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Florentino, irritado con las críticas al heredero de Cristiano
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Antonio Sanz

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Florentino, irritado con las críticas al heredero de Cristiano

Se siente capaz de pelear el foco a Cristiano Ronaldo porque ha escuchado repetidamente que es el futuro del Real Madrid. Así transita Gareth Bale en su

Foto: Gareth Bale, Ancelotti y Florentino Pérez (Efe)
Gareth Bale, Ancelotti y Florentino Pérez (Efe)

Se siente capaz de pelear el foco a Cristiano Ronaldo porque ha escuchado repetidamenteque es el futuro del Real Madrid. Así transita Gareth Bale en su segunda campaña enEspaña. El esfuerzo económico dejó atrás incluso el realizado por el jugador portugués.Por el luso se abonaron 80 millones de libras, según confirmó el Manchester United; porel galés se soltaron 85.4 millones de libras en afirmaciones de un portavoz del Tottenham,que discrepó de la cantidad filtrada por el club blanco, sensiblemente inferior. El reto deFlorentino Pérez, lo del luso le pilló a pie cambiado y con el acuerdo previamente cerradoantes de retornar a presidir, es convertir a Bale en el heredero de Cristiano. La edad, cuatroaños más joven, invita a que la decadencia de uno implicará la exaltación definitiva del otro.

Los pitos que recibe el británico o los comentarios nada propagandísticos que relacionan aljugador con el abuso del balón irritan a quien espera con deseo la sucesión del trono.No cabía en felicidad el máximo dirigente blanco cuando le enseñaron la foto de Garethvestido con la camiseta del Real Madrid. “Es perfecta”, dicen que espetó el presidentecuando observaba al niño galés con la prenda blanca. Bale la había adquirido en una de susvisitas estivales a la Costa del Sol malagueña, una costumbre habitual entre la clase mediabritánica.

El chico se había prendado del estilo de juego de Zidane y de la habilidad en laconducción del balón de Ronaldo Nazario. Esa conexión en el primer Madrid galácticoentusiasmó al pequeño Bale que con 14 años se sentía cercano al fútbol atractivo delArsenal, sin poder evitar la admiración que le provocaba la creatividad de los jugadoresblancos. El posterior empeño del dirigente lo condujo una década después a repetir escenacada semana. Un fichaje con un claro componente de futuro que cuenta con la expresaprotección del mandamás.

Bale lo pasó realmente mal fuera del campo en el primer curso. Sólo el golf evitaba latristeza y restaba melancolía a Gareth en esos primeros meses en Madrid. Al menos, podíajugar bajo el sol y pisar el verde para disfrutar de una de sus pasiones. Acostumbrado ahacerlo en la máquina virtual simuladora de golf que lo acompaña allí donde reside, labonanza climatológica permitía esas escapadas a quien se sentía profundamente solo.La barrera del idioma frenaba cualquier contacto con el exterior, circunstancia que hacambiado. Hoy sigue practicando su disciplina preferida, a la vez que se siente másadaptado a la vida y costumbres locales y más cercano a nuestra cultura y gastronomía.

En definitiva, comienza a ser feliz en Madrid. Ya no pasa tantas horas en la soledad delhogar como antes sucedía. Ahora es frecuente verlo por algunos restaurantes de la capital.Curiosamente, cuando mejor se siente lejos del campo más cuestionado es por algunos delos aficionados. La etiqueta de jugador individualista preside sus actuaciones. Sin memoriaen el fútbol, pocos recuerdan la cabalgada de Valencia o la irrupción en Lisboa. Ahoraun sector del Bernabéu lo tilda de chupón. Como si fuera el primero en la historia delmadridismo.

Gareth nació para el fútbol en la banda como si recorriese una calle de una pista deAtletismo. El juego, de naturaleza escasamente asociativo, y las condiciones atléticas,una bala con el balón en los pies, lo arrinconaron en ese espacio del terreno de juego.Así creció: con la doctrina de correr, apoyado en su poderosa zancada, y de centrar alárea, utilizando su prodigiosa zurda. Y así lo firmó el Tottenham. No se le exigía más. Sinembargo, un veterano del banquillo, buen conocedor de la profesión, consideró que esejoven galés ofrecía cualidades hasta ahora desconocidas y que debían ser explotadas, comosu conexión con el gol. Ese viejo zorro inglés, Harry Redknapp, lo adelantó unos metrosen el campo.

De lateral pasó a extremo. El guante lo recogió el imberbe Villas-Boas. Elluso moldeó algo más la figura de Bale hasta colocarlo detrás del punta antes de desviarloa la banda derecha para trasladarlo desde una zona nada natural. Esa faceta única de zurdocerrado acabaría poco a poco desterrada. El trabajo se completó con un pormenorizadodesarrollo en el gimnasio que le hizo ganar cuerpo. Poco o nada quedaba de aquelmuchacho que aterrizó en Londres en el verano de 2007 procedente de Southampton.

El marbete de individualista que soporta Bale es algo que no preocupa al jugador. Tampocolos comentarios que se suscitan en el vestuario. La evolución que sufrió en los Spurs noha borrado el calado de cualquier jugador nacido en las islas o en sus colonias: el fútboldirecto y de ida y vuelta que tanto enamora a algunos provoca precisamente un exceso dejugársela, de no asociarse al compañero, de sentirse único en el césped. El juego de toque oel proceso que conduce a las acciones combinadas no son precisamente ejemplo repetitivoen el Reino Unido. De ahí que Gareth se sienta libre para resolver. Esta irritación queprovoca en algunos de sus compañeros nunca será bien entendida. Con el galés en juego,Ancelotti es consciente de quien es el jugador que menos se asocia. Esta facultad es posiblegracias a un delantero como Benzema. El francés es el menos ‘9’ del trío de ataque.

Florentino Pérez ni se inmutó cuando el Manchester United abordó a la gente cercana algalés. La controvertida Prensa inglesa ha publicado que la entidad del norte de Inglaterraestaría dispuesta a pagar 130 millones de libras por Bale. La cantidad es una barbaridad. Sinembargo, no hizo temblar ni un músculo del rostro de la dirigencia, que sí lamenta la críticay el escaso cariño demostrado al chico. El futbolista, uno de los iconos internacionales dela marca deportiva en la que coincidirán los dos clubes, es un referente para el Real Madrid,y más para el patrón. Éste vaticina que reinará en el universo futbolístico en tres años. Esamadurez deportiva que se espera aparezca en Gareth siempre será acompañada de un balónpegado. Y jugándosela libremente. Y sin asociarse. Y chupando. Ese es el fútbol que loarropa... también desde el palco.

Se siente capaz de pelear el foco a Cristiano Ronaldo porque ha escuchado repetidamenteque es el futuro del Real Madrid. Así transita Gareth Bale en su segunda campaña enEspaña. El esfuerzo económico dejó atrás incluso el realizado por el jugador portugués.Por el luso se abonaron 80 millones de libras, según confirmó el Manchester United; porel galés se soltaron 85.4 millones de libras en afirmaciones de un portavoz del Tottenham,que discrepó de la cantidad filtrada por el club blanco, sensiblemente inferior. El reto deFlorentino Pérez, lo del luso le pilló a pie cambiado y con el acuerdo previamente cerradoantes de retornar a presidir, es convertir a Bale en el heredero de Cristiano. La edad, cuatroaños más joven, invita a que la decadencia de uno implicará la exaltación definitiva del otro.

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