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La conjura del doblete: Florentino se acerca al sueño de ser Bernabéu
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Antonio Sanz

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La conjura del doblete: Florentino se acerca al sueño de ser Bernabéu

Era una decisión arriesgada porque podía no ser comprendida ni admitida, pero Zidane decidió afrontarla. Se trataba de convencer a Cristiano Ronaldo para armar un plan

Foto: Florentino Pérez y don Santiago Bernabéu. (Imagen: Enrique Villarino)
Florentino Pérez y don Santiago Bernabéu. (Imagen: Enrique Villarino)

Era una decisión arriesgada porque podía no ser comprendida ni admitida, pero Zidane decidió afrontarla. Se trataba de convencer a Cristiano Ronaldo para armar un plan que lograra dosificar al jugador para que éste penetrase fresco y en plena forma en el final de curso. Las últimas experiencias delataban que jugarlo todo se convertía en un calvario para el portugués que lejos de ser letal se convertía en vulgar. Así sucedió en Lisboa y en Milán. El entrenador lo comprobó primero como ayudante y después como primer responsable. De esta manera, se lo explicaron y así lo han cumplido. Es quizá la determinación más comprometida del galo por a quien iba dirigida, pero tal vez también se ha transformado en la más certera. Los números, además, avalan el propósito: el Balón de Oro consiguió dos goles en los ocho primeros partidos de la Liga de Campeones, dónde lo ha disputado todo. En los últimos trescientos minutos -Bayern, con prórroga, y Atleti- ha logrado ocho dianas fundamentales para la suerte del Real Madrid. El proceso de dosificación queda expuesto: Cristiano Ronaldo descansó en tres de los últimos seis partidos de Liga. Por aquí, la sangría de goles del luso que conduce a la conjura del doblete.

Foto: Algunos de los asistentes al palco durante la semifinal madrileña de Champions. (Fotografías: Baldesca Samper)

Sólo Sergio Ramos se saltó el guion tras ganar al Atleti en el Bernabéu. Como capitán en ejercicio pleno de funciones, habló de hacer historia, de conseguir algo maravilloso, de romper estadísticas. Las preguntas cuestionaban la opción real de alcanzar la doble corona -Liga y Copa de Europa- en la misma temporada, algo que la entidad consiguió en dos ocasiones, si bien lejanas en el tiempo -en 1957 y en 1958-. Pero el grupo cree en sus opciones, admite la gesta como muy probable fundados en que dependen de sí mismos. Además, los resultados secundan la tesis de este éxito con precedentes tan olvidados. Pero no sólo se lo creen, también lo han formulado con la dirigencia. Durante el pasado mes de abril se cerró el acuerdo definitivo de los premios a percibir si lograban el doblete. La comisión de primas formada por Ramos, Marcelo, Pepe y Cristiano Ronaldo mantuvo encuentros con el presidente y el máximo ejecutivo del club para cerrar la cuantía económica. Diversas fuentes coinciden en la cifra: 1,5 millones de euros para cada futbolista si logran levantar los dos trofeos. Junto a la cantidad fijada, los capitanes también han solicitado al mandamás un presente conmemorativo de la gesta, que bien podría ser un reloj que recuerde la cita histórica.

Di Stefano como último protagonista

Hace 59 años que el club persigue repetir la heroicidad de levantar consecutivamente la Copa de Europa. Y precisamente es en este curso cuando más cerca está de conseguirlo. En la temporada 1956-57, el Real Madrid, con Alfredo di Stéfano como máximo goleador -anotó 31 tantos- logró la Liga con cinco puntos de ventaja sobre el Sevilla y el FC Barcelona. La segunda Copa de Europa se conquistó en Chamartín al vencer a la Fiorentina con goles de Di Stéfano y Gento. Un curso más tarde se repetiría la secuencia: la Liga se ganó, otra vez con Alfredo como máximo goleador del equipo, superando en tres puntos al Atlético de Madrid. La tercera orejona se alcanzó con un gol de Gento en la prórroga superando al Milan en Bruselas. Antes habían marcado Di Stéfano y Rial para el 3-2 definitivo.

Las dos únicas conquistas se han logrado en los tiempos de Santiago Bernabéu. Hoy, Florentino Pérez, que siempre ha destacado los logros y los méritos de quien situó al club en lo más alto, se siente un poco más cerca del legendario presidente. Para el empresario, líder social del Real Madrid, encadenar estos dos trofeos y ser el segundo máximo dirigente que lo consigue en la historia de la entidad sería la guinda a su esfuerzo. Pérez entiende que poder dejar este legado lo conduce a la cumbre más alta, a la cúspide, donde habita sin discusión el legendario mandamás. En sus encuentros con los futbolistas les ha dejado claro lo importante que sería para todos poder conquistar en el mismo curso la Liga, el gran objetivo con el que arrancó la temporada, y la duodécima Copa de Europa, cifra de leyenda. Esa ambición es la que ahora queda certificar: primero terminando de completar el trabajo realizado frente al Atlético y después no fallando en el torneo doméstico. Los jugadores son también conscientes de lo que significaría lograr el doblete. De ahí, la conjura de un vestuario que admite que está en plena disposición de ganarlo todo.

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A Zidane le toca bailar con la más fea. El entrenador es quien debe frenar los golpes de euforia del madridismo. El galo ya enfrió a todos tras el triunfo ante el Atleti: Todavía no hemos ganado nada”, sentenció tras doblar la mano, por primera vez con claridad en Europa, al rival capitalino. El mensaje del francés contaba con un destinatario objetivo: el vestuario. No se puede aspirar a ganar el doblete si el equipo pierde la concentración y cada uno empieza a hacer la guerra por su cuenta. Y por ahí, el técnico lo tiene claro. A estas alturas de temporada tiene casi contentos a los once suplentes, que en este tramo arriman el hombro, más si cabe, para la pelea definitiva. Unos envites finales que pueden dar con los últimos días de Zizou en el banquillo blanco. Volver a completar otra gesta puede hacerle entender que su tiempo en Madrid está más que amortizado. Ya lo hizo como jugador. Así que, ¿por qué no marcharse en la cúspide fagocitado por el éxito? Difícil decisión, elegida sólo para los más grandes. Como enorme ha resultado convencer del plan a Cristiano Ronaldo.

Era una decisión arriesgada porque podía no ser comprendida ni admitida, pero Zidane decidió afrontarla. Se trataba de convencer a Cristiano Ronaldo para armar un plan que lograra dosificar al jugador para que éste penetrase fresco y en plena forma en el final de curso. Las últimas experiencias delataban que jugarlo todo se convertía en un calvario para el portugués que lejos de ser letal se convertía en vulgar. Así sucedió en Lisboa y en Milán. El entrenador lo comprobó primero como ayudante y después como primer responsable. De esta manera, se lo explicaron y así lo han cumplido. Es quizá la determinación más comprometida del galo por a quien iba dirigida, pero tal vez también se ha transformado en la más certera. Los números, además, avalan el propósito: el Balón de Oro consiguió dos goles en los ocho primeros partidos de la Liga de Campeones, dónde lo ha disputado todo. En los últimos trescientos minutos -Bayern, con prórroga, y Atleti- ha logrado ocho dianas fundamentales para la suerte del Real Madrid. El proceso de dosificación queda expuesto: Cristiano Ronaldo descansó en tres de los últimos seis partidos de Liga. Por aquí, la sangría de goles del luso que conduce a la conjura del doblete.

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