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Isco, un viaje a ninguna parte
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Antonio Sanz

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Isco, un viaje a ninguna parte

El Málaga le tenía convencido para dejar el Real Madrid el pasado verano. Ahora, una opción es seguir los pasos de Morata, quien se fue a la Juventus para luego regresar

Foto: Isco, durante el partido del Real Madrid contra el Athletic en el Bernabéu. (EFE)
Isco, durante el partido del Real Madrid contra el Athletic en el Bernabéu. (EFE)

Después de tres temporadas decidió que era el momento de darse otro tiempo, pero no a cualquier parte. Con un rendimiento irregular, pero apreciado por el público madridista, Isco estimó que tocaba un cambio de rumbo por las circunstancias del presente. Hablamos del final de la ventana del último verano. Al Real Madrid no le estorbaba en la plantilla, pero el chico se sentía incómodo con su rol poco principal, nada protagonista, bien distinto a cómo llegó al club en julio de 2013. Aquel joven malagueño había liderado la selección sub-21, que a las órdenes de Lopetegui había conseguido el trofeo de campeón de Europa en Israel. Pero el tránsito no ha obedecido a las expectativas creadas. Por eso, decidió que necesitaba darle a la pausa y retornar a los orígenes. Sólo se contempló un destino: Málaga. Su anhelado club se convertía en el único lugar que se planteó para coger aire. Ninguna propuesta era atendida, excepto si surgía la opción de regresar a La Rosaleda. Pero dependía de un tercero. Se añadían también cuestiones personales que forzaban a un movimiento bilateral: o a casa o a seguir aspirando a convencer a Zidane. El viaje no se produjo. El presente sigue abierto. El futuro cada vez más enredado. Crecen las dudas de qué camino elegir. Con 24 años afronta la encrucijada de su vida deportiva: seguir o volar.

Foto: Isco, durante el Real Madrid-Sevilla de la final de la Supercopa de Europa (EFE)

Controvertida resultó la convocatoria de Isco con la Selección española, en la que continúa. A Lopetegui se le ha contestado desde la opinión pública por la idoneidad de citarlo por la presencia interina del jugador en las alineaciones de Zidane. Este era uno de los motivos que forzaba al malagueño a promover el cambio. La llegada del entrenador guipuzcoano al banquillo nacional le abría de par en par las puertas de la Roja por una cuestión de fe. Por eso, el centrocampista optaba por dejarse querer en Málaga. Abdullah Al Thani maduraba la venta de Ignacio Camacho al West Bromwich Albion. La amenaza de la saludable Premier atentaba esta vez en la Costa del Sol. Sin embargo, las exigentes condiciones del jeque impidieron el acuerdo. El recambio para Camacho no era deportivo. La venta del capitán, del jugador franquicia de la plantilla, precisaba un valiente movimiento de ajedrez. Sólo otro nombre propio con galones aplacaría el enfado monumental que masticaba la afición blanquiazul. Por eso, se habló con Isco y se le convenció para abandonar Madrid. Sólo había una condición: que se cerrasen satisfactoriamente las negociaciones abiertas de traspaso.

Pero Málaga y West Bromwich Albion no alcanzaron el acuerdo, con lo que la maleta de Isco se quedó hecha pero sin capacidad de movimiento. Y el Real Madrid, tan contento porque en realidad no le incomoda en la plantilla. El retorno tendría que esperar y el refugio familiar, también. Mientras tanto, la alegría de jugar nuevamente a las órdenes de Lopetegui ha calmado el ánimo del jugador. Este viaje sí le congratula, le devuelve a aquellos buenos tiempos de Israel que le transportaron a Concha Espina, donde ahora se prepara para otro tiempo de reflexión. En esta secuencia de renovaciones que ha emprendido Florentino Pérez se antoja afrontar como necesaria la de Isco Alarcón. El contrato entre las partes quedó rubricado hasta junio de 2018. Por tanto, penetra en un territorio hostil por la proximidad de caducidad. Se sitúa como pieza apetecible para muchos adversarios del club blanco. Los primeros contactos para tratar la ampliación ya se han producido, pero Isco y su familia se lo toman con calma. No es cuestión de firmar cuatro o cinco años más porque sí. Pesa más en este momento las opciones de juego y actualmente son pasajeras o de vaivén.

placeholder Isco celebra un gol con Morata en un partido con la selección española. (REUTERS)
Isco celebra un gol con Morata en un partido con la selección española. (REUTERS)

Entretanto, dos entidades observan con paciencia los movimientos del chico. Un viejo perseguidor y un depredador son los mejor situados. Se trata del Manchester City y de la Juventus. Los primeros mantienen el gusto por Isco desde que Manuel Pellegrini aterrizó en la ciudad. Los segundos han comprobado el éxito deportivo y económico que les suscitó la operación de Álvaro Morata y han decidido emprender el cortejo. Los primeros ya han trazado el plan, que consiste en evitar la renovación del jugador. Si se presenta en el próximo mes de junio sin ampliar contrato, el Real Madrid estará más obligado a desprenderse de él. Por tanto, el precio de venta será más manejable para el comprador. Sin embargo, Isco decidió en su día no seguir al entrenador que tanto le aportó en Málaga cuando aquellas negociaciones estaban prácticamente finiquitadas. La entrada en la partida de Florentino Pérez rompió cualquier avance con los ingleses y Txiki Begiristain se quedó sin jugador cuando en privado se pregonaba su fichaje. El empeño sigue latente con la llegada de Guardiola, circunstancia que agrada al protagonista. Para casi todos los jugadores es un desafío trabajar y destacar con quien consideran un erudito del fútbol. Entonces dijo no porque no quería renunciar a la experiencia madridista. Sin embargo, hoy ya sabe que pulso le marca esta aventura.

Foto: Morata celebra un gol a Turquía en la Eurocopa de Francia. (EFE) Opinión

El espejo de Álvaro Morata, con quien le une una estrecha amistad, suena bien en la mente de Isco. El proceso de formación que aquél emprendió en Italia seduce al centrocampista andaluz. Es consciente de que aumentarían sus prestaciones en un campeonato tan táctico y tan intenso como el italiano. La Juventus es la sociedad futbolística más importante del campeonato con lo que aseguraría títulos y experiencia. Además, el modelo que emplearían los turineses sería calcado al de Morata: compra con opción de recompra para el Real Madrid, idea que también agrada en el Bernabéu tras comprobar el actual satisfactorio rendimiento del delantero. Con estas opciones abiertas, falta saber qué determinación tomará Isco y que desplazamiento elegirá. Quizá la más cómoda sea renovar y mantener la pelea del reto diario que le supone tratar de ser titular en Chamartín. La más intrigante será esperar a que expire el actual contrato. ¿Por qué no aguardar ese momento y remplazar a Iniesta en el club que tanto le cautivó de crío? Entre tanta estación, no olviden las posibilidades del extranjero. En definitiva, demasiados destinos acompañados de las escasas ganas de emprender el viaje… que apunta a ninguna parte.

Después de tres temporadas decidió que era el momento de darse otro tiempo, pero no a cualquier parte. Con un rendimiento irregular, pero apreciado por el público madridista, Isco estimó que tocaba un cambio de rumbo por las circunstancias del presente. Hablamos del final de la ventana del último verano. Al Real Madrid no le estorbaba en la plantilla, pero el chico se sentía incómodo con su rol poco principal, nada protagonista, bien distinto a cómo llegó al club en julio de 2013. Aquel joven malagueño había liderado la selección sub-21, que a las órdenes de Lopetegui había conseguido el trofeo de campeón de Europa en Israel. Pero el tránsito no ha obedecido a las expectativas creadas. Por eso, decidió que necesitaba darle a la pausa y retornar a los orígenes. Sólo se contempló un destino: Málaga. Su anhelado club se convertía en el único lugar que se planteó para coger aire. Ninguna propuesta era atendida, excepto si surgía la opción de regresar a La Rosaleda. Pero dependía de un tercero. Se añadían también cuestiones personales que forzaban a un movimiento bilateral: o a casa o a seguir aspirando a convencer a Zidane. El viaje no se produjo. El presente sigue abierto. El futuro cada vez más enredado. Crecen las dudas de qué camino elegir. Con 24 años afronta la encrucijada de su vida deportiva: seguir o volar.

Isco Julen Lopetegui Zinédine Zidane