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Florentino Pérez empuja a Casillas fuera del Madrid mientras De Gea sigue mudo
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Antonio Sanz

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Florentino Pérez empuja a Casillas fuera del Madrid mientras De Gea sigue mudo

Iker tiene la sartén por el mango, mal que le pese al presidente y a su núcleo de cortesanos. Concluye contrato en 2017, con una prórroga anual automática si cumple 30 partidos oficiales, y De Gea espera

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No sabe, no contesta. Esa es la postura del portero titular del Manchester United ante la enésima propuesta de renovación. Privado de la palabra, los hechos demuestran que cada día está un paso más cerca del Real Madrid. Sólo basta leer entre líneas. O escuchar al entrenador de su club que desliza públicamente la intransigencia del jugador a la negociación. El olfato del vestuario ya lo imagina de blanco, si bien, algunos episodios deben aún escribirse para encontrarnos a David de Gea de nuevo en España. Esta vez, frente al club de sus amores. Curiosamente, aquellas tardes interminables de esfuerzo y de trabajo en la escuela de Casarrubuelos, donde se formó y donde arrancaron los sueños, suenan ya demasiado lejanas. Como la situación para los responsables de esta academia adscrita al Atleti, quienes transitan entre la desesperanza de sospecharlo de blanco y la recompensa de percibir un buen pellizco económico. Esta cantidad se giraría desde el Bernabéu gracias al mecanismo de solidaridad en los traspasos. No hay mal que por bien no venga para este pundonoroso colectivo de educadores.

El discurso de Louis Van Gaal ha cambiado. La situación, no. La llegada de Víctor Valdés en la ventana de invierno provocó un moderado razonamiento del holandés. Entonces se mostró públicamente optimista con la continuidad de De Gea para evitar reconocer que el fichaje del meta de Hospitalet amenazaba la figura de quien no consiente ampliar contrato. Más recientemente, sin avances evidentes, descargaba cualquier responsabilidad en su posición o en la de la entidad: “llevamos mucho tiempo, pero yo no soy el jefe. El jugador es el jefe, quien puede decir sí o no. Tendrá que preguntárselo a David de Gea, le hemos ofrecido mucho dinero”. El Manchester United, presuntamente, ha deslizado a medios de comunicación afines las cantidades que los diarios han recogido para justificar con sus aficionados el nulo progreso. De este modo transmiten, por vía periodística, el considerable esfuerzo que acometen para tratar de mantener al portero. La Prensa inglesa, citando fuentes de la negociación, expone que el futbolista ha sido tentado con un salario semanal de 200.000 libras, lo que supone un sueldo anual de diez millones y medio.

“Seguirás el tiempo que quieras, ésta es tu casa”

La propuesta económica del Manchester United, dando por buena la cantidad que se maneja en el Reino Unido, colocaría al portero como el guardameta mejor pagado del planeta, por encima de Neuer, Buffon o Casillas. Pero ni eso le seduce. El enroque para frenar la renovación y alejarse de rellenar la hucha mientras prepara la salida es la cláusula para romper el contrato. En la Premier League no se establece como tal la figura de ruptura unilateral del documento que une a las partes. No obstante, cada vez es más frecuente apostillar los acuerdos con una cantidad escapatoria. De Gea quiere que ésta no supere los 30 millones de euros. ¿Por qué? Este es el máximo desembolso que quiere permitirse Florentino Pérez. Mientras tanto, el Manchester United peina el mercado sabedor de que el Real Madrid busca portero y que ingresará, al menos, la cantidad que solicita el asesor del futbolista como cláusula de liberación.

Entretanto, a orillas de Concha Espina, el periodo de respeto impuesto para el devenir de Iker Casillas ha saltado por los aires. La propaganda presidencial ha tomado posiciones y vuelve a enfocar los cañones de acoso mediático hacia el capitán. Todavía las paredes del despacho de Florentino retienen aquella conversación entre el mandamás y el portero tras ganar la décima Copa de Europa. Aquel “seguirás aquí el tiempo que quieras porque ésta es tu casa” ya no tiene eco. El ejercicio ahora es que la dirigencia empuja para presionar nuevamente a Iker para que cambie de aires. Las buenas actuaciones de Casillas durante la primera parte del curso, especialmente en las fechas próximas a Navidad, posicionaron a las partes en un perfecto matrimonio de conveniencia. Cada uno vivía sin agredir al prójimo. Pero la proximidad del fin de temporada desata tambores de guerra.

Si hay dificultades, a por otro

Iker Casillas tiene la sartén por el mango, mal que le pese a Florentino y a su núcleo de cortesanos. El capitán concluye compromiso en junio de 2017 con una prórroga anual automática si cumple 30 partidos oficiales, gracias a ese vitalicio pacto rubricado durante la etapa presidencial de Ramón Calderón. Las dudas de Iker se disiparon tras ganar en Portugal la Champions. No quería que su último partido con el Real Madrid llevase el sello histórico de un error, por más que la imagen que siempre lo acompañara fuera la de levantar la décima. Por eso, se reivindicó con el presidente antes de partir al Mundial. Por eso, aludió a su titularidad en los dos títulos alcanzados. Por eso, al dirigente no le quedó otra que claudicar. Ahora, el mismo presidente busca despejar la portería para allanar el camino al siguiente portero. ¿Quees De Gea? Correcto. Si encuentra dificultades, a por otro. Pero el deseo es cerrar de una vez la etapa de Iker en el Real Madrid. ¿Pasará por caja abonando al empleado sus emolumentos firmados para echar el candado? Por ahora el orgullo no se lo permite. El correr del calendario seguirá desvelándonos los nuevos episodios de este sempiterno culebrón.

No sabe, no contesta. Esa es la postura del portero titular del Manchester United ante la enésima propuesta de renovación. Privado de la palabra, los hechos demuestran que cada día está un paso más cerca del Real Madrid. Sólo basta leer entre líneas. O escuchar al entrenador de su club que desliza públicamente la intransigencia del jugador a la negociación. El olfato del vestuario ya lo imagina de blanco, si bien, algunos episodios deben aún escribirse para encontrarnos a David de Gea de nuevo en España. Esta vez, frente al club de sus amores. Curiosamente, aquellas tardes interminables de esfuerzo y de trabajo en la escuela de Casarrubuelos, donde se formó y donde arrancaron los sueños, suenan ya demasiado lejanas. Como la situación para los responsables de esta academia adscrita al Atleti, quienes transitan entre la desesperanza de sospecharlo de blanco y la recompensa de percibir un buen pellizco económico. Esta cantidad se giraría desde el Bernabéu gracias al mecanismo de solidaridad en los traspasos. No hay mal que por bien no venga para este pundonoroso colectivo de educadores.

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