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El premio de Zidane a los suplentes fue un órdago que acabó con buena flor
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Antonio Sanz

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El premio de Zidane a los suplentes fue un órdago que acabó con buena flor

El Real Madrid ganó la Supercopa con ocho jugadores no habituales, una decisión con la que el entrenador se jugó el título. Lo tuvo perdido, pero el gol de Ramos le dio la razón

Foto: Zidane decidió jugársela con los menos habituales (EFE).
Zidane decidió jugársela con los menos habituales (EFE).

Ni en sus pensamientos más optimistas imaginaba levantar dos trofeos en tan sólo ocho meses. Zinedine Zidane, ‘Zizou’ para los íntimos, sigue doctorándose en su carrera como entrenador. Porque no nos engañemos, sólo los títulos te prestigian y te sitúan en ese escalafón de los elegidos. Y el francés acumula dos en un trimestre. Curiosamente, los dos sufridos. Anecdóticamente, los dos in extremis. Paradójicamente, sin ganar los partidos en los noventa minutos. La consecuencia es que las vitrinas de Concha Espina hacen hueco y el Real Madrid agranda su leyenda. Como Florentino Pérez, quien a sus 69 años suma el decimosexto título desde que es presidente (sin contar la sección de baloncesto). El mandamás blanco acumula su tercera Supercopa de Europa en un reinado que viene a darle la razón en su gestión.

Foto: Marco Asensio es felicitado tras marcar el espectacular gol que abrió el camino del triunfo (Reuters)

La inmaculada relación entre dirigente y técnico viene de lejos. La unión perdura desde que en 2001 el marsellés se convirtiera en el segundo galáctico. Cuenta la leyenda que el cortejo arrancó en una cena, previa al fichaje, celebrada en el Principado de Mónaco, donde surgió el encanto. Desde entonces, convivencia perfecta. Uno desde lo más alto; el otro variando el puesto: jugador, asesor, ayudante de primer entrenador, técnico del filial y máximo responsable. Lejos quedan para la pareja los malos tiempos del Castilla, sostenidos en la fortaleza de aguante de Pérez. Primero porque el galo no contaba con la titulación necesaria para dirigir a un equipo profesional en España. Segundo porque debían maquillar el engaño enmascarando la posición como segundo entrenador. Y tercero porque el pésimo arranque encadenó cinco derrotas en los seis primeros partidos del campeonato de Segunda división B.

En aquellos días convulsos, Florentino se casó con la pragmática explicando que cualquier comienzo es duro y sin concesiones, difícil de tolerar para cualquiera. Ni siquiera es sensible con una estrella del firmamento futbolístico. Por eso, mantuvo el tipo y trasladó toda la confianza necesaria a quien en ese instante mostraba debilidad. Sin embargo, en esos primeros meses de zozobra comprobamos la hoja de ruta del incipiente responsable técnico. La primera medida drástica que tomó el francés resultó ser la destitución del preparador físico, Diego Muriarte. Zidane consideró que aquel Castilla fallaba en el progreso físico y que el rendimiento del grupo se estancaba por esta circunstancia. Hoy, la premisa sigue vigente. Les recuerdo que el único fichaje de esta temporada 16/17 resultó ser un preparador físico: Antonio Pintus. Quizá Zidane vive influenciado por su formación italiana en la Juventus. El caso es que concede una enorme trascendencia a esta faceta de la preparación. Que a nadie extrañe entonces que el Real Madrid anote en el minuto 93 y después en el minuto 119.

Un gol in extremis agita el fundamentalismo y entierra a los detractores. Eso le ha sucedido al entrenador del Real Madrid. El gol de Ramos y el posterior de Carvajal, han ocultado el órdago de Zidane al dejar fuera de la convocatoria a pesos pesados relevantes. Si Cristiano Ronaldo se recupera y Pepe retorna de las vacaciones o si Keylor se quedó sin tiempo son casos bien diferentes a las ausencias técnicas de Kroos y Bale. Qué decir de la suplencia de Modric o de la inteligente decisión de no arriesgar con Benzema. Menos llamativa empieza a ser la suplencia de James Rodríguez, a quien el estallido de Asensio lo aleja cada día un poco más del Santiago Bernabéu. Con todo, el Real Madrid se presentó en una final europea sin ocho fijos que por una u otra razón se quedaron fuera de la alineación titular. Y Zidane se mostró sin ambages, sin rodeos, sin falsos circunloquios. Estos chicos son los que se lo han trabajado en pretemporada y son los once que acabaron peleando y ganando la Supercopa. El órdago conllevó un considerable riesgo pero trajo consigo una ventura en el mensaje: el premio al trabajo. Y a fe que resultó. Pepe, Kroos o Bale, sin ritmo ni fondo físico, se limitaron a seguir el encuentro por televisión. El reconocimiento a la segunda unidad quedó patente. Pero sin el gol de Ramos, la lectura hubiera sido única y bien distinta: ¿por qué éstos se quedaron en Madrid?

Foto: Lucas Vázquez fue, una vez más, uno de los mejores del Madrid (Chema Moya/EFE). Opinión

Relevante resultó también la propuesta de Marcelo, tal y como apuntó la 'COPE', a sus compañeros. La idea de arropar al entrenador en la conferencia de Prensa no es habitual, si bien se suele repetir en momentos de máxima euforia. El grupo de nueve jugadores que encabezaron el brasileño y el capitán Ramos dejó patente el agradecimiento de esa segunda unidad a la confianza del entrenador. Esa es la fotografía del partido: la fiesta pública en la sala de los medios de comunicación, con luz y taquígrafos. Todos comprobaron que el líder de ese vestuario es ‘Zizou’, cuyo carisma le valió para ganarse sin fisuras el ánimo de un grupo que había vivido excesivamente encorsetado por otro estilo de trabajo.

Y a todo esto Pogba en Manchester y Sissoko en Newcastle. El fichaje estratégico del primer francés era fundamental para Zidane, que ha demostrado que sabe plegarse también a las decisiones económicas de la entidad. El fichaje del segundo francés, puro músculo para el medio campo, se considera que no mejora lo que tiene el Real Madrid en la plantilla. Morata, Asensio y Coentrao, es decir, tres que ya estaban, son las caras nuevas. Al final, ni De Gea, ni Lewandowski, ni Alaba…pero Florentino no quiere acabar el curso de fichajes sin darse un capricho anual. Eso sí, ahora se ajusta al mercado y evita gastos excesivos. En otros momentos, los dispendios eran necesarios. Pero ahora, título a título, con entrenador consagrado, con otra vez ‘Zidanes y Pavones’ en la plantilla, el mandamás vive tranquilo. Y medita. Con la chequera en mano, otea el mercado. Si bien, esta vez, la oferta que ofrece no satisface al jefe.

Ni en sus pensamientos más optimistas imaginaba levantar dos trofeos en tan sólo ocho meses. Zinedine Zidane, ‘Zizou’ para los íntimos, sigue doctorándose en su carrera como entrenador. Porque no nos engañemos, sólo los títulos te prestigian y te sitúan en ese escalafón de los elegidos. Y el francés acumula dos en un trimestre. Curiosamente, los dos sufridos. Anecdóticamente, los dos in extremis. Paradójicamente, sin ganar los partidos en los noventa minutos. La consecuencia es que las vitrinas de Concha Espina hacen hueco y el Real Madrid agranda su leyenda. Como Florentino Pérez, quien a sus 69 años suma el decimosexto título desde que es presidente (sin contar la sección de baloncesto). El mandamás blanco acumula su tercera Supercopa de Europa en un reinado que viene a darle la razón en su gestión.

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