que el magnate del Mónaco no quiere repetir dispendios al estilo Falcao. Florentino Pérez, mientras tanto, confía en vender la pieza, si bien es consciente de que si al final nadie pone lo que cree que vale, agradará al técnico y a gran parte del vestuario. Existen en la cúpula otras ventas preferentes.

En la otra orilla también se afrontan quehaceres para conformar el cuerpo de la alineación. Una de las aristas no funciona, aunque lo peor es que no consigue llenarse de agrado. Mientras se aguarda con impaciencia en la opinión pública el desenlace de la ‘operación Reus’ -adelantado por Terra, cuya información lleva la firma de un periodista muy creíble-, el Atleti trata de ajustar las dos posiciones que más quebraderos de cabeza están dando a Simeone en este verano: la portería y la de ariete. El relevo de Courtois se entendió que podría subsanarse gastando una pasta por Oblak, que ha sido salpicado por esas difusas declaraciones del presidente del Benfica que desvelaba el ejercicio de 'ahora te lo devuelvo'. El tiempo de trabajo ha colocado a Moyá como el cancerbero que más convence, pese a no disponer de los centímetros suficientes que gustan al cuerpo técnico. En esta carrera, de momento, lleva ventaja el guardameta que vino a relevar a Aranzubía.

El Atleti reordenó completamente el ataque. Si desde el ocaso del invierno se conocía que Diego Costa y David Villa abandonarían la entidad en primavera, la marcha de Adrián también se antojó como saludable para todas las partes. Las nuevas piezas son de gran calibre: Mandzukic, su temporada en el Bayern no convenció a Guardiola con quien terminó discutiendo; Griezmann, un deseado al que por fin pudieron echar el lazo aunque con un alto desembolso; y Raúl Jiménez, el último en llegar, el de corazón merengue y el que se perfila como ‘titularísimo’ en el trascurso del curso. El delantero croata, la primera apuesta de la entidad, no acaba de entusiasmar al entrenador. Para empezar, falta diálogo, la distancia del idioma, y para continuar, el empeño puesto por el delantero para sistematizar las acciones no es del todo el requerido por los técnicos. Al final, el objeto de deseo del Cholo, recuperar a un excompañero, acabó en el limbo. Del poder, sólo él empujó en esa dirección.

Se ha vendido desde la propaganda blanca el desafío que provocaron las declaraciones postpartido del Cholo respecto al mejor jugador blanco. La provocación al madridismo resuelta por Ancelotti sólo unos minutos después no era un farol del entrenador sudamericano, ni siquiera se jactaba como si resolviera con una bravuconada propia el punto y seguido de la ida de una final de derbi. Simeone y su vestuario piensan realmente que en este momento y en este Real Madrid, Ángel Di María es el futbolista más peligroso y que más daño hace al juego rojiblanco. Por ello, deben haber aplaudido la decisión de no meterle en la convocatoria. La muestra de crueldad se retrotrae hasta Lisboa, cuando la velocidad del extremo destrozó la prórroga. La muestra presente se observa en el encuentro de la Supercopa cuando, sólo con tres minutos en el campo, impulsó a los compañeros al éxito parcial. El Atleti sí teme a este valioso y polivalente argentino que el Real Madrid mantiene con el cartel de transferible… porque también el chico insiste en mudar de aires.

Diego Simeone
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