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El presuntuoso baile de Radamel Falcao
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Antonio Sanz

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El presuntuoso baile de Radamel Falcao

“Falcao tiene opción de jugar en el Real Madrid… hasta el 31 de agosto”, decía el agente del colombiano. Pero Florentino Pérez nunca terminó de verlo claro...

Foto: Falcao nunca fue plenamente feliz en el Mónaco (Reuters)
Falcao nunca fue plenamente feliz en el Mónaco (Reuters)

“Falcao tiene opción de jugar en el Real Madrid… hasta el 31 de agosto”. El agente del delantero colombiano explicaba en un círculo íntimo, el de la dirigencia de ciertos clubes de Fútbol con los que mantiene un permanente puente de negocio, que confiaba en que la entidad blanca diera el paso con la fecha apuntada como telón de fondo. Según la versión del empresario portugués, que relataba en despachos de máxima confianza, la dirección general de Concha Espina mantenía un compromiso de prioridad sobre el resto (ya existió con Agüero, pero Miguel Ángel Gil se encargó de hacerlo saltar por los aires). El acuerdo recitaba que los blancos serían los primeros en elegir…o en desestimar. Como así sucedió. La última vez que se colgaron las partes al teléfono se habló de una cesión por una temporada. Nada más. Ni el club blanco vivía entusiasmado con el fichaje, Florentino nunca terminó de verlo, ni Falcao quería jugar en otro sitio que no fuera el Real Madrid. Pero el agente entendió que el jugador no vestiría de blanco a cualquier precio.

El Atlético de Madrid dio por vendido a Radamel Falcao en el mes de enero de 2013 tras una rápida negociación entre el fondo de inversión propietario de los derechos del colombiano y la devastadora propuesta en euros que el magnate Dmitry Rybolovlev ubicaría en la cuenta corriente del ariete sudamericano. La pasta y la promesa de rodearlo de estrellas, trabajo que se encomendó a Jorge Mendes, el mismo velador del ‘9’, engatusó a quien despreció a cualquier club del continente que osó contratarlo. El mismo Florentino Pérez sin conocer, o tal vez sí, que se aceleraba la venta vaciló a los presentes durante su encuentro en la gala de premiados que organizó el diario As. Como si de un entremés se tratara, el presidente simuló el acuerdo invitando al jugador a rubricar una servilleta. La imagen se calcinó en las televisiones, el dirigente se sintió ufano y el chico, despistado.Un mes después de esta secuencia acabó comprometiéndose con el Mónaco.

El tiempo de Falcao en el Principado no resultó satisfactorio, más allá de la grave lesión de rodilla con la que estrenó el nuevo año. En ningún momento encajó en el país ni tampoco en la entidad, menos en la competición, y se observaba poco agraciado cuando se enfundaba la camiseta. La estéril promesa de “probamos un año y si no te gusta, cambiamos” tomaba fundamento. El transcurrir de los días provocó la exigencia del futbolista a quien le había conducido a Mónaco con un “sácame de aquí”. La gota que colmó el vaso se vivió tras el Mundial con la venta de su compatriota y compañero James Rodríguez al destino que él siempre soñó como suyo. Antes, la truhanería a Valdés terminó por descubrir el disfraz del propietario que había decidido que el juguete era demasiado caro.

Con el enigma siempre presente del Real Madrid, el club era consciente de que un chasquido de dedos era suficiente para firmarlo y el asesor del jugador confiaba en su capacidad seductora para terminar introduciéndolo en el Bernabéu, otras propuestas se presentaron para convencer al jugador. La más próxima siempre resultó la del Manchester City, la más elegante la de la Juventus y quien esperaba a la sombra resultó ser el Manchester United, a quien el arranque de temporada le ha forzado a tirar de ahorro para alimentar de recursos la plantilla. A todos, Mendes les informó que debían aguardar hasta las últimas 24 horas del cierre de mercado. El luso pensó que su infinita capacidad de convicción sería suficiente para estimular a Florentino, el verdadero hueso con que se había encontrado en esta negociación.

El avance de las fechas y la negativa del presidente del Real Madrid a realizar la operación provocaron que el último contacto se resolviera con la propuesta de una cesión sin ningún compromiso futuro. Pérez era consciente de que recibiría un ‘no’ por respuesta. Era obvio: sólo arriesgaba el jugador, que ante un mal año rebajaría su cotización ante el enfado considerable de los inversores que vigilan con lupa el porvenir del goleador. La propuesta era simple: ningún compromiso a futuro que evitaba cualquier contacto ulterior. Además, las dudas en el restablecimiento de la rodilla dañada invitaban a ser aún más cauto. Por eso, se activaron otros movimientos para estar prevenidos. La salida del Principado era un hecho. Y aunque no fuera a Madrid debía resolverse.

El Manchester City recibió con satisfacción el ofrecimiento. El objetivo era sacar a Negredo y nada mejor que dirigirlo a otro ‘club amigo’, el Valencia. Sin embargo, el ‘fair play financiero’ que acosa a determinadas entidades forzó la retirada del conjunto británico. La ganancia de Falcao no cabía en el balance. Eso sí, se tiró hacia delante con la salida del delantero madrileño porque el rendimiento de Jovetic, en pretemporada y en el inicio de la Premier, invitó a Pellegrini a desprenderse de un jugador con el que terminó cruzado al final del pasado curso. La Juventus de Turín se interesó, pero al conocer el sueldo que debía pagar a Falcao metió la marcha atrás y centró sus esperanzas en Chicharito Hernández, que terminó optando por la propuesta in extremis del Real Madrid. El fin de semana alteró los planes de vivienda de más de un futbolista.

Así las cosas, el Manchester United resultó ser el último en llegar, pero a la vez el elegido. Durante los primeros meses de 2013, los ingleses, con Ferguson a la cabeza, sondearon al colombiano. La respuesta resultó evidente: llegaron tarde. La falta de continuidad, a modo de dolencias, que sufre Van Persie invitaba a promover la adquisición de un goleador de primera fila. Pero Sir Alex tardó en decidirse o Radamel y los suyos tomaron la resolución demasiado pronto. El caso es que con la llegada de Van Gaal, el dispendio económico es un hecho y los refuerzos, una constante. En la madrugada del pasado domingo al lunes, las partes cerraron el acuerdo de cesión por 10 millones de libras -sueldo del jugador- para obligarse a comprarlo en la temporada 2015/16 por 55 ‘kilos’, también en moneda anglosajona. Ahí desaparecerá el fondo, el proceso de inversión será salvado y Falcao, que se declara presuntuoso con la elección, seguirá infeliz. El destino lo deja claro. Ya no volverá a bailar con la más guapa.

“Falcao tiene opción de jugar en el Real Madrid… hasta el 31 de agosto”. El agente del delantero colombiano explicaba en un círculo íntimo, el de la dirigencia de ciertos clubes de Fútbol con los que mantiene un permanente puente de negocio, que confiaba en que la entidad blanca diera el paso con la fecha apuntada como telón de fondo. Según la versión del empresario portugués, que relataba en despachos de máxima confianza, la dirección general de Concha Espina mantenía un compromiso de prioridad sobre el resto (ya existió con Agüero, pero Miguel Ángel Gil se encargó de hacerlo saltar por los aires). El acuerdo recitaba que los blancos serían los primeros en elegir…o en desestimar. Como así sucedió. La última vez que se colgaron las partes al teléfono se habló de una cesión por una temporada. Nada más. Ni el club blanco vivía entusiasmado con el fichaje, Florentino nunca terminó de verlo, ni Falcao quería jugar en otro sitio que no fuera el Real Madrid. Pero el agente entendió que el jugador no vestiría de blanco a cualquier precio.

Florentino Pérez Manchester United
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