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El PSG celebra los pitos a Benzema
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Antonio Sanz

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El PSG celebra los pitos a Benzema

El ambiente enrarecido en las últimas semanas alrededor del delantero francés alimenta el deseo que tiene el PSG de fichar al delantero del Real Madrid

Foto: Benzema marcó el mejor de los cinco goles contra el Basilea (EFE)
Benzema marcó el mejor de los cinco goles contra el Basilea (EFE)

La cacareada distancia entre Iker Casillas y el público que acude al Santiago Bernabéu ha relegado a segundo plano una vieja y repetida historia que se reitera con cierta frecuencia: el juicio al rendimiento de Karim Benzema. La personalidad del galo, tan fría y tan carente de encanto, tal y como demuestra cuando pisa el césped, provoca que no se perturbe. Ni una mueca enseña que pueda descubrir su sentimiento. Sin embargo, la exigencia de la grada crece y provoca que la paciencia vaya colmándose. Tras cinco temporadas en el club, parece que será en la sexta cuando la opinión pública estalle contra un jugador eternamente defendido por la presidencia y eternamente ajusticiado por los enemigos del presidente. Benzema, mientras tanto, acumula nueve acompañantes al ‘9’, se siente intocable, acaba de ampliar contrato y guarda en la manga una sempiterna oferta para retornar a casa.

Florentino Pérez, en su segundo mandato, explicó que debía completar en un año lo que requería en tres. Por eso, remató la contratación de Cristiano Ronaldo, iniciada por su antecesor en el cargo, forzó la de Kaká y viajó a Lyon para conseguir la de Karim, el delantero más prometedor de Europa. O eso le dijeron. Con 21 años, el Real Madrid contrataba a un chico tímido, atrevido en el terreno de juego, con secuencias de genio, pero para algunos con un carácter irritante. Esa falta de sangre en las venas nunca resultó un problema para la dirigencia. Más bien al contrario. Esa templanza siempre ha sido avalada y aplaudida por quienes nunca han dejado de creer en su figura. Aquel primer curso, con Pellegrini en el banquillo porque Valdano fue incapaz de convencer a Wenger, no resultó satisfactorio. Sólo nueve goles anotados, ocho en Liga, muy lejos de los totales de Cristiano Ronaldo (33) o de Higuaín (29). En la última campaña de Raúl y Van Nistelrooy, la paciencia se instauró con un comentario que se universalizó: “Con Mourinho será otra cosa”.

Y acertaron. La llegada del portugués, más allá del perro o del gato, de la caza o de la pesca, colocó a Benzema cerca de la treintena de goles (anotó en total 26) añadiendo un rendimiento que cautivó a gran parte de la afición. Ni la llegada apresurada de Adebayor frenó la explosión del chico. En la opinión pública y en el graderío continuaba el debate de si el galo o si Higuaín, o para muchos, ninguno de los dos. Pese al buen hacer, había algo en el callado delantero que no terminaba de enamorar: su mostrada indolente condición. Durante la estancia de ‘Mou’ en el banquillo, se repetiría la cantinela de quién era el mejor acompañante para el que había demostrado ser intocable en el ataque blanco. Con Carlo Ancelotti, el progreso no se estancó y los números de Karim superaron al flamante último galáctico, Gareth Bale.

Pero el francés había entrado en el tramo final de contrato y la entidad de Concha Espina y el representante del jugador no terminaban de acordar la deseada ampliación. Unos meses antes, en el verano de 2013, el París Saint-Germain realizó el primero de los sucesivos intentos que acometería para cortejar y convencer a Benzema. El deseo de afrancesar la plantilla sigue creciendo entre la propiedad árabe de la entidad. Y nada mejor que pretender al ariete de la selección gala. Era y es, porque sigue siendo el deseado. No obstante, en esa estación, ni Benzema se marchó a París ni tampoco renovó con el Real Madrid. La paciencia del PSG se esfumó rápido porque al rechazar el club blanco la venta de su delantero el objetivo se concentró en adquirir al uruguayo Edinson Cavani, procedente de Nápoles. El goleador culminaba una campaña extraordinaria en la Serie A italiana y se entendió como la mejor alternativa para el puesto.

El paso del tiempo descubrió que la adaptación del sudamericano no ha sido como se esperaba y tanto la entidad como el jugador buscaron un año después romper el vínculo firmado. No resultó nada sencillo, el alto salario que percibe, la falta de propuestas para amortizar el fichaje (se publicó en la prensa francesa que el club desembolsó casi 65 millones de euros) y la renovación de Benzema retuvieron una temporada más en Francia al atacante. Con todo, su salida está servida. La posición en la banda a la que lo somete Laurent Blanc, el eje central está reservado para la estrella del equipo, Zlatan Ibrahimovic, enfada permanentemente a Cavani que seguirá peleando por marcharse.

Por eso, en las oficinas del Parque de los Príncipes parisino no se olvidan de Karim. La propiedad catarí mantiene el mismo empeño en firmar al galo que Florentino Pérez en retenerlo. Este verano resultó tranquilo para las partes porque pese a anunciar en agosto la ampliación de contrato hasta junio de 2019, el acuerdo se certificó al concluir el curso, un par de meses antes. Esa firma no ha significado que el delantero vaya a concluir el compromiso o que el París Saint-Germain se haya olvidado de él. Por eso, los pitos que se dedican al jugador desde la grada del Bernabéu, y que se han repetido en la última semana, se interpretan en Francia como elmovimiento inicial de una ruptura que podría significar la venta. Es cierto que también son conscientes de que ha sido, es y será el ojito derecho del presidente y que la aventura de poner en marcha la despedida cuenta con este poderoso y costoso impedimento.

La cacareada distancia entre Iker Casillas y el público que acude al Santiago Bernabéu ha relegado a segundo plano una vieja y repetida historia que se reitera con cierta frecuencia: el juicio al rendimiento de Karim Benzema. La personalidad del galo, tan fría y tan carente de encanto, tal y como demuestra cuando pisa el césped, provoca que no se perturbe. Ni una mueca enseña que pueda descubrir su sentimiento. Sin embargo, la exigencia de la grada crece y provoca que la paciencia vaya colmándose. Tras cinco temporadas en el club, parece que será en la sexta cuando la opinión pública estalle contra un jugador eternamente defendido por la presidencia y eternamente ajusticiado por los enemigos del presidente. Benzema, mientras tanto, acumula nueve acompañantes al ‘9’, se siente intocable, acaba de ampliar contrato y guarda en la manga una sempiterna oferta para retornar a casa.

Karim Benzema