Es noticia
Del Bosque se atasca en la gestión del núcleo duro propuesto por la RFEF
  1. Deportes
  2. Es lo que hay
Antonio Sanz

Es lo que hay

Por

Del Bosque se atasca en la gestión del núcleo duro propuesto por la RFEF

En una crisis más de juego y resultados que de esencia, los jugadores deben dar un paso al frente. Y Del Bosque dejarse de experimentos y ponerse a gestionar un núcleo duro para que tire del carro

Foto: Del Bosque no ha conseguido por el momento enderezar el rumbo de la Selección española (EFE)
Del Bosque no ha conseguido por el momento enderezar el rumbo de la Selección española (EFE)

“Ganar, ganar, y ganar, y ganar y volver a ganar. Y ganar, y ganar, y ganar y volver a ganar”. Con esta repetida ecuación de verbos explicó Luis su manera de entender el Fútbol. Fue una mañana de invierno en la antigua sala de Prensa de la Ciudad Deportiva del Atlético de Madrid. Los rojiblancos atravesaban por segundo año (2001-02) el desierto de la Segunda división y Aragonés pintaba el día del color más cristalino que conocemos. El entrenador transmitió al vestuario y a la opinión pública una enseñanza que ha calado en la mente de todos, por su simpleza, por su rotundidad, y porque es como se culmina el objetivo: ganando. Entonces, lejos quedaba la experiencia ganadora como seleccionador nacional. Unos años después tomaba las riendas de España y España se arrancó a ganar. Y además con un estilo. Y además jugando bien. Y además rompiendo las previsiones que invitaban al fracaso. Hoy, esa España que heredó Vicente del Bosque y que terminó de construir para ser por primera vez campeona del mundo, acumula un periodo muy pobre: cuatro derrotas en ocho partidos, que se amplifica si incluimos las dos en tres partidos de Brasil. El grupo está tocado y las dudas amenazan la transición.

Claro que es imposible repetir la gesta 2008-10-12. Nadie lo había conseguido hasta entonces. Pero si aquello no fue normal, lo de ahora tampoco. La abulia que transmiten estos futbolistas dista mucho de aquel exceso de energía que ofrecieron en ese histórico cuatrienio. Lo extraño es que muchos de aquellos campeones son los mismos que continúan defendiendo la camiseta. Sin embargo, ni los resultados son los mismos ni el juego ya enamora. La transición tras perder futbolistas esenciales del modelo -Puyol, Alonso, Xavi, Villa, Torres- se ha convertido en una cuesta más empinada de lo previsto para Del Bosque. Él mismo dudó si seguir o no tras el fiasco de Brasil. Tras sondear a la afición, escuchar a los suyos y a su gente de confianza de la Federación y analizar lo dicho y escrito en los medios de comunicación consideró que “podían más seis años que dos malos partidos”. Tenía razón. Entonces, la dirigencia federativa, con la directora de la Selección a la cabeza, elaboró un plan para reforzar la confianza en algunos jugadores que habían salido trastabillados del Mundial.

María José Claramunt, la sustituta de Fernando Hierro, guarda una excelente relación con los jugadores, fundamentalmente porque ha atendido todas las peticiones sin rechistar y porque ha conseguido ganarse su confianza aumentando los ingresos de los chicos. Ella edificó a la nueva España sobre la base de tres jugadores, ya que entonces había que convencer al cuarto que rumiaba abandonar la Roja. Al margen de cuestiones técnicas, Claramunt otorgó galones a Ramos y a Fàbregas, apostó por el carisma de Iniesta y se marcó el reto de recuperar a Piqué. Para eso necesitaba la ayuda de Cesc. Sin Vicente del Bosque en la aventura, se desplazó a los lugares de residencia de los jugadores para inyectar moral y ánimo a las tropas. Al reciente jugador del Chelseale vendió un protagonismo que luego el seleccionador no ha correspondido. Eso sí, todos estaban al tanto,ya que un par de ayudantes del salmantino formaban parte de la comitiva. Pero el doble mensaje ha confundido a más de uno. Fundamental para la RFEF, el míster ni lo pone.

Toca separar el grano de la paja

Una cosa es lo que se escribe en un folio y otra lo que resulta en el campo. Eso es lo que pasa ahora en la Roja. Las teorías de cambio se han escrito con la mejor de las intenciones, pero a la hora de la verdad las transiciones son más dulces en unas demarcaciones que en otras. Si Casillas tiene claro que De Gea será su reemplazante, la zaga se apoya en Piqué, que suma y prestigia, y en Ramos, el verdadero líder de la manada. El sevillano es el enlace con Iniesta para vertebrar a los jugadores de los dos grandes. Pero ni Sergio es Iker, ni Andrés es Xavi, circunstancia que provoca que la relación no sea tan fluida a la hora de tomar decisiones. El portero sigue siendo el capitán y mantiene la jerarquía, pero transita sin codearse con los problemas. Si Busquets parece haber encontrado en Koke a su mejor lugarteniente, la sempiterna ausencia por lesión de Thiago ha provocado un carrusel de movimientos en la zona. Ora Cesc, ora Isco, ora Iniesta, ora Cazorla, muy buenos pero todos bailando en el puesto. Sólo Andrés es indiscutible porque ni Fábregas ni Santi lo han sido nunca e Isco arranca de meritorio.

Dice Diego Costa que lo ha mirado un tuerto. Que cada vez que se acerca una citación las lesiones no se apiadan de él. Desde luego que la carencia del gol es preocupante en esta nueva etapa. Si descontamos los partidos ante Macedonia, Luxemburgo o Bielorrusia, tres selecciones muy inferiores, España en los otros cinco encuentros disputados tras Brasil ha logrado dos tantos -Alcácer y Morata- en cuatrocientos cincuenta minutos. Con Costa, la gran y hasta ahora fallida apuesta de Del Bosque, el seleccionador se ha refugiado en los jóvenes para la difícil tarea de hacer olvidar a Villa y Torres. A Fernando siempre lo reclamó en la hora de la verdad y a David lo ha arrinconado al cambiar de Liga y acercarse al show businessnorteamericano. No se descarta tampoco que la sequía devuelva a estos dos ilustres al grupo, especialmente al asturiano, que se ha quedado a las puertas del centenario particular. Por si acaso no descarten su nombre para la lista de junio. En la FEF se sigue hablando del delantero del New York City. Especialmente la Directora, aunque cada jornada habita más distanciada del cuerpo de mando.

En una crisis más de juego y resultados que de esencia, al menos eso se vende desde Las Rozas, los jugadores deben dar un paso al frente, Del Bosque dejarse de experimentos y ponerse a gestionar un núcleo duro para que tire del carro. Bien sea el que ideó Claramunt o el que él se invente. Lo que queda claro es que al seleccionador no le queda otra que escarbar y separar el grano de la paja. Esa penitencia la pasó a Luis cuando decidió eliminar de las citas a Raúl y Salgado. Vicente, más que nadie, debe ser consciente de quienes son los que suman y quienes los que acuden a engordar grupo. Si no toma decisiones el círculo se cerrará y el foco se centrará en quien más gloria ha ofrecido desde el banquillo a nuestro fútbol.

“Ganar, ganar, y ganar, y ganar y volver a ganar. Y ganar, y ganar, y ganar y volver a ganar”. Con esta repetida ecuación de verbos explicó Luis su manera de entender el Fútbol. Fue una mañana de invierno en la antigua sala de Prensa de la Ciudad Deportiva del Atlético de Madrid. Los rojiblancos atravesaban por segundo año (2001-02) el desierto de la Segunda división y Aragonés pintaba el día del color más cristalino que conocemos. El entrenador transmitió al vestuario y a la opinión pública una enseñanza que ha calado en la mente de todos, por su simpleza, por su rotundidad, y porque es como se culmina el objetivo: ganando. Entonces, lejos quedaba la experiencia ganadora como seleccionador nacional. Unos años después tomaba las riendas de España y España se arrancó a ganar. Y además con un estilo. Y además jugando bien. Y además rompiendo las previsiones que invitaban al fracaso. Hoy, esa España que heredó Vicente del Bosque y que terminó de construir para ser por primera vez campeona del mundo, acumula un periodo muy pobre: cuatro derrotas en ocho partidos, que se amplifica si incluimos las dos en tres partidos de Brasil. El grupo está tocado y las dudas amenazan la transición.

Vicente del Bosque Cesc Fábregas David Villa Xavi Hernández
El redactor recomienda